ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


El Ave de tres minutos

EL Ave, aparte de un tren de alta velocidad, es un huevo que lo echa Cascos a freír en la sartén electoral y se lo come ZP cuando llega a Barcelona o a Málaga (¿dónde estará tu carro, Maleni? ¡Qué tapadita te tienen!). De un momento a otro prometerán que, si ganan, llevarán el Ave a Palma de Mallorca.

-¿Montado en un ferry o cómo?

Ah, eso no importa. Es que estoy oyéndolos:

-Y en nuestra política de que los españoles sean todos ciudadanos y ciudadanas libres e iguales, para que los de Mahón no sean menos que los de Antequera, prometemos que llevaremos el Ave hasta las Baleares.

Y saltará entonces ese diputado canario que con su voto en la investidura saca las castañas del fuego:

-¿Y a Canarias no nos van ustedes a traer el Ave? ¿Van a aumentar de esa forma el agravio de la insularidad?

Y el otro:

-¡Oído, cocina! ¡Que sea otro Ave más, para Canarias!

Total, una vez puestos, como lo de Gundisalvo: ¿a usted qué más le da? ¿No van a llevar el agua desde la seca Almería a una Barcelona que de momento hasta embotella el Vichy Catalán? ¿Cómo no van a llevar el Ave hasta Canarias? Como las balas. A la velocidad de Chaves. Chaves, prodigio del arte del buen decir, lumbrera refulgente de la claridad de conceptos y de exposición de ideas, acaba de inventar el Ave... Crem. Un Ave que no es acrónimo de Alta Velocidad Española, sino Hipermegasuperguay de alta. En vez de prometer un Ave a Ceuta, la tierra donde nació por el azar del destino militar de su artillero padre, que hubiera sido lo más normal y lógico en la escalada de manipulaciones de la campaña, Chaves ha hecho algo mejor: meterle la quinta velocidad al Ave. Y llevarlo hasta Cádiz. Pero como las balas. En Cádiz, verdadera ciudad de la gracia, se contaba una historia preciosa. Decían:

-¿Sabes cuándo va a llegar el Ave hasta Cádiz?

-No.

-Pues el día que en Sevilla se le rompan los frenos.

Al Ave ya se le han roto los frenos y los desenfrenos. Porque en el bochorno de vergüenza ajena del último debate televisado andaluz, Chaves prometió que el Ave, si él sigue otros veinte años más como elegido Caudillo de su Régimen, va a llegar de Cádiz a Madrid en un periquete. Lo dijo en tiempos exactos: «El Ave irá de Cádiz a Madrid en tres minutos once». No, aguanten la risa. No me invento nada. Palabrita del Niño Jesús (Caldera) que lo dijo así: que el Ave tardará de Cádiz a Madrid tres minutos once. Una maravilla. Y luego hay desconfiados carcas rancios que les da coraje esta modernidad y no quieren votar a Chaves, con las buenas subvenciones que nos da, con los buenos contratos que nos ofrece a los empresarios que le comemos en la mano. Y con este pedazo de Ave. Dije que al Ave es un huevo que se echa a freír. No: es más bien un huevo pasado por agua. Cuando debatía con Arenas, Chaves decía a cada momento algo que nunca ha dicho nadie, qué original, parafraseando al camarote de los Hermanos Marx: «¡Y dos huevos duros!» No, no son duros los huevos que nos ofrece Chaves. Son huevos pasados por agua. De tres minutos. Exactamente, de tres minutos once.

Y este señor que estas cosas dice es elegido reiterada y mayoritariamente por el autotitulado «viejo y sabio pueblo andaluz». Menos mal que las elecciones andaluzas coinciden con las generales. Así quedan tapaditas y nos evitamos que sigamos siendo la risión de España, y encima con un Estatuto de máximos y de pleno al 15. ¿Se imaginan que el domingo hubiera elecciones en las Vascongadas o en Cataluña y que lo llevaran tan en secreto que no lo supieran en el resto de España? Pues esto es lo que ocurre en Andalucía, servil vivero de votos para el PSOE, donde se aplican las consignas de partido hasta tal punto que los Aves tardan tres minutos en llegar de Cádiz a Madrid. Y en cuanto al proyecto más importante para la región, miren la media verónica con la que Chaves remató su debate del Ave de los tres minutos: «Garantizo que ningún soldado andaluz se verá inmerso en una guerra ilegal e injusta como en la que nos metieron en Irak». Ole. Eso es lo que más preocupa a los andaluces, el Irak. Un mojón para las hipotecas y para la inflación. Ya sabe usted: Irak, provincia de Sevilla. Si el debate es en Andalucía. Y si es en Madrid, Irak, provincia de Rajoy. El Irak del argumentario enterito para él.

 

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