ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla,  9 de septiembre de 2016
                             
 
La calor A.C.

Este "A.C." que acabo de poner en el título no es "antes de Cristo". Ni tampoco "antes de Curro", según uso del fotógrafo y diseñador Antonio Esquivias en el homenaje que le sigue dedicando a Curro Romero en su anual y personal cartel de Feria. En vez de 2015 o 2016, pone "Año XV d.C." o "Año XVI d.C.". Que significa, obviamente, "después de Curro". Después de aquella silente despedida en la plaza de La Algaba en octubre del año 2000, cuando se fue de pronto "sin anunciar que se ha ido", como canta Benito Moreno en su obra dedicada a los sevillanos verdaderos, por tristes, aburridos y si me apuran, hasta su reglamentaria mijita malajes, ¿no, Eusebio León?

Este "A.C." que acabo de escribir en el título y de negar dos veces, como si fuera, más que San Pedro (que está muy tranquilito el hombre con su llave de hierro en la mano en la Puerta del Perdón) un Sánchez cualquiera diciéndole a Rajoy que "no es no", igual que Los Bravos cantaban que "Black is black". Título que ahora convendría traducir por "Black is Panamá", donde tiene el parné el director manchego de la cabeza gorda al que en vez de liarle la del tigre como a Soria (el evasor con nombre de banda de palio sevillanísima), van y escogen una película suya para que represente a España en los Oscar, ¿no te digo lo que hay?

Que con tanto circunloquio y tanta actualidad pisándote los talones y haciéndote hervir la sangre no acabo de decir qué es este "A.C." del título, joé. Es, sencillamente, "antes de Carrier". Antes que el señor Carrier, como comentábamos ayer, inventara el aire acondicionado y nos hiciera a los sevillanos la vida más agradable en los días del almanaque quinteriano de las temperaturas veraniegas: "El calor, la calor, los calores y las calores". Hoy voy a considerar el asunto por el otro lado; por la otra cara del simbólico Jano de lo alto de la fuente del patio de la Casa de Pilatos. (¡Menuda fuente si Don Poncio la llega a coger por palangana!) Carrier nos ha puesto a todos más fresquitos que la mar y va a hacer rica este verano a Endesa. Pero no nos damos cuenta de que el aparato de aire acondicionado se ha cargado la vieja cultura popular sevillana contra la calor. Las técnicas de combate contra la calor. Lo de las velas, ya vieron: como ahora no las ponen correderas, y por la noche no se abren, lo que hacen es reconcentrar la calor de todo el día, y si pasas a las 11 de la noche por la calle Tetuán hace lo menos 8 grados más que a esa misma hora en la Plaza Nueva, abierta al fresquito.

En Sevilla había una cultura contra el calor que se la ha cargado de un plumazo el aire acondicionado. Por ejemplo, la vieja costumbre de cerrar todas las ventanas y balcones de la casa en cuanto amanecía, para que no entrara la calor, y quedara todo agradablemente fresquito y oscurito, conservando la temperatura de la prima mañana. Y luego, a sol puesto, cuando empezaba a correr la marea, entonces se abrían los balcones. Y se establecían las corrientes. Un arte: abrir los balcones según y cómo, unos de par en par y otros cerrados, para que se establecieran corrientes de aire dentro de la casa.

¿Y las persianas? ¿Y los esterones? ¿Y las marquesinas? No es que yo quiera hacerle la propaganda a Persianas Alfalfa ni a Toldos Quitasol, pero, Currito, hijo, desde que le has dado el botoncito que pone en marcha el aire acondicionado, los sevillanos ya no sabemos luchar contra la calor como no sea de la mano del señor Carrier. Lo que acabo de cavilar quizá sea una tontería, pero yo lo tengo como una pérdida, e importante, de nuestra riqueza etnológica, de nuestra cultura popular. Con palabras del sevillano ombliguista viajando por el extranjero, diría que donde esté un buen esterón con el balcón cerrado durante el día, un buen búcaro fresquito, un buen abanico y una buena corriente de lado a lado de la casa al ponerse el sol, que se quite el señor Carrier. Y, además, no había que pagar un duro a Endesa. Todo lo más, el dinero del fluido que hacía girar el ventilador en el comedor durante el almuerzo con obligado gazpacho fresquito de postre.

 

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