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Ramón Perelló
 

Ramón Perelló (1903-1978)

Vida y obra del autor de "Mi jaca" y "La bien pagá", entre otras muchas otras canciones

ofrecida por gentileza de Francisco J. Ródenas Rozas  Correo del autor para consultas Correo

VERSOS Y DESTINO: EL FADO PORTUGUÉS Y LA COPLA ANDALUZAnewchico.gif (899 bytes)¿Quién hace esto?     Ir a la página principal del sitio de Antonio Burgos

Letra de "Mi jaca"    Letra de "La bien pagá"   Letra de "La falsa monea"

GUIA DE RAMÓN PERELLÓ EN INTERNET (clic aquí)

RAMÓN PERELLÓ, HIJO PREDILECTO DE LA UNIÓN.-  Ramón Perelló, el "letrista rojo" ha sido nombrado Hijo Predilecto de La Unión, su ciudad natal, a título póstumo,según acuerdo plenario de 31 de Julio de 2008.Su hijo, Ramón Perelló Herranz, acudió a recoger el título en sesión solemne del pasado 3 de Diciembre de 2008.        Por fin, 30 años después de su muerte ya figura en el Olimpo local.  Enhorabuena a todos los copleros. Gracias, Saludos, F. Ródenas franciscorodenas@telefonica.net

CIEN AÑOS DEL AUTOR DE "MI JACA": LAS VIDAS DE RAMÓN PERELLÓ (1903-1978)

por Francisco J. Ródenas Rozas,

Archivero Municipal de La Unión

A la memoria de mi padre, José Ródenas Meroño,mi raíz en el mundo

***Texto de la conferencia pronunciada el viernes, 8 de Agosto de 2003, en el Salón de Actos del Museo Minero de La Unión, en el marco de las actividades culturales de la XLIII edición del Festival Internacional del Cante de las Minas.

PRESENTACIÓN

El poeta Manuel Machado sentenció en un romance:

"Hasta que el pueblo las canta,
las coplas, coplas no son
y cuando las canta el pueblo,
ya nadie sabe el autor..."

Tal afirmación se hizo carne en uno de nuestros paisanos, cuya obra y cuya figura resultan casi absolutamente ignoradas en su propio pueblo, a pesar de tratarse del más universal de los autores unionenses.

En efecto, si la medida de un autor resultara del grado de difusión de su obra y de su arraigo popular, nos hallaríamos, sin lugar a dudas, ante un talento incomparable. En efecto, ¿quién no ha escuchado, cantado o tarareado alguna vez canciones como "Mi jaca", "La bien pagá", "Falsa monea", "Échale guindas al pavo", "Los piconeros", "Soy minero", "Adiós a España" o "¡Ay mi sombrero!"? Nos referimos al autor de las mismas, Ramón Perelló. Letrista ("cantablista"), músico, poeta en fin, que confirió cuerpo, es decir, alma y sustancia, carne y hueso a algunas de las más populares melodías de la canción española difundidas por todo el mundo.

Quiero presentarles, por tanto, a un paisano extraordinario, a un unionense de talento sorprendente y, también, de asombrosa peripecia vital. El próximo mes de Octubre, metidos en las fiestas patronales del Rosario, se cumplirán cien años del nacimiento de Ramón. Hace muy poco, a finales de Julio, se contaron veinticinco desde su muerte. Doble aniversario (centenario, cuarto de siglo, respectivamente), razón más que sobrada para el encuentro con la cultura, con la fiesta de la cultura.

Porque, señoras y señores, les invito a una fiesta que toma razón de la copla y del "unionensismo" de nuestro personaje. Un hueco para la copla en medio del Festival del Cante; canción y cante, hermanos gestados en la misma matriz popular, en la misma ansia atropellada que invoca la voz del pueblo cuando quiere hacerse oir. Por la copla, estos folios que son, a la vez, relato y homenaje personal.

Año 2003: cita de aniversarios. Cien años de Ramón Perelló, nacido en 1903, precisamente cuando se plantaba en La Unión la primera piedra del antiguo Mercado Público, hoy sede del Festival. La figura del compositor unionense ofrece, además, interesantes perfiles añadidos, porque, observando el curso vital de Ramón, comprobamos que "Perelló albergó muchos mundos". A saber: huérfano de minero, vecino de Las Herrerías, poeta de nacimiento, músico intuitivo, flamenco del alma, proyecto de cura, meritorio circense, bohemio madrileño, revolucionario feroz, anarquista sin remedio, rojo, muy rojo, preso político con Franco, coplero de éxito, señor del rumbo y del tronío, ferviente católico, talante encantador de gran carácter y fino caballero español tocado con sombrero de ala al estilo cordobés. Tal es el retrato de urgencia de los muchos mundos de Ramón Perelló.

