ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


José Tomás sin televisión

JOSÉ Tomás no viene a Sevilla, José Tomás no va a Bilbao, José Tomás no iba a Madrid, pero ya va a ser bueno y va a ir. Tras una mediación nada menos que de los políticos populares que llevan los asuntos del toreo en la Comunidad de Madrid. Por lo visto, que José Tomás toree en Madrid es un asunto de alta política, tema de Estado. Esos políticos que no se tiran al ruedo cuando suben las hipotecas, cuando el sueldo no da para llegar a fin de mes, cuando los pederastas sueltos por culpa de las cadenas de San Demonio de los errores del sistema judicial tienen con el alma en un puño a las madres, no consienten que no se arregle lo de José Tomás en San Isidro. ¿Se imaginan que la Junta de Andalucía se empleara a fondo, con el muy taurino delegado del Gobierno autonómico don Demetrio Pérez Carretero al frente, para que, un poner, Morante se arreglara con la empresa Canorea? ¡Bueno pondría al PSOE la derecha taurina! Le dirían de todo. Y eso mismo, exactamente eso mismo, es lo que ha hecho el PP de Madrid con la empresa de Las Ventas para que el personal no se quede sin un torero hasta cierto punto antisistema, que representa todo lo contrario que el PP, pues se declara republicano y no sé cuántas moderneces más. Y ecologista antitaurino no se declara el gachó porque vive del toro, que, si no también se declaraba, porque eso da mucho prestigio ante sus amiguetes los progres profesionales. Que no sé cuáles son peor, si los progres antitaurinos o los progres taurinos. Ver en una primera fila de barrera a los profesionales titirimundis de la mangoleta y del «no a la guerra» haciendo profesión de fe taurina en la persona de José Tomás es como para perder la afición y quitarse del tabaco y oro.

Ea, ya estaréis tranquilos, señores del PP de Madrid. Habéis perdido las elecciones, pero José Tomás torea en Las Ventas. Eso es como la sesión de investidura del tomismo en Madrid. Tomismo que existe. El tomismo antes era del Aquinate, de Santo Tomás. El tomismo ahora es la moda de José Tomás y el sistema filosófico de sus partidarios, pues lleva a las plazas a todos los que creen que como no estén allí el día de la lección magistral del tomismo, no son nadie.

Pero José Tomás, ay, va a Madrid sin televisión. No quiere que le televisen la corrida. Quiere que la manteca que se lleve sea a pelo, por hacer el paseíllo, no por la rastra de los derechos de imagen que traiga la retransmisión. Lo que para muchos es la vida, la televisión, es por lo visto la muerte para el tomismo, porque el torero no quiere que lo televisen ni muerto. Así hay más morbo... y más cola en la taquilla, y más dinero que saca ese extraño catalán que lo lleva, que no es de ninguna de las tradicionales casas de apoderamiento taurino, sino directamente de la escuela catalana de La Pela a la Buchaca.

A José Tomás le pasa justamente lo contrario que a muchos políticos y que a todo el sistema del chuflerío nacional llamado mundo del corazón, que sin televisión no son nada ni nada. ¿Qué sería de Chaves sin Canal Sur detrás? Pues algo así como José Tomás con televisión. «El aroma no se televisa», sentenció Curro Romero. ¿Será que José Tomás no quiere que lo televisen porque allí no hay aroma ninguno que televisar? ¿Y Manuel Chaves? ¿Por qué quiere Chaves que lo televisen tanto, que no hay noticia del telediario de Canal Sur donde no aparezca? Porque si bien en el toreo el aroma no se le televisa, fuera del toreo la televisión le da el aroma al que no lo tiene. Usted quítele al PSOE de Andalucía la tele, como se la van a quitar a José Tomàs en Las Ventas, que verá en qué quedan las próximas elecciones. Sin televisión quedarían como Cagancho en Almagro... o como Paula aquella tarde que lo vio usted perder los papeles. Y menos mal que Canal Sur saca poquito a los políticos del PP, que así se tapan mejor y no se entera la gente de lo papafritas que son algunos de ellos.

Eso por lo que respecta a la política. Que en cuanto al chuflerío del corazón, ni te cuento lo que serían sin televisión. Serían la misma esencia de su entidad: nada. Es lo que ahora son, nada con cámaras y con «share», cobrando los escándalos por salir en televisión.

José Tomás va a Madrid. No sabe usted lo que me alegro. Yo no digo nada, pero mira cómo a Sevilla no viene.

 

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