ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


La Reina y la toalla de Puyol

Hasta ahora, cuando hacían una foto oficial de la selección nacional de fútbol, los titulares del Combinado Hispano-Barsa aparecían trajeadísimos, maqueadísimos, hechos un pincel, como un anuncio de ropa de Emidio Tucci para el Cortinglés. Mas a pesar del golpe de traje y corbata, quedaban luego como si Cagancho hubiera tenido que jugar en Almagro unos octavos de final del Mundial: vuelve a casa sin Navidad.

Esta vez es distinto hasta el aliño indumentario. Hasta ahora no he visto trajeado más que a Vicente del Bosque. ¿Por qué los entrenadores están en la banda disfrazados de ejecutivos del Santander? España ha hecho muchas rayas en el agua en este Mundial, pero quizá su mayor aportación ha sido a la historia del protocolo real, gracias a Puyol. En esta Monarquía sin monárquicos donde la gente habla de usted o incluso de tú a los Reyes (y los Reyes se dejan), el personal está muy preocupado empero con el atuendo que debe ponerse ante el Soberano. Cuando se anuncia una visita oficial de los Reyes, ¿qué digo yo?, a una empresa, a una Universidad, a un algo, las señoras que van a tener que saludarlos se van primero a la peluquería y después las cajas de Zara echan humo:

—¿Tú qué te vas a poner para lo de los Reyes?

Puyol terminó con ese cuadro en el vestuario, tras la victoria sobre Alemania. Allí dictó Puyol una nueva norma para el protocolo de la Casa del Rey. Igual que cuando los Reyes invitan a Palacio ponen en la cédula de convite lo de «caballeros, traje oscuro; señoras, vestido corto», Puyol debió de poner en su ágrafo protocolo del vestuario: Reinas, vestido rojo con bufanda amarilla; goleadores, taparrabos de toalla». No, Puyol no recibió a la Reina con la toalla tapando sus partes pudendas. Iba de taparrabos de toalla. Así sólo se puede aparecer si se está participando en «Supervivientes» o si se le ha marcado a Alemania un gol de cabeza que nos ha metido en la final.

Como se cuenta de Alfonso XIII que se bebió el agua con limón del cuenco de limpiarse los dedos tras una mariscada para no dejar en mal lugar a aquel alcalde cateto que se la había zampado, mucho me temo que el tacto de Doña Sofía vaya por ese camino. Y que cuando llames a Palacio para preguntar qué te debes poner para una recepción regia, tenga dadas órdenes para que los edecanes te recomienden:

—Puede venir usted con una toalla mismo, como Puyol.

Tanto hablar de La Roja, y lo importante en Sudáfrica ha sido en verdad La Blanca: la blanca toalla de Puyol recibiendo a la Reina tras la victoria. No me preocupa saber cuántos goles le vamos a marcar hoy a Holanda, oé, Holanda ya se ve. Me preocupa saber de cuántas toallas ante la Reina va a ser nuestro triunfo. Porque el protocolo de la Casa de Su Majestad establece ya que todo el que marca un gol decisivo para España tiene derecho a aparecer en toalla-taparrabos ante la Reina. ¿No había caballeros cubiertos ante el Rey? Pues ahora a quienes han hecho un gran servicio a España marcando un gol se les concede la merced de futbolistas en toalla ante la Reina. Espero que esta noche en Johannesburgo la Reina pueda felicitar en el vestuario, a pie de ducha, por lo menos a tres nobilísimos caballeros despelotados con toalla-taparrabos para que no se les vea el pulpo.

 

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