EN LA CALLE BAILÉN, DONDE HABITAN LAS MUSAS. PRIMEROS AÑOS

La calle Bailén, en el corazón de la ciudad minera, debería ser rotulada de nuevo como "Avenida de los poetas"... o "de los artistas". Así lo decidieron las musas hace siglo y pico, cuando allí instalara sus reales la familia Pujol, en cuyo seno nació el brillantísimo escritor y periodista Juan Pujol Martínez. También en la calle Bailén regentó negocio de venta de vinos y aguardientes Antonio Grau Mora, "El Rojo el Alpargatero", reconocido patriarca de los cantes mineros. Por aquellas fechas, en la misma vía, en su número 10, residió la familia Cegarra Salcedo y, en ella, dos escritores inolvidables, Andrés y María, compartiendo domicilio con el de la excepcional Editorial Levante fundada por Andrés.

Además, por lo que hace al caso, la calle Bailén de la ciudad de La Unión, debería figurar en todos los directorios del sentimiento como cuna de la copla española por haber nacido en ella, hace un siglo, Ramón Perelló Ródenas (por cierto, ningún parentesco con quien les habla, pura coincidencia de apellido).

No hay unionenses de pura cepa porque una de las señas de identidad de la villa minera es su condición como inestable cruce de destinos convocados por el afán de prosperidad. De este modo, las raíces del unionense Ramón Perelló Ródenas se hunden, por un lado, en los campos de Corvera y Pozo Estrecho, de donde era natural su padre, Ramón Perelló García, y, por otro, en las planicies de Alicante, poblaciones de Monforte y de Monóvar, cuna de su madre, Virtudes Ródenas Berenguer.

A las ocho de la mañana del 11 de Octubre de 1903 nació Ramón Perelló en la casa número 29 de la calle Bailén, cuando La Unión y su Sierra se erguían camino del apogeo. Era el sorprendente tiempo idealizado en el que congelamos el mito de La Unión, ciudad de historia desbordante en la que todos los excesos resultaban posibles.

Orígenes obreros: el padre manifiesta oficiar como minero (luego, como "empleado"); su madre, "ocupada en las faenas propias de su sexo", "ama de casa" en la terminología actual. Estancia en el Seminario de San Fulgencio de Murcia (1916-1919), donde estudió Latín y Humanidades, no así los cursos superiores de Filosofía y Teología, condición del presbiterado. A pesar de ello, Ramón conservó durante toda su vida un ferviente sentimiento religioso superado por su vocación poética (hasta el final de sus días observó la práctica del rezo cotidiano del rosario). El unionense destacaría por sus calificaciones en Historia Universal y –signo premonitorio- en la asignatura de "canto figurado".

El tiempo de reclusión desembocó inmediatamente en una resolución inaudita. De regreso a La Unión, el joven Perelló planeó el definitivo abrazo a la vida con todos sus misterios. La abigarrada villa minera le anticipaba la maravilla de un mundo colosal aún por descubrir y aquel afán se hizo ansia con el paso calmo de los días.

Desde niño, Ramón había sentido fascinación por el circo. La espectacular cabalgata que anunciaba a cada compañía convertía el desfile en un irresistible canto de sirenas: la parada de acróbatas, equilibristas, payasos, caballos, monos y elefantes por la calle Mayor desparramaba a su paso un torrente de magia incomparable capaz de toda la poesía del mundo. Pero, sobre todo, aquella caravana se le ofrecía como un fascinante asidero de la voluntad. La vida le acogotaba en el rigor de su casa y la calle le presentaba el ancho mundo como en un escaparate. Y no hubo remedio. Perelló se enroló como esforzado meritorio de una "trouppe" de saltimbanquis. Nada que perder. La estancia de la Compañía Royal Villani en la ciudad minera era la ocasión propicia para emprender el vuelo, ajustar cuentas con la vida y llenar sus ojos con todas las novedades que procuraba la libertad.

Aquellos años de aprendizaje (intelectual y vital) le confirmaron en su primera y más genuina llamada, la de la poesía. Y fue a partir del bagaje folclórico adquirido en su infancia unionense según confesión propia: "...los tercios del cante que de zagal escuché a aquellos mineros de antes". Luego, entre latines, historias, retóricas y aritméticas, en la frontera de 1920, bien pudo comenzar a trotar por su magín la jaca que luego galoparía con total prestancia caminito de Jerez.

Ramón fue arrebatado definitivamente por el imán de la música popular con un entusiasmo que nunca dejó de reconocer. Así, en la Cartagena republicana durante los primeros meses de la Guerra Civil Española: "Confieso mi pasión por el cante. Si es un delito, delincuente soy. Que me pongan griyete y me echen la perpeuta. Me gusta la copla gitana, la mueca trágica del cantaor, el desgarro del cante y el fondo, siempre interesante, de la letrilla flamenca. Admirador ferviente de esta Andalucía cantaora y rebelde, quisiera saber cantarla como la cantan estos jilguerillos que revolotean alegres entre las cuerdas de la guitarra. ¡Amar a Andalucía y poder recordarla siempre envolviendo su recuerdo en un tersio por seguirilla..!." ("Cartagena Nueva", 28-2-1937).

LA BOHEMIA. EN MADRID CON JUAN MOSTAZO. PRIMEROS ÉXITOS

Trayectoria personal oscilante, plena de zigzagueos hasta encaminar definitivamente sus pasos por el camino de la creación literaria. Como en las películas, con una comedia bajo el brazo, Ramón proyectó su asalto a la gloria desde Madrid. El mismo Perelló admitió haber vivido el tópico del autor primerizo que recorriera los despachos de empresarios teatrales de la capital en busca de una oportunidad para el estreno.

