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EN
cuanto avancen más las investigaciones en el Ayuntamiento de
Marbella, y los arqueólogos de la corrupción excaven el
Nivel Gil como ahora los manuscritos del mar de vivos de
Marisol Yagüe, encontrarán quizá el proyecto de blasón
municipal que un día quisieron adoptar como armas de la
ciudad, cuando alguien vino con el reparo de que la
heráldica de los Reyes Católicos tenía, junto a la Torre de
Puerto Banús, yugos y flechas; obsoletos aperos de labranza
superados en el campo (de gules) por la mecanización
constitucional.
Sobre campo de billetes, billetes verdes, pero qué bonitos
son, ese proyectado escudo heráldico municipal representaba
a un egipcio en actitud trincante.
-Será rampante...
-No, no, trincante: un egipcio de perfil, con una mano
detrás en posición de cazoleta mangona, y otra delante,
trinchante, para llevárselo calentito por suelo y cielo.
Y no quedaba ahí el proyecto heráldico para la Marbella de
Gil. Lástima que no fuera aprobado, como lo fue construir
junto al hotel Don Pepe torres de no sé cuántos mil pisos
para evitar a los huéspedes la siempre molesta contemplación
del mar. Ahora contemplan unas terrazas tendidas de
bañadores y de toallas puestas a secar que da gloria verlas.
Pero sigamos con el escudo marbellero que nunca existió.
Sobre el todo de las egipcíacas y trinconas armas
municipales, una filacteria proclamaba el lema de la ciudad,
que no le fue concedido a Marbella por Rey alguno, como en
otros casos, sino que decidió la Mafia gobernante, en
democrático ejercicio de mayoría absoluta. La filacteria
llevaba un lema nada menos que de Cádiz, de la Cuna de la
Libertad. Un pensamiento político más que adecuado a
nuestros tiempos, que proclamó una noche de Carnaval un
extinto filósofo, El Peñita de Cai:
«Vamos a llevarnos bien... lo que haya que llevarse».
Ahí ha sido su perdición. Cuando Roca impulsó la moción de
censura contra Muñoz y dejaron de llevarse bien, empezaron a
no poder llevarse lo que había que llevarse.
Mas ese lema, ay, campea hoy también, a modo de Plus Ultra,
sobre las armas del Reino. Lo dice la España pasota que con
la que está cayendo le trae absolutamente sin cuidado que lo
de la ETA sea verdad o mentira, y le remanfinfla que el
Estatuto catalán hunda la Constitución. Esa España pasota
está preocupadísima... por pasarlo lo mejor posible en las
vacaciones de Semana Santa, por la cervecita fresca y la
gamba blanca. Esa España pasota del No Passssa Nada dice
como los de Marbella: «Vamos a llevarnos bien... lo que haya
que llevarse». «A vivir, que son dos días», proclama como
espejo ético un programa de radio.
Y Zapatero les dice la frase del Peñita de Cai a los
etarras: «Vamos a llevarnos bien... lo que haya que
llevarse». Y de momento se llevan Navarra, del tirón. Antes
se la dijo, con nocturnidad y alevosía, a Arturo Mas en La
Moncloa: «Vamos a llevarnos bien... lo que haya que
llevarse». Y se llevaron a Cataluña fuera de las lindes
constitucionales del Estado, ¿será por llevarse bien... lo
que haya que llevarse?
Pero nadie dice nada. No Passssa Nada. Quizá, sí, haya una
preocupación, propia de estas fechas. Los hay muy
preocupados porque en Soto del Real no haya ninguna de esas
cofradías históricas que por privilegio de Carlos III
liberan a un preso en Semana Santa. Sería precioso que se
acercara la cofradía, ran, cataplán, y liberaran al preso
Otegui. Con su capucha, claro, como todos los presos que
liberan. Vamos, con el uniforme del cuerpo al que pertenece,
según ordena la gala. Y como sería Jueves Santo, con la
metralleta de la ETA a la funerala.
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