He entrecomillado en el título esta frase porque es textual. Es más extensa. Dice: «La Feria está bien donde está; que cuando llegue el momento tanto el gobierno municipal como la sociedad civil hagan propuestas y entonces se estudiarán, porque la urbanización del espacio para recibir una actividad así requiere una inversión multimillonaria, no es llegar y poner casetas».

La frase está llena de sentido común. ¿Qué necesidad hay de trasladar la Feria en plan salto de cigarrón, sin saber dónde va a caer, con la de asuntos más importantes que tiene Sevilla por resolver, entre ellos la Ciudad de la Justicia y todas las asignaturas pendientes a las que ABC pasaba revista al acabar 2009?

La frase es de darle un óle al que la ha pronunciado. Y se lo doy sin más rodeos. Un óle como una casa. ¿Y saben a quién se lo doy? Pues al autor de la frase, que no es otro que el primer teniente de alcalde, don Antonio Rodrigo Torrijos. No, no se me caen los anillos por elogiar a Torrijos cuando es necesario, y hoy lo es: «Hay que reconocer el mérito allá donde se halle».

Y hecho el elogio en tiempo y forma por ese recital de sentido común con el que a modo de concierto de Año Nuevo en Viena ha estrenado Torrijos el presente 2010 (incluidas las palmas que le hacemos al compás de la marcha de Redisnky), a modo de carta a los Reyes Magos, que ojalá no se mojen esta tarde, vamos a formular unos deseos.

Hombre, la frase de Torrijos de que «la Feria está bien donde está» sería perfecta, redonda y maravillosa si antes ese mismo criterio se hubiera aplicado a todas las actuaciones del gobierno municipal del que es socio y muchas veces cómplice, cuando no instigador de mamarrachadas, disparatones y derroches de dinero, como las tonterías por culpa las dichosas bicicletitas. Y aplicarla no para la Ciudad Efímera de la Feria, sino para la Ciudad Permanente de Sevilla, que es mucho más importante. Cambiando el «donde» de la frase por un «como», si ese criterio hubiera sido tenido en cuenta en todo el mandato de este Ayuntamiento no se habrían cargado a Sevilla como se la han cargado. Les pongo aquí esas frases que nunca fueron pronunciadas, y que nos habrían ahorrado la destrucción de Sevilla en curso. A saber:

La Encarnación está bien como está, y allí no hacen falta inversiones multimillonarias para poner setas de ninguna clase.

La Plaza de la Alfalfa está bien como está, con su mercado de pájaros los domingos.

La Plaza del Pan está muy bien como está, con el encanto cernudiano de sus tiendecitas.

La Puerta Jerez está bien como está, sin inversiones multimillonarias para llenarla de bancos de Ikea para que se sienten los de las raftas a fumarse su porrito.

La Avenida está bien como está, con sus autobuses camino de la Plaza Nueva, que es lo cómodo y lo que da servicio a las personas mayores a las que les encanta darse su vueltecita por el centro.

La Plaza Nueva está bien como está, con su encanto provinciano, sus quioscos, sus sillas y sus niños correteando en torno a San Fernando.

La calle San Jacinto está muy bien como está, y el puente de Triana está muy bien como está.

La calle Asunción está muy bien como está, igual que están muy bien como están la Alameda, la calle Oriente, la avenida Bueno Monreal, la Ronda y Sevilla entera. Ciudad no efímera que es mucho más importante que la Feria y que la han dejado de soneto de Quevedo: «Buscas a Roma en Roma, ¡oh peregrino!,/y a en Roma misma a Roma no la hallas». (Pongan «Sevilla» donde dice «Roma» y esto es lo que hay. Pero No Passsa Nada.)