Fueron los tiempos de la que él llamaría con nostalgia su "dorada bohemia madrileña", cuando, en medio de la frustración y de la soledad, sólo el recuerdo de Cartagena y de la antigua Herrerías le acompañaba, a la vez, como consuelo y como añoranza.

Durante la década de 1930 cuajó la relación profesional entre el letrista Ramón Perelló y un músico excepcional, el sevillano Juan Mostazo Morales, también nacido en 1903 (nuevo centenario ilustre), instalados ambos en Madrid (Mostazo en su estudio de la calle de la Chinchilla). La colaboración entre artistas deparó, desde los tiempos de la Segunda República, muchas de las canciones que alimentaron la historia sentimental de los españoles de varias generaciones.

El primer cantable escrito por Perelló pasa por ser la más popular de sus obras: "Mi jaca". El poeta de La Unión ofreció esta letra a varios compositores hasta que el maestro Mostazo acertó con su música y la convirtió en el pasodoble inmortal que conocemos. La canción fue estrenada por la mítica Estrellita Castro, con cuya figura se asoció para siempre, en el Coliseum de Madrid, en 1933. Nuevo aniversario: "Mi jaca", probablemente, la canción más tarareada de la música popular española, cumple ahora 70 años.

"Mi jaca
galopa y corta el viento
cuando pasa por El Puerto
caminito de Jerez..."

Proyectado hacia la gloria con treinta años, Perelló acababa de entrar con un bombazo en la historia de la copla: "Mi jaca" recorrería el mundo entero arrastrando consigo los nombres de sus autores. También en las voces de Angelillo, de Marujita Díaz y hasta de Raphael (sin embargo, muy pocos saben aún hoy que la ocurrencia de la jaca que galopa y corta el viento caminito de Jerez nació del talento de un paisano de la calle Bailén).

Del trabajo conjunto entre el poeta de La Unión y el maestro sevillano resultaron, durante los años de la Segunda República, otros títulos también clásicos: "La bien pagá", "Falsa monea", "Échale guindas al pavo", "Los piconeros"...

"Gitana que tu serás
como la farsa monea
que de mano en mano va
y ninguno se la quea...".

La fructífera cooperación Perelló-Mostazo fue truncada por un golpe seco. Durante 1938, Juan Mostazo había visitado varios países europeos y, de nuevo en España, a finales de ese año (17 Nov.), falleció repentinamente víctima de un ataque de uremia en la Sevilla ocupada por los nacionalistas desde los inicios del conflicto. Tenía 35 años y un talento que sólo la muerte pudo cercenar. Ramón había perdido a su colaborador más inspirado.

RAMÓN PERELLÓ, POETA DE TRINCHERA

Entre tanto, la Guerra Civil Española venía convocando a todos los idealistas del mundo. También a Ramón. El quebranto de la Guerra hizo romper filas a los intelectuales y artistas españoles. Músicos y poetas de diversa filiación ideológica, colaboradores antes del estallido, debieron alinearse, tomar partido, elegir con tiento el territorio de su actividad. Ramón apostó por el ideal. Siendo letrista de éxito arriesgó su carrera, dejó Madrid y regresó a su tierra. Según confesión propia: "A esta ciudad [Cartagena] me trajo la Revolución..." ("Cartagena Nueva", 2-7-1937).

Desvela entonces Ramón su vena más apasionada, sus tintes más hondos, la radicalidad de su único compromiso con la libertad. Y se enroló, ¡vaya que si se enroló!... Ramón descubrió su puesto de combate en un periódico convertido en trinchera del antifascismo, "Cartagena Nueva", Órgano de la Federación Comarcal de Sindicatos Únicos, diario de inspiración libertaria; esto es, Ramón Perelló se nos muestra como anarquista confeso, puesta su pluma y toda su capacidad de movilización al servicio de la causa de la libertad. Tal fue su credo manifiesto en los dos últimos años de la contienda: "Torpe de mí, que no quiero mandar ni ser mandado..." publicaría en su diario.

Paralelamente, en este mismo tramo de la República en llamas, Arturo Perelló Ródenas, hermano del poeta, figura como concejal del Ayuntamiento de La Unión en 1937 representando al partido de la Juventud Socialista Unificada.

La adhesión de Ramón a la causa antifascista fue rotunda, inequívoca y, aparentemente, inquebrantable, asumida con arrollador entusiasmo juvenil. Sus escritos en el periódico que llegó a dirigir no ofrecen dudas: "¡Ay, si la luna sintiera, la luna sería anarquista..." (CN 16-3-1938). Palabra al servicio de la idea. La poesía como dardo afilado y palanca con poder transformador. Para los "poetas militantes" de nuestra guerra, "el poema es no sólo arte, sino también arma, instrumento; es decir, acción sobre el mundo..." (Salaün).

