Nos hemos quedado con las ganas. Cuando ponía el «Mira quién baila» para ver hacer el ridículo más lamentable a mi querido y respetado José Ortega Cano, que no sé qué hace una figura del toreo como tú en un programa como ése, notaba que a aquello le faltaba algo.

—¿Pues qué va a ser? Un productor amiguete de pata negra de Canal Sur llevándoselo calentito. Total, si los andaluces son mayoría en ese quilombo, que dice Castelo.

No, no era por la parte del mangazo amigo, sino por los ocasionales bailarines. Estaba muy bien la bióloga presuntuosa que se cree Madame Curie. Estaba muy bien la hija de su madre, tan Barbie Morcón, tan metida ya en carnes como su progenitora. Estaba muy bien Julio Salinas, aunque para Salinas, me sigo quedando con las de San Fernando, ahora que Monchi va de soldado salinero. Estaba muy bien Jorge Cadaval, a quien me imagino que ya le habrán levantado un monumento a la entrada del Mercadona de Gines. Estaba muy bien el que se llama como Banderas pero que no es Banderas, ni falta que le hace. Y hasta estaba muy bien la niña de mi admirado empresario José Luis Martín Berrocal, siempre con su Boris al lado como «chevalier servant» y siempre como Panamá y Suez, presumiendo de canal, y que en la tele ha cogido una perra espantosa diciendo que es sevillana, cuando ésta es más de Huelva que las papas con chocos que guisa El Litri.

Pero faltaba alguien...

Hasta que, ¡cataclás!, el Confidencial de ABC le ha dado la razón a mi pálpito: faltaba Celia Villalobos. Y la seguimos echando en falta. Sin la Villalobos, el «Mira quién baila» no es nada. ¿La están viendo, no? ¿Bailando? Bueno, sí, también. Pero fundamentalmente haciendo lo que ha hecho toda su vida: pegando saltos, saltos de cigarrón, sin saber dónde va a caer. Con sus pelos a lo Nekane proetarra cortados con la minipímer, con sus salidas de pata de banco, con ese pasteleo suyo intercambiable perfectamente con el PSOE, con su hueso del puchero y con tós sus avíos, menuda berza podía formar.

Es que no tienen imaginación. No saben que Celia Villalobos podía hacer el ridículo mucho mejor que Ortega Cano, y por menos dinero. Tiene sobrada experiencia en pegar petardos no sólo en la alcaldía de Málaga, en el PP y en el Ministerio de Sanidad, sino hasta en «El club de la comedia» de Telecinco y en «El show de Flo» de La Sexta. Y yo no solamente habría puesto a Celia Villalobos bailando, sino a su marido Pedro Arriola en el jurado, en la labor que tan bien hace en el PP: cobrar más que nadie para que otros peguen el petardo del siglo. ¿No está en el jurado César Cadaval, cuando baila Jorge, su hermanísimo, en plan Hermanos Guerra? Entonces, a ver, ¿por qué no había de estar el marido de la Villalobos en el jurado? Familia que trinca unida permanece unida, y ya ven lo unido que está este matrimonio desde tiempos de Fraga.

Y yo llegaría más lejos. Haría «Mira quién baila» exclusivamente con políticos. Fulminaba las marcas de audiencia. ¿Se imaginan a la Fernández de la Vega vestida de Gilda, bailando el «Amado mío» con un Gallardón embutido en el frac de Fred Astaire? Eso tiene un ver. ¿Y Bibiana Aido? ¿No la están viendo con su sudadera de capucha, sus vaqueros rotos y su gorra de béisbol con la visera sobre la oreja, dándole alegría a tu cuerpo con un baile discotequero de sus paisanos los Andilucas? ¿Y La Sorayita del PP? ¿No la están viendo en plan Sissi tamaño mini, en frufrú de polisones, bailando un vals, un poner, con Chaves, que por su cuna castrense es muy de «Baile en Capitanía» de Agustín de Foxá?

Ahora, que la más deseada, naturalmente, sería La Maleni. Perfectamente intercambiable con la Villalobos. Si han pensado en la Villalobos, ¿por qué no en Maleni? Total, si las dos son de Málaga y ambas expertas en meteduras de pata hasta el corvejón. Y quedaría muy resultona Maribel Montaño, que cada día me parece más una fotocopia chuchurría de Victoria Vera, pero que daría el pego para la parte de la samba. Y María Jesús Montero, con esos pelos, en plan Rosariyo, un exitazo. El programa saldría perfecto. Y si es por poner en el jurado a una gorda salerosa bien metidita en carnes, sin salir del Consejo de Gobierno de la Junta tengo yo una candidata que, vamos, es que rompía el «share»... ¡La que se está perdiendo TVE!