Han ido de tapeo y de copeo. Han vestido de flamenca a la niña. Han visto una procesión de gloria. Han ido al palco del Sevilla. Yo creo que hasta les han pegado la estocá de la feria en Jaylu. Ofú, qué peligro. Hablo de Tom Cruise, de su mujer Katie y de Cameron Diaz. Si yo pudiera, les mandaría con un propio esta razón:

—Por favor, díles a estos señores que mucho cuidadito, que no saben dónde se han metido. Que se empieza así y cuando Tom Cruise se dé cuenta, quieren ponerle un monumento modelo figurita de Lladró y que lo pague la CEA. Díles de mi parte que Sevilla es flor carnívora, que te devora dulcemente sin que lo notes. Y que como ídolos que son, nos les vendría nada mal trabajarse el distanciamiento, que es lo que aquí da prestigio, no dejarse manosear. Aunque les digan que qué se han creído, que son unos vainas y que no quieren ná con nadie. Ah, y díles también de mi parte que tengan en cuenta sobre todo la máxima del alcalde Marqués del Contadero: «En Sevilla, al que se mete en la bulla, le cogen el culo».

Tom Cruise y la compaña se han metido ya en la bulla, así que no le arriendo las ganancias al trasero de Cameron Diaz. Algún achuchón se llevaría la otra noche en el antepalco del Sevilla: que si la foto, que si la entrega de camisetas, y ¡plas! ¡Rabino a la vista! Porque van por Sevilla de simpáticos, de campechanos. Que es la manera más directa para que aquí te acaben tomando por el pitunsereno, y alguien diga:

—Pero, hombre, ¿cómo le van a dar el Oscar a Tom Cruise, si yo tomo café con él todos los días?

Bien es cierto que aún les quedan tentaciones hispalenses en las que espero no caigan de aquí a que termine el rodaje de «Knight and day». Les queda, por ejemplo, ir a casa de Anselma. Es lo que hacen todos los que vienen de fuera y llegan con el manual de instrucciones leído. Los invitas a cenar (en Casa Robles como ellos querían, por supuesto) y cuando estás en los postres de charlita, miran el reloj y muy serios te dicen:

—Supongo que ahora iremos a lo de Anselma, ¿no? Me han dicho que la salve rociera pone los vellos de punta.

A lo mejor Tom Cruise y Cameron Diaz dijeron lo de Anselma, pero se encontraron con alguien como un amigo mío. Este sevillano fino y frío, que odia el sevillaneo y esa Estética del Miarma No Se Pué Aguantá, cuando atiende a unos forasteros a quienes les entran esas ansias irresistibles de acabar la noche donde Anselma, les dice:

—¿Qué día es hoy? ¿Martes? ¡Qué pena! Los martes precisamente cierra Anselma, es el día de descanso.

Día de descanso que, a conveniencia del escaqueo del sevillano, cae en lunes, en miércoles, en jueves. Cuando vaya haciendo falta. No creo que les ocurra así a Tom Cruise y la compaña. Seguro que ya han ido Ancá Anselma. La foto de Cameron Diaz bailando sevillanas o la rumbita de reglamento está al caer. Como ha dado ya la vuelta al mundo la foto de Suri Cruise vestida de flamenca. Y perfectamente además: con un vestido rosa precioso de Lina, los zapatitos de lunares con taconcitos de niña que mi hermana Fina se harta de vender a los turistas en Calzados Catedral y hasta sus zarcillos de gitana. Ahí está el peligro, en la niña. Seguro que más de un sevillanito babosete de una hermandad de barrio que yo me sé se presentará en el Alfonso XIII con una túnica de la cofradía, para que esta Semana Santa la niña salga de nazarena. ¿Cuántos hermanos mayores querrían que Sari Cruise saliera de nazarena en su cofradía? ¡El pleno de Penitencia del Consejo enterito! ¿Que el padre es de la Cienciología y que la niña no está bautizada? ¿Y qué? Eso no importa. ¿No hay cofradías que se tienen a sí mismas por más estrictas que la leche que mamó Mateo Alemán y llevan a gala el Tramo de los Agnósticos?