Intensísimos meses en la Cartagena de retaguardia. Armado de pluma eficaz, Perelló no sólo animaba las secciones poéticas de su diario, las llamadas "Gazpacho andaluz", "Cancionero libertario" y "Romancero libertario"; al mismo tiempo, escribía en el periódico "Liberación" de la CNT de Alicante y en el "Diario de Cuenca", órgano del Partido Comunista, ésta vez bajo el seudónimo de "Romancillo".

"Tres, eran tres los hijos del fascio.
Tres, eran tres y los tres borrachos.
Borrachos de sangre, borrachos de crímenes.
La actitud del Trío de la Bencina, Alemania, Portugal e Italia,
es la del beodo incorregible..." (CN 20 Feb. 1937).

De este modo, Ramón Perelló fue uno de los poetas oficiales del anarquismo durante la guerra. Aplicado a su oficio como en una misión redentora, soldado de la palabra, desplegó su talento en diversas tareas. Por ejemplo, alimentando con un romance el mito de Durruti en el primer aniversario de la muerte del líder:

"Buenaventura tu nombre,
malaventura la tuya,
que una bala traicionera
te llevó a la sepultura..." (CN 20-11-1937)

Así pues, Perelló enarboló apasionadamente la bandera roja y negra del movimiento anarquista en la prensa cartagenera y manifestó su talento literario a la manera de un activista político enardecido. Su propósito: hacer vibrar al lector reafirmándolo en su aversión antifascista.

Sin embargo, el plano –también necesario- en el que la poesía se muestra como arma eficacísima de combate, cargada de metralla, es en el terreno de la sátira política. Una muestra, obra de Perelló, en Febrero de 1937: "Tres eran tres los hijos del fascio. Tres, eran tres y los tres borrachos. Borrachos de sangre, borrachos de crímenes. La actitud del Trío de la Bencina", Alemania, Portugal e Italia es la del beodo incorregible (...)" (CN 20-2-1937).

La sección "Gazpacho Andaluz", firmada por Ramón en "Cartagena Nueva", retrata sin piedad, con la lente del sarcasmo, a distinguidas personalidades de la derecha española y del bando nacionalista. Desde José María Pemán al General Mola; de Luca de Tena a Lerroux y a Alfonso XIII, entre otros, escarnecidos todos ellos por romances demoledores.

Como "personaje público", Ramón Perelló prestó también su verbo encendido en mítines de marcada significación política. Así, en Febrero de 1937, intensa jornada en actos públicos organizados por la Federación Comarcal de la CNT en Torre Pacheco, San Javier y El Algar. Defendió entonces Perelló la imperiosa necesidad de acatar las decisiones del gobierno de la República, fortaleciendo la unidad frente al fascismo: "Unidos así, venceremos", proclamaba el exultante Perelló.

Como director del periódico "Cartagena Nueva", emblema de la causa libertaria en la Región, la presencia de Ramón, erigido en personalidad relevante, portavoz cualificado del movimiento anarquista, fue requerida en asambleas de acusado acento político. Suma y sigue. Fuera de Cartagena, en Abril y Mayo de 1938, descubrimos a Perelló en Alicante en sendos actos para la formación de compañías de voluntarios junto a Garfias y Pla y Beltrán, con la representación de "El refugiado", obra de Miguel Hernández, y en la celebración de "los 13 puntos de Negrín" en el Teatro Principal de aquella ciudad. De nuevo, Ramón participará en el encuentro junto a Pla y Beltrán.

Definitivamente, los textos periodísticos de Ramón Perelló, así como sus comparecencias públicas durante la Guerra de España, nos presentan a un personaje apasionado, entregado (antes seducido y conquistado por la "revolución"); esto es, volcado a favor del ideal que buscaba la victoria sobre el fascismo. En pleno conflicto, Ramón Perelló contrajo matrimonio con Carmen Herranz Catalán, su "Carmencita", natural de Molina de Aragón, a la que había conocido en Madrid. Fueron padres de un hijo, Ramón.

PERELLÓ, PERDEDOR REPRESALIADO

El fin de la Guerra Civil Española con todos sus quebrantos parte en dos la vida de Perelló y registra los acontecimientos más amargos en la existencia del poeta. Por un lado, la prematura muerte del músico Juan Mostazo, acabando el conflicto, rompió una asociación artística que pudo haber resultado mucho más fructífera. Además, conocido públicamente su apasionado compromiso antifascista, tras la victoria de Franco, Ramón sufrió los rigores de la represión del nuevo régimen y fue detenido y encarcelado. Durante cinco años, Perelló vivió el periplo carcelario de un preso político en las prisiones de Yeserías y de Carabanchel, entre otras.

RAMÓN DE LA UNIÓN, "PROVINCIA DE SEVILLA"

Sabemos que, desde entonces, Ramón escribió y escribió, compuso y compuso, en un frenesí creativo que confirma su vocación imparable. Ante todo, Perelló fue poeta, pero su extensísimo repertorio, de más de 700 obras registradas, nos revela un talento multiforme, aplicado con inspiración al cultivo de las diversas modalidades de la composición musical (en sentido amplio). En especial, Ramón debe ser conocido como letrista de cientos de canciones, pero también como músico en sentido estricto. Así, Perelló fue autor de muchas de las melodías que acompañaban a sus propios versos y a las letras ideadas por otros artistas. Ramón escribió, además, varios libros de poesía, inéditos hasta hoy porque, en sus palabras, le resultaba "muy caro" publicarlos.

