Rectifico lo dicho a lo largo de este año acerca de los símbolos que mantienen unida a esta España que se quiebra sobre la tiniebla de mi soledad. A España no sólo la mantienen unida el Cortinglés y La Roja. También las campanadas de Año Nuevo en el reloj de la Puerta del Sol. José Luis Carod Rovira y Juan Lapuerta andarán todo el año sentando plaza de separatistas, con la nocturna antorcha de los nazis en la mano, pero en Nochevieja, a la hora de tomar las uvas, ¡zas!, a hocicar se ha dicho ante el centralismo de las 12 para las 12 en el reloj de la Puerta del Sol, que además es el Kilómetro Cero de las Españas.

Aunque las televisiones autonómicas intentan llevar la locura de las 17 Españas a las campanadas de fin de año, el propósito no cuaja. Canal Sur lo ha intentado, dando muchos años las campanadas desde Las Tendillas de Córdoba, en la pretensión de dar la campanada no sé contra qué centralismo sevillano, porque la Puerta del Sol hace muchos años que fue derribada en Sevilla...

—¿Pero en Sevilla había Puerta del Sol?

Sí, señor, que la había, «y por calle Sol no cabe». ¿Usted no ve la calle Sol? Pues coja la calle Sol toda derecha desde Santa Catalina hasta La Trinidad, y allí, en la Ronda, estaba nuestra Puerta del Sol. Sin Kilómetro Cero, que el nuestro está en La Venera, y sin reloj de Gobernación para dar las campanadas de las uvas, pero Puerta del Sol al fin y al cabo.

Decía que Canal Sur ha intentado, a la catalana o a la vascongada, dar sus propias campanadas desde Las Tendillas. Y este año, por aquello de las Cortes de Cádiz de 1810, las retransmite desde San Fernando. Pero son las excepciones. Del mismo modo que en España hay 17 calendarios de vacunación infantil distintos y 17 reglamentos taurinos, no ha cuajado que haya 17 campanadas distintas para acabar el fin de año. Todos tomamos las uvas por la Puerta del Sol. Y hasta que llegó Belén Esteban, por el rito de Televisión Española. Supremacía que se quebrará este año, me pongo lo que quieran, esta mujer logra audiencias propias de partido de fútbol: 6 millones y pico de espectadores tuvo cuando estrenó cara. Los españoles nos dividimos a efectos de estas campanadas de media noche en dos grandes grupos. Que no son derechas e izquierdas, progres y carcas, católicos y agnósticos, sino, a saber:

1.Los que piensan tomarse las uvas con Belén Esteban.

2.Los que piensan tomarse las uvas con la vasca de TVE, esa tía que tiene apellido de jefe del Euskadi Buru Batzar, pero que es como Mari Cruz Soriano en delgado, en larguirucho y sin piano.

Tele 5 será este noche el verdadero portal de Belén, de Belén Esteban, y no esa foto de la madre de Andreíta abriendo la puerta de su bloque (no su casa, su bloque, que es lo propio), que le habrá llegado a usted en siete mil correos electrónicos de guasa. Como en los derbis y en los clásicos del fútbol patrio, hay porras para ver si esta noche La 5 le gana a La 1 por 5 a 1. Con lo cual nos perderemos aquello tan clásico, tan nostálgico y entrañable del primer anuncio del año en TVE. Antes de las privadas, cuando había televisión única (pero no Pensamiento Único), ¿te acuerdas cuando estábamos todos pendientes de ver cuál era el primer anuncio del año, si el de Iberia o el de la Cocacola? Se acabó lo que se daba durante 54 años. Este año no hay primer anuncio del año en TVE. Ni primero del año ni ninguno: han suprimido la publicidad. TVE no emitirá más anuncios, sólo las promos de los propios programas. Una lástima. Ellos se lo pierden. La publicidad forma parte de la información, te pone al día de muchas cosas. Así que esta noche, si quiere usted ser testigo de la Historia, a ver el último anuncio de TVE, que será de Mastercard. Y luego, ¡a la porra TVE! A ver inmediatamente Tele 5, porque hay que ganar la porra de Belén Esteban.