ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Espadas ya zoidea

Lo siento, pero una de mis aficiones es acuñar verbos e inventar neologismos. Igual que otros son aficionados a jugar al golf en Pineda o a machacarse con el pádel en Antares, me encanta inventar palabras. Algunas hicieron fortuna, como Mienmano. También he inventado muchos verbos, como «gunilear», pintar la mona en la Marbella de la jet-set. La realidad, gran creadora de la lengua, me da ahora los mimbres para el canasto de un nuevo verbo: «Zoidear». Zoidear es aguzar el ingenio para defender una idea política desde la oposición, como durante muchos años, dale-que-te-pego, hizo Zoido frente al omnímodo poder municipal del buque-insignia del PSOE.

Zoido practicó un modo de hacer oposición basado en la micropolítica, en las pequeñas grandes cosas. No es nada nuevo. Ese amor por los azorinianos «primores de lo vulgar» es el que en Cádiz le da repes las mayorías absolutas a Teófila Martínez. Lo he visto con estos ojos de contemplar puestas de sol en La Caleta. Con sus zapatones, su bolsazo fláccido y su fulard, va Teófila pateándose Cádiz cada día, y en La Viña, por ejemplo, la para una maría. Que le da dos besos y le dice:

—Teo, chocho: ¿ves esa farola que hay ahí, la que está porsima de la ventana del partidito de mi vecina Carmeluchi? Pues hace lo menos una semana que tiene la bombilla fundida...

Y Teo va, y saca del bolso una libreta y un boli, y lo apunta. Y esa misma tarde la vecina de Carmeluchi ve con sastisfacción que viene un tío del Ayuntamiento con una escalera y se pone a arreglar la farola. Que a la noche reluce más que el faro de San Sebastián. Y cómo presume esa maría contándoselo a todas las vecindonas:

—Es que en el hueco de la mañana pasó ayer por aquí la Teo, y voy y le digo: Teo, a ver si nos arreglas la farola, chocho... Y como la Teo me hace siempre tanto caso a mí...

Eso mismo es lo que año tras año, madrugón tras madrugón, barrio a barrio, hizo Zoido en Sevilla. Aunque yo me cachondeara de él con el banco de fundición que le puso en Bellavista a una prima sevillana de la gaditana vecina de Carmeluchi. A la vista están los magníficos resultados que le ha dado a Zoido zoidear por los barrios: 20 concejales con 166.040 votos; 66.872 votos más que los 99.168 del PSOE de Espadas. Y otra cifra, apabullante: la diferencia de votos que le ha sacado Zoido a Espadas equivale a 2,7 veces los que obtuvo el Tío de la Mariscada, que de sus famosos 25.772 votos con los que mangoneaba en el gobernante Pacto de Perdedores bajó a sólo 24.066.

Espadas, que no tiene un pelo de tonto, ha comprendido que para llegar a la Alcaldía hay que zoidearse los barrios. Y ya zoidea por ahí. Ha empezado por zoidear con las agrupaciones socialistas perdidas. Como son unos magos de la comunicación, no se ha sabido que una de las causas de la derrota del PSOE fue la división interna en las agrupaciones de los barrios, entre los nuevos del aparato de Viera y los antiguos monteseirinistas, que rima con Bellavista. Donde hubo dirigente del PSOE que pidió el voto en blanco antes que apoyar a Espadas. O sea, que Espadas va a empezar por donde Zoido terminó: por el famoso banco de Bellavista. Ha comprendido Espadas que para llegar a alcalde antes hay que zoidear tela, gongorinamente, amarrado al duro banco de la galera turquesca de cada barrio: «Ambas manos en el remo/ y ambos ojos en la tierra».

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