Las obras de Ramón Perelló pueden enmarcarse, en buena medida, en la modalidad de "canción andaluza" por sus asuntos y personajes, por la melodía y la pronunciación, vinculada a una España agrícola y provinciana, en estrecha conexión con la lírica tradicional, en la corriente de andalucismo de los "Poetas del 27", de quienes Ramón fue coetáneo.

También advertimos puntos de contacto entre la producción de Perelló y la de Manuel Machado en el gusto común por la poesía popular andaluza (precisamente, Perelló y Machado llegaron a conocerse). Hasta tal punto destilan andalucismo los versos del poeta Perelló que movían a confusión sobre el origen del autor: "En cierta ocasión, Ramón Perelló fue presentado a Serafín Álvarez Quintero (...). Serafín le preguntó a Ramón: ¿es usted de Sevilla?. Ramón le contestó que no era de Sevilla. – Entonces será usted de Córdoba. Volvió a negar Ramón. Perelló le dijo al fin que había nacido en La Unión. – Bueno, hombre, -precisó Álvarez Quintero-. De todos modos, provincia de Sevilla".

EL AUTOR CONSAGRADO, "PUNTAL DE LA COPLA"

¿Cómo componía Ramón?, ¿cuál era su proceso creativo?. Según testimonio de su viuda, Carmen Herranz, Perelló se encerraba en su despacho y lo primero que escribía era el estribillo de la canción. A partir del mismo, componía lo que técnicamente se llama el "monstruo"; esto es, el cuerpo restante de la obra a partir de las indicaciones del músico que señalaba dónde debía ir el acento en los cantables.

Según este proceso, Ramón Perelló y el músico sevillano Juan Mostazo elaboraron coplas inolvidables, imperecederas en la historia de la canción española. Muchas de ellas emplearon elementos folclóricos y festivos que, en la pura línea del juego y del divertimento, adoptaron la repetición de una palabra o de un estribillo como base de su atractivo; así en "Mi jaca", "Échale guindas al pavo", etc. Naturalmente, tampoco faltaron historias de desengaño, marcado su ritmo por las heridas del amor, de la muerte y de la vida. Del ramillete de obras tan inspiradas, me permito destacar dos obras maestras incontestables: "Falsa monea" y "La bien pagá", auténticas joyas del género por el alarde de su síntesis argumental y por la belleza de sus imágenes.

"Falsa monea" se alimenta en las fuentes del despecho, de un desengaño imperdonable, nacido quizá de un atentado contra el honor. El despechado arroja a la amante del hogar que compartieron y formula contra ella la maldición de la soledad. En media docena de estrofas Perelló resuelve una historia completa cargada de pasado y sostiene admirablemente la tensión entre el deseo de castigo y la pasión que aún no se ha agotado. "Falsa monea" ha formado parte del repertorio de todos las grandes copleros españoles, de las antiguas a las nuevas generaciones, de Imperio Argentina y Concha Piquer a Conchita Bautista y "El Fary". En época reciente ha sido interpretada sin prejuicios por Luis Eduardo Aute y por Carlos Cano.

Junto a "Falsa monea", otro monumento cantable, obra, de nuevo, de la sociedad artística Perelló-Mostazo: "La bien pagá". Fracaso rotundo en su estreno, fue retocada y pasó a ser una de las mejores coplas de la historia. La realidad del amor venal, la de la amante mercenaria enredada en sus propios sentimientos y que exige derechos tras el abandono. El argumento amasa, por supuesto, la carga de un pasado tormentoso, agitado por el derrumbe de vidas previas. "La bien pagá" halló en Miguel de Molina a su más genial intérprete. Otras figuras estelares de la canción española adoptaron la copla como emblema de su arte; así, la insuperable Concha Piquer y, en nuestros días, Isabel Pantoja, el mismo Carlos Cano y Diego "El Cigala".

"Bien pagá, si tu eres la bien pagá,
porque tus besos compré.
Y a mí te supiste dar
por un puñao de parné.
Bien pagá, bien pagá.
Bien pagá fuiste mujé".

Aquellas canciones alimentaron el gusto popular durante la larga posguerra. Dos minutos, tres, de historias perfectas que enseñaron a amar y a sufrir a los adultos supervivientes de la Guerra Civil; coplas sencillas con las que el pueblo se identificó; letras y melodías que participaban de la materia de la vida, plenas de emoción, sabiduría, verdad y belleza.

Quizá la sinceridad de aquellas canciones de Perelló explica su pervivencia: "Mi jaca" sobrevivió con total vigencia durante veinte años entre los cantables predilectos del gran público. Aún hoy se la recuerda con agrado después de haber cumplido 70 años. La vitalidad de la vieja copla nos hace descubrir que la canción actual se ha cosificado y que los aparentes éxitos de las sucesivas "operaciones triunfo" no son sino expresión de un consumismo musical desaforado que devora canciones e intérpretes, relevados por otros que no tardarán en ser, a su vez, engullidos con voracidad por la moda siguiente.

