Obama no es el negro que tenía el alma blanca de la novela de Alberto Insúa y de la película de Benito Perojo. Es el negro que buscaba los brotes verdes. En España, que tiene más mérito. El negro que cuadraba al jefe de Pepiño Blanco. Mami, ¿qué será lo que tiene el negro? Será por su telefonazo o no, pero que hasta que no lo ha llamado Obama, ZP no ha tomado las medidas que debería haber adoptado hace dos años. Los brotes verdes se han quedado en estas medidas de a buenas horas, mangas verdes. ¿Cuántos parados nos podríamos haber evitado si desde la campaña electoral del 2008 hubieran tomado estas medidas de cajón que había que adoptar por cajones, en vez de marear la perdiz negando la crisis primero, diciendo luego que era una desaceleración y repartiendo más tarde 400 euros por barba, cheques bebés y Planes E para no dejar una acera viva?

Y vuelvo a lo que citaba ayer: tenemos el peor gobierno y la peor oposición en el peor momento. Lo que ha hecho ahora ZP es justo lo que en el famoso debate televisado de aquella campaña electoral le dijo Pizarro a Solbes que había que hacer ¡en 2008! Los mangas verdes del poder han perdido dos años en esperar que los brotes verdes surgieran solos, como las amapolas en las sevillanas rocieras. Y a los mangas verdes huevones del PP no se les ha ocurrido pegarles a sus adversarios en toda la boca con el vídeo de Pizarro. Cuanto ha ocurrido lo anunció Pizarro. ¿Y qué hizo Rajoy con Pizarro? ¿Ponerlo en un altar? No, amargarle la vida, para que no le hiciera sombra a su blandenguería.

Qué vergüenza, que el Gobierno haga ahora lo que tenía que haber hecho hace dos años, y sólo cuando Europa le ha leído la cartilla y Estados Unidos le ha pegado la bronca. La conjunción planetaria que anunciaba Leire Pajín era esto: Obama llamando al orden al que roneaba tanto de presidencia de turno de la Unión Europea. Y, encima, toqueteando el gasto social, como había que hacer, cuando se hartaron de decir que era intocable. Así que ahora, cuando ya tenemos 4,6 millones de parados y un déficit de caballo, congelan las pensiones, eliminan la demagogia del cheque bebé, reducen el sueldo a los funcionarios, se lo bajan a los ministros, bajan en 600 millones la ayuda al desarrollo y en 6.045 millones la inversión pública, e imponen un ahorro adicional de 1.200 millones a las comunidades autónomas.

Y ahí es donde quería llegar. Por mucho grifo de derroche que cierren en Madrid, hay en España 17 grifos a los que había por lo menos que cambiarles la zapatilla, porque no hacen más que gotear despilfarros. Verbigracia, las lámparas a 8.000 euros de San Telmo. Obama tenía que haber llamado no sólo a ZP, sino especialmente a los 17 presidentes, 17, de las 17 autonomías, 17. Tenía que haberle pegado un telefonazo a Montilla, para que en Cataluña no derrochen en chorradas de inmersiones y ajogaíllas lingüísticas el dinero que les da España para que no dejen de ser España, que lo de los catalanes es como el impuesto revolucionario de la ETA, pero sin Bar Faisán. Obama tenía que haber llamado a todas las autonomías, para que dejaran de tirar el dinero. Y a Griñán. Haberle dicho a Griñán que de momento cierre esa máquina de derrochar dinero público que es Canal Sur, y que le pegue el cerrojazo inmediato a las innecesarias empresas públicas de la Junta, duplicado absurdo de la Administración autonómica que no sirve más que para colocar cesantes y paniaguados y obviar el control del gasto por parte del interventor. Y que en adelante los 60 millones de San Telmo los emplee, por ejemplo, en reflotar los astilleros de Sevilla y Huelva. Muchos estaríamos dispuestos incluso a pagarle a Obama la conferencia con Sevilla para que meta también en cintura a Griñán y a sus derrochones de la Junta.