COMO en Sevilla no hay restaurantes, noniná, el alcalde, llevando como cherpa del Himalaya a mi amigo Marchena, ha cogido carretera y manta con su equipo de gobierno y se ha ido a Aracena para almorzar en ese restaurante donde a todos nos han dicho que se come divinamente, pero que, como no somos concejales, no tenemos posición para ir. Supongo que de postre pedirían los famosos tocinos de cielo de Aracena, que según el difunto Cayetano Luca de Tena, máximo experto en tucetología celestial, son los mejores del mundo.

Y como a nadie le amarga un dulce, el alcalde se ha inspirado tela en ese restaurante fantastiquito de Aracena y se le han ocurrido muchas cosas. Del unamuniano «que inventen ellos», nada. Aquí inventamos nosotros. Y así nos va. ¡Inventamos cada parida! Como ésta del «carné del sevillano» que se le ha ocurrido al alcalde en Aracena, no sé si dentro o fuera de la Gruta de las Maravillas. Aunque para maravillas, Sevilla: es maravilloso lo que los sevillanos tragan sin abrir la boca, lo que aguantan sin protestar, lo que soportan sin que se mueva un varal, ¡óle ahí la gente güena pá los que nos gobiernan, vamos a echar la casta en las discusiones de fútbol, que en lo demás ni se chista, que no se oiga una mosca!

El alcalde, que nació en La Rinconada, nos quiere dar a los que somos de aquí el «carné del sevillano».

—¿Y para qué sirve el carné de sevillano?

—Dicen que para evitar la burocracia.

—Pero sacar el carné de sevillano, ¿no es más burocracia?

—Eso digo yo.

Como usted, oh lector, tengo muchísimas dudas sobre el carné de sevillano. ¿Lo darán con examen o por la cara? ¿Habrá autoescuelas para sacar el carné de sevillano? Ese examen, ¿tendrá parte teórica y parte práctica? El teórico ¿será facilito? ¿Dejarán entrar con diccionario, con el Diccionario Torrijos-Español, Español-Torrijos, para comprender las verdades indubitadas de las preguntas ideológicas de la sostenibilidad de la movilidad del por aquí te quiero ver? ¿Preguntarán el camino que hay que seguir para ir desde la Puerta Carmona a la Macarena por la Ronda de dirección y pensamiento únicos? ¿Y el examen práctico? ¿En qué consistirá el examen práctico para que te den el carné de sevillano? ¿Habrá que saber bailar sevillanas, aunque sea con mucho malage? ¿Habrá un ejercicio práctico de saber andar por una bulla de Semana Santa sin que te quiten la cartera ni te cojan el bullarengue? ¿Incluirá el examen ejercicios de grassssia profesional, eso de saber decir «qué arte tienes, miarma», «que no se pué aguantá» y «por la gloria de mi mare»?

Pero cuando en estas cavilaciones estaba me entraron otras preocupaciones «de más calado», que dicen los pedantuelos de las tertulias de la radio. Porque a la misma vez, que diría Donmanué, que anunció lo del carné de sevillano, el alcalde dejó entrever que habrá carné de primera y carné de segunda. Dijo: «Los sevillanos nos dividimos en dos bandos, los que nos crecemos ante las dificultades en los momentos que hace falta valentía y no está permitido arrugarse, y el bando de los tristes, del quejío, de los que se vienen abajo y pierden la fe, en un catastrofismo inútil, estéril y falso».

Colijo que cuando vaya usted a sacar el carné de sevillano, si dice: «Ele mi alcalde güeno, que no se pué aguantá, qué dos cojones le está echando a la crisis», le darán carné de primera. Pero si, por el contrario, es del Bando de los Tristes y se atreve a decir que lo del tranvía es un mamarracho, que la peatonalización es una estafa, que Sevilla está más muerta que nunca, y que a ver si aclaran el nepotismo, le darán, en el mejor de los casos, carné de segunda, o lo suspenderán directamente. Por triste. Y no quiero ni pensar que sea carné por puntos. Porque como sea por puntos, con dos recuadros como éste, aunque yo nací en la calle Bayona y no en La Rinconada, a mí me van a dar el carné de sevillano antier por la mañana.