Cierto es que el franquismo quiso apropiarse de la copla como "canción nacional" en busca de un patrón musical para la peculiaridad española. Sin embargo, es preciso subrayar que muchas de las letras de éxito de Perelló y de otros autores nacieron y triunfaron en el período de la República y siguieron triunfando durante la Guerra. Como señala Terenci Moix: "Mientras en la zona nacional triunfaban artistas como Estrellita Castro o Conchita Piquer, en la republicana lo hacían Miguel de Molina o Angelillo".

PERELLÓ, HOMBRE DE CINE

Ramón Perelló fue también "hombre de cine" y desplegó su talento en la confección de guiones y de bandas sonoras para películas. Antes de la Guerra Civil, Ramón Perelló fue letrista en algunos de los primeros éxitos del cine sonoro en España. Así en "Morena Clara", estrenada en el 5º aniversario de la Segunda República (1936), en la que Imperio Argentina interpretó la célebre copla "Échale guindas al pavo", escrita por el poeta de La Unión, como la tremenda "Falsa monea"...

En 1938, Ramón intervino como autor de letras y de músicas en una de las películas rodadas en Alemania por artistas españoles y producidas por el Estado Alemán en plena Guerra Civil. Fue en "Carmen, la de Triana", adaptación de la "Carmen" de Merimée. Otra singularidad de la cinta: el trabajo del anarquista Perelló se suma al de un equipo artístico de la España de Franco en la Alemania nazi bajo la dirección de Florián Rey, con un reparto encabezado por Imperio Argentina y la participación a la guitarra de Ramón y Carlos Montoya.

Junto al tema musical que dio nombre a la cinta, con letra de Perelló y música de Juan Mostazo, Imperio Argentina interpretó, con acompañamiento de piano, una de sus creaciones más conocidas: las bulerías de "Los Piconeros". Luego, insólitos derroteros del arte, aquellas letras serían vertidas al alemán para la segunda versión en tierras germanas. Por cierto, ¿cómo suena "ya viene er día, ya viene mare" en la lengua de Goethe?.

"¡Ay, que me diga que sí!
¡Ay, que me diga que no!
Como no lo ha querío ninguna
lo quiero yo.
Mi piconero, como er picón.
Por tu curpa curpita yo tengo
negro negrito mi corazón...".

Desde entonces, en los años de la posguerra y el desarrollismo, Perelló compuso la música de películas como "Castañuela" y "Amor sobre ruedas" (1954), con Pepe Blanco y Carmen Morell, y letras en "Ay, Carmela". Fue con Antonio Molina, en la década de 1950, cuando las letras de Perelló obtuvieron difusión estelar desde el trampolín del cine. Molina cantó los versos de Perelló en películas como "El pescador de coplas" (1953), con argumento, guión y cantables del unionense y piezas tan famosas como "Yo quiero ser mataor" (música del maestro Gordillo) o su emocionante "Adiós a España" (musicado por el maestro Daniel Montorio, otro de sus grandes socios artísticos). Nueva colaboración entre cantante, músico y letrista en "Esa voz es una mina" (1955), con la célebre canción "Soy minero".

"Soy minero
y templé mi corazón con pico y barrena.
Soy minero
y con caña, vino y ron me quito las penas..."

Naturalmente, la raíz de este himno oficioso del trabajador de la mina está prendida en La Unión, en la infancia del huérfano de minero de la calle Bailén, en la mirada despierta de quien veía subir y bajar ante la cuesta de su casa a los hombres de la Sierra. De nuevo, la copla tuvo su cantor emblemático y Antonio Molina la hizo suya convirtiéndola en sustancia propia. Otras películas con letras de Perelló e interpretaciones de Antonio Molina: "El Piyayo", "La hija de Juan Simón" (1956) y "El Cristo de los Faroles" (1957).

Por aquellos años, colaboración en otras cintas: "Puente de coplas" (1961), de nuevo con Antonio Molina y Rafael Farina; "La Estrella de Sierra Morena" (1952) y "La niña de la venta" (1951), ahora con Lola Flores a la cabeza del elenco. A esta película pertenece la versión del tema "No me tires indiré", escrito por Perelló. "Cruz de Mayo" (1955) y "Polvorilla" (1956), dirigidas por Florián Rey, con Marujita Díaz y guiones de Ramón; "La danza de los deseos"...

De 1965 es el rodaje de "Mi canción es para ti", con guión de Perelló, dirección de Ramón Torrado y el protagonismo de Manolo Escobar, con Ángel de Andrés y Rafaela Aparicio. La película fue rodada precisamente en la Huerta de Murcia y Ramón Perelló Herranz, hijo del unionense, figura como participante en la confección de los diálogos y canciones de aquella cinta. Más cine: albergaba por entonces Perelló un sueño finalmente irrealizado, ilusión de su vida. En entrevista concedida al diario "Línea" confesaba: "Pido a Dios que no me permita morir sin antes haber rodado una película que se llamará "Taranta". Pienso hacerla con auténticos mineros de La Unión arrancados de la vida misma, con sus penas y alegrías, con sus coplas, profundas como los pozos donde trabajan...".

