ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


¿Un urbanismo cachondo?

Como Sevilla es un pueblo, ¡de lo que se entera uno sin preguntar! Yo no sabía que el PP tuviera portavoz municipal. Creía que en el PP municipal todo era Zoido y banco de Bellavista, el único banco al que Zapatero no le ha echado la bronca ni la culpa de la crisis. Pero resulta que no. Que el PP tiene en el Ayuntamiento hasta portavoz municipal.

—Pues tiene que ser un portavoz con poquísima voz, porque no lo conoce ni su padre.

Por eso le tienen puesto un portavoz adjunto, de cuya existencia tampoco teníamos noticia. Este portavoz adjunto se llama Francisco Pérez. Y a propósito del retraso de las obras de las setas de La Encarnación, que van a durar más que las del Metro, ha criticado la puesta en escena de «un urbanismo cachondo» por parte del Ayuntamiento.

El PP debería presentar a sus portavoces adjuntos con libro de instrucciones y traducción simultánea. Yo, la verdad, no sé lo que ha querido decir el portavoz adjunto con lo del urbanismo cachondo. El urbanismo que se está perpetrando en Sevilla no es en absoluto cachondo. Es para echarse a llorar. ¿Le parece cachondo a don Francisco Pérez que estén consiguiendo que Sevilla no se parezca nada a Sevilla y sí mucho a Düsseldorf? ¿Qué concepto tienen el PP y don Francisco Pérez de lo cachondo? No, mire usted: de cachondo, nada. El urbanismo de Sevilla no es como la que se casó con un enano pá jartarse de reír, por muy en alto que pongan las setas de La Encarnación y la Torre Pelli, edificios absolutamente prescindibles y nada cachondos. Lo que han hecho con La Alfalfa, con la Plaza del Pan, con la Avenida, con la Puerta Jerez, con la Plaza de la Pescadería, y sigan poniendo mamarrachos de la modernez, no es en absoluto cachondo, sino tristísimo. Como lo es la coartada de las propias setas de La Encarnación.

¿Saben ustedes para qué dicen ahora que sirven las setas, aparte de para dar por saco a la imagen de Sevilla y para tirar el dinero? Pues para democratizar la visión de la Giralda, toma del frasco. Dicen que gracias a las terrazas de las setas se democratizará esa visión, que hasta ahora sólo podían contemplar los ricos, los que tuvieran un ático o una azoteíta simpática. ¿Usted ha visto mayor demagogia? Porque no dicen que, vale, que desde las setas se verá la fachada norte de la Catedral, pero también, ay, se verá la Torre Pelli pegándole pelli...zcos a la línea de horizonte de Sevilla, como se los pegó el falo enhiesto del puente del Alamillo que te subes a una azotea de la Plaza Nueva mismo y lo ves allí, rompiendo el paisaje. Para lo que a este paso hay que ver, cuantos menos miradores tengamos, mejor.

Así que colijo que lo que ha querido decir el portavoz adjunto del PP es una cosa muy distinta a lo que puede entenderse por «urbanismo cachondo». Ha querido pachequear. Quizá haya querido decir, a lo Pacheco, que el urbanismo, como la justicia, es un cachondeo. Y ahí lleva razón.

Los bares de San Eloy.- Por el Correo de la Guasa (redcuadro@yahoo.es ), Enrique Becerra nos dice sobre las peatonalizaciones: «No hay quien me quite de la cabeza que las grandes multinacionales de la confección están presionando detrás de cada peatonalización. Si al final acaban haciendo la de Asunción, ya verá lo poco que tardan en darles a los comerciantes históricos una jubilación de lujo, disfrazada de traspaso millonario, para sentar allí sus reales. Lo de O’Donnell era previsible. El sevillano siempre preferirá San Eloy para transitar a pesar de ser más estrecha e incómoda. ¿Por qué? Pues muy sencillo: porque en San Eloy hay bares y en O´Donnell, no. Así de simple».


 

 

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