Inflación de "maestros"

"Estudié Periodismo porque era mi vocación; pero
con las notas que tenía, me coge la LOGSE
y a estas horas soy veterinario"

Como en esta España ocurren cosas tan divertidas, los maestros vuelven a ser maestros. Tienen más suerte que las enfermeras. Yo, que estaba antes casado con una enfermera, sin divorciarme ni separarme, ni nada, siempre con la propia, con la legítima, fui luego el marido de una a-te-ese, una ayudante técnica sanitaria. Y también sin ningún otro cambio en el estado civil ni en el registro, con unos cursos de actualización universitaria que hizo, mi mujer ahora es due. Si me oye un italiano, seguro que me toma por bígamo. Es que lo estoy oyendo en italiano macarrónico:

-Ma cóme, mi caro amico... Cóme voi dici que sei sposato con DUE? Con due muglieri? Non ci basta con una, que voi avete due muglieri? Con due spose? E que voi siate bígamo?

-No, non sono bígamo, sono semplicemente infermero consorte... E que la mía sposa é infermera, e le infermere in Spagna sono ancora chiamate diplomate universitarie in infermería, cosí dette, DUE.

Los maestros no pueden ser tomados por bígamos, pero también han cambiado una jartá. Los que antes de la guerra eran maestros de primera enseñanza, y después de la guerra, maestros nacionales, y más tarde profesores de Educación General Básica, vuelven a su antigua denominación de origen, que según el DRAE es "persona que enseña una ciencia, arte u oficio, o tiene título para hacerlo". Menos mal que les quitaron lo de EGB. A mí siempre lo de EGB me sonó a dato raro de los análisis clínicos. Usted va a hacerse un análisis, se lo lleva al médico, y oye que el doctor le dice:

-Tiene usted alto el EGB...

... y de momento se cree que, menos la enfermedad, van a quitarle todo: las grasas, el azúcar, el tabaco, el alcohol... Aunque también EGB suena a nombre de güisqui:

-Por favor, ¿me pone un EGB con hielo y mucha agua?

Los maestros, por cierto, aunque lo ejercen, ya no estudian Magisterio. Aquello del Magisterio Nacional ha pasado a la España de color sepia. Ya no hay Escuelas de Magisterio. Ahora todos los centros de enseñanza son de ciencias de algo. Aunque se enseñen técnicas, aquí picamos siempre muy alto, hala, ciencias. Ciencias de esto y Ciencias de lo otro, ¿será por motes? El periodismo, que no tiene mayor ciencia que saber escribir y medio enterarse de las cosas, es ahora Ciencias de la Información. Muchas antiguas Escuelas Náuticas son Centros Superiores de Ciencias del Mar, toma ya... A Enfermería, a lo que es mi mujer, le llaman Ciencias de la Salud, ¿y por qué no más bien todo lo contrario? Ay, qué perra nos ha entrado con lo de la Salud. El Instituto Nacional de la Salud, vulgo Insalud, se ocupa precisamente de los que no tienen lo que su mismo nombre indica: se ocupa de los que están enfermos. Entras en un ambulatorio cualquiera del Instituto Nacional de la Salud y te encuentras las consultas y salas de espera llenas de gente que tiene de todo, menos salud, si no, ¿qué iban a hacer allí?

-¿Que qué iban a hacer allí? Pues pedir la baja... ¿No sabes que darse de baja es un deporte laboral español que pronto será reconocido como especialidad olímpica?

Las que eran Escuelas de Magisterio son ahora Escuelas Universitarias del Profesorado. Menos mal que lo de Ciencias de la Educación lo reservan para un nivel superior, para la Facultad. Y menos mal que las antiguas Normales no son Escuelas Técnicas de Educación. Eso no es una técnica, eso es una vocación. Bueno, era. La terrible LOGSE nos ha hecho una España donde es técnicamente imposible que haya estudiantes vocacionales. Yo estudié Periodismo porque era mi vocación. Pero con las notas que tenía, me coge la LOGSE y a estas horas soy veterinario, un poner. Los muchachos no estudian lo que quieren, sino lo que pueden, aquello que les deja la nota media del Bachillerato (o como puñetas se llame ahora ESO) y de la Selectividad. Lo más divertido es que de este sistema que inventó el PSOE se lamenta el PP lo que más, pero que yo sepa, Esperanza Aguirre no ha movido un dedo para cambiarlo.

Y será que como son maestros los que les tocó por la nota de Selectividad y no los que tienen vocación por la enseñanza, pues ahora a todo el mundo le dan el título y tratamiento de maestro. A un pintor que haya hecho tres exposiciones y haya salido dos veces en el ¡Hola!, se le acercan las señoras:

-Maestro, qué cuadro...

A un periodista que simplemente escriba unos artículos que medio se puedan leer, también le conceden el título:

-Qué bueno su artículo de hoy, maestro...

Una pregunta: el maestro Haro Tecglen, ¿de quién es maestro? Hasta en los toros, mundo ritual donde los haya, donde maestro se les llamaba sólo a los que habían escrito una página en la Historia de la Tauromaquia, el título se le otorga ya a cualquier pegapases de los Lozano o los Chopera. Cuando leo que se refieren al maestro Ponce, al maestro Joselito, al maestro Esplá, me pregunto como aquel guasón de mi pueblo:

-Maestro, ¿de quién?

Ya que estamos con las restricciones de Maastricht, ojalá la Unión Europea nos obligara también a una reducción de la inflación de la lengua. Los antiguos profesores de Educación General Básica ya han cumplido los criterios de convergencia y han dejado el índice de inflación de tal cursilería a simplemente maestros. A ver si, a su vez, a muchos falsos maestros les aplican también los criterios de Maastricht y los dejan en lo que son. Aprendices. *


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