Perelló aseguraba entonces tener proyectada la cinta en todos sus detalles: "Situaré la acción a principios de siglo, cuando mi pueblo era Eldorado de España, por donde pasaban las mejores atracciones del momento y el dinero corría a raudales" [con "El Café Moderno", el "Catapuros", el "Café de la Berrugueta", con su orquesta de ciegos. Y claro, las minas del "Cabezo Rajao". Ah, el mar de Portmán, al fondo]. En cuanto a canciones recogeré en ella todo el cante de la Región: tarantas, cartageneras, nuestra música popular" (LIN 21-2-1965).

El proyecto no fue culminado pero su propósito revela a las claras la profunda querencia del autor por su tierra madre con la que pretendía vincular la obra cimera de su trayectoria artística.

ESPECTÁCULOS TEATRALES. VARIEDADES

Desde los años de la Segunda República, Ramón Perelló figura como autor de diversos espectáculos de variedades basados en la música popular española. Protagonizados por Estrellita Castro fueron "María de los Dolores" y "La novia del cante".

En la década de 1940 fue su principal colaborador artístico el maestro Genaro Monreal. Ambos trabajaron en los espectáculos: "Filigranas" (Málaga, 1945) "Melodías de España" (Valladolid, 1947) y "Alrededor del mundo" (Madrid, 1948). El aplauso por aquellos trabajos fue compartido por sus afortunados intérpretes, Carmen Morell y Pepe Blanco, cantante de algunas de las coplas más conocidas del momento como "¡Ay, mi sombrero!", "La Chunga" y "Me debes un beso", también nacidas de la fértil asociación Perelló-Monreal.

"Sombrero, ¡ay, mi sombrero!,
eres de gracia un tesoro,
y tienes rumbo torero
cuando te llevo a los toros...".

En 1951 Perelló presentó en el Teatro Fuencarral el espectáculo "Sol de España 1951", junto al maestro Francisco Merenciano, conjunto de cuadros folclóricos y de números de variedades con la actuación estelar de Gloria Romero. Éxito resonante de los protagonizados por Antonio Molina: "Hechizo" (1954), "Garbo" (1955), "Ronda española" (1957) y "Evocación" (1958).

Otros espectáculos musicales de Perelló: "Acuarelas", "Bronce", "Caído por España", "Coplas al viento", "El alma del guerrero", "España tiene una copla", "Estamos en el aire", "Gloria española", "La guitarra y la copla", "La princesa alegría" (con Marujita Díaz, 1960), "La señorita bombón", "Magdalena", "Madrid musical", "Mariquilla Terremoto", "Pobrecitos millonarios", "Tierra de secano", "Ventolera"...

PERELLÓ, HOMBRE ANUNCIO

Ramón Perelló también fue autor de letras y de sintonías de anuncios radiofónicos de las más diversas empresas y productos a lo largo de varias décadas, composiciones acogidas con gusto por nuestros padres y abuelos, a quienes animaron a comprar (quizá lo que no podían) desde los años de la posguerra. Así: letra y melodía para "Almacenes San Mateo"; versos entusiastas para ensalzar las inefables virtudes del "Anís Salzillo", del coñac "Centenario Terry" y del "Veterano Osborne"; también del brandy "Fundador", de las propiedades indiscutibles de la crema "Nivea" y la eficacia insecticida del "DDT Chas", entre otros. Para la nueva generación de electrodomésticos Ramón ideó la propaganda sonora del afamado frigorífico "Hogel", imparable frente a la anticuada nevera, y compuso ripios automáticos para vender lavadoras "Hoover". Y, así, suma y sigue, del Pegamento Imedio, Okal y Calmante Vitaminado; y hasta coches en los años de la motorización nacional con cierto reclamo enaltecedor de los "Renault".

Sencillas rimas, fácilmente memorizables y reconocibles, melodías familiares y cotidianas, nana que arrulla al comprador, lo seduce y encamina o, simplemente, le entretiene y acompaña como música de fondo de la vida.

"MI JACA" SIGUE GALOPANDO

El éxito de la obra de Ramón (de La Unión) puede traducirse en cifras que batieron records. En la década de 1960 el mismo Perelló había manifestado ser uno de los veinte artistas españoles que más recaudaban en concepto de derechos de autor. Hace cuarenta años confesaba un ingreso mensual de 8.500 pesetas en royaltis, cantidad considerable para la época. Así, su primera canción, aquella jaca que galopaba caminito de Jerez, había resultado más rentable que toda una cuadra de purasangres por reportarle 2 millones de pesetas de la época en beneficios. Fuera de España el éxito de los cantables de Perelló fue también inmenso: sólo en Francia, años 1960, se vendieron discos con sus letras por valor de millón y medio de pesetas.

No hubo figura de la canción española que no incluyera canciones del maestro Perelló en su repertorio. A los nombres mencionados cabe sumar los también estelares de Gracia de Triana ("Ovejitas blancas", "No vayas a la Sierra"), Juanito Valderrama ("Mi María Jesús", "Recuerdo de Manolete") y Manolo Caracol ("Monte Calvario").

Modernamente, el cine de Pedro Almodóvar recuperó letras de Perelló cuando el mismo director interpretara a dúo, con Fanny McNamara, "La bien pagá" en su delirante película "¿Qué he hecho yo para merecer esto?" (1984). Por su parte, "Mi jaca" sigue galopando: la canción figura entre los cantables de musicales como "¡Ay Carmela!". De igual modo, temas como "La bien pagá" y "Los piconeros" se cuentan entre las canciones de "La niña de tus ojos", interpretadas por Penélope Cruz bajo la dirección de Fernando Trueba en 1998. Recientemente (Mayo 2003) contamos con una versión de "La bien pagá", a cargo de Diego "El Cigala", en colaboración con el pianista Bebo Valdés y acompañamiento de coros cubanos en el disco "Lágrimas negras" ["Disco de Platino" en ventas, triunfador en los "Premios Amigo" (AFYVE) y en los "Premios de la Música" (Academia de la Música)].

Mérito especial en la reivindicación de la copla y de las canciones de Perelló por el desaparecido Carlos Cano. Además, sin ir más lejos, el montaje "Bodas de sangre", que representará la Compañía Andaluza de Danza, bajo la dirección de Antonio Gades, el próximo martes 12, en la presente edición del Festival Internacional del Cante de las Minas, incluye un tema, el pasodoble "¡Ay mi sombrero!", que acabamos de escuchar, obra de los maestros Perelló (de La Unión) y Monreal. No se lo pierdan.

PERELLÓ Y EL FESTIVAL. ÚLTIMOS AÑOS

Desde los años de 1960, Ramón Perelló venía acudiendo a la cita anual con el Festival del Cante de las Minas en tanto que su estado de salud se lo permitía. De este reencuentro ilusionado con el folclore de su tierra natal surgió el proyecto de un himno para el certamen, estrenado en la velada final de la 6ª edición festivalera, año 1966, letra de Ramón, música del maestro Daniel Montorio, con la excepcional participación como solista de Alfonso Paredes, "Niño Alfonso".

Finalmente, en palabras de Asensio Sáez: "Se estrena el himno del Festival. La rondalla de Nuestra Señora de los Dolores, al mando de Pedro Ginés Celdrán, y el coro dirigido por el propio maestro Montorio ocupan el escenario. En un silencio absoluto, brotan los primeros compases. Por vez primera, el himno ha llegado hasta el público, el cual, puesto en pie, rompe en una ovación clamorosa. Perelló y Montorio saludan, emocionados, una y otra vez. El himno ha de ser bisado...":

"Todo el cante de las minas de Herrerías,
que el minero canta lleno de emoción,
al salir de las profundas galerías
sube al cielo como copla y oración..."

Por aquellos días, "al maestro Montorio, autor de la música del himno, se le pierde la cartera. Se la encuentra Quinillo, el camarero del Bar Pagán que, claro está, se la devuelve. El maestro Montorio quiere premiar el gesto del camarero. Quinillo sólo acepta del maestro su mano tendida en ademán de amistad".

La sintonía de La Unión con este Ramón recuperado por el pueblo que le vio nacer resulta total. De modo que, para consagrar definitivamente este vínculo, el Ayuntamiento presidido por D. Esteban Bernal Velasco acordó otorgar el nombre del artista a una de su vías, la calle del instituto de enseñanza media, en 1969. El mismo poeta descubrirá la correspondiente placa.

Ramón Perelló Ródenas, autor de éxito, puntal de la copla, hijo de La Unión, lleno de mundos, falleció en su domicilio de Madrid en la madrugada del 29 de Julio de 1978 (hace 25 años). Le acompañaban su esposa, Carmen Herranz, su hijo Ramón y su hermano Arturo (quien fuera concejal socialista en el Ayuntamiento de La Unión durante la Guerra Civil). Su entierro, al mediodía del 30 en el Cementerio de la Almudena de la capital de España.

En la actualidad, el Ayuntamiento de La Unión ha incoado expediente para el nombramiento –a título póstumo- de Ramón Perelló como Hijo Predilecto de la ciudad. Hoy, precisamente en el Museo Minero, a un siglo de su nacimiento en la tierra donde vio la luz, espacio minero de oficio a lo largo de 2.300 años y de esencia minera para siempre, no me resisto a recuperar uno de los mayores éxitos de Perelló a modo de homenaje final.

Ramón Perelló nos ha legado, sobre todo, el tesoro de su arte inmortal, un cofre repleto de melodías llenas de gracia y de belleza, de alegría y de la pasión de vivir. Además, si prestamos atención aplicando el oído, reconoceremos en sus canciones el eco inconfundible de los sones de nuestra jonda tierra minera, la tierra de Ramón, aquel zagal espabilado y sensible de la calle Bailén.

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SOBRE RAMÓN PERELLÓ EN INTERNET

Ramón Perelló en "Compositores de la copla"   Filmografía de Perelló como guionista     

Letra de "Mi jaca"    Letra de "La bien pagá"  

Letra de "La falsa monea"       Letra de la canción publicitaria del DDT (con audio)

 Películas de la copla

 

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