La cartelera de nuestra infancia

"Por Carmen Maura y las chicas Almodóvar sí que ha pasado el tiempo,
mientras que aquellos héroes nuestros, inmortales,
son como los dioses griegos o romanos"

Uno tras otro, enchampelados, se nos están muriendo nuestros héroes del cine de barrio...

-Hombre, Burgos: ¿me deja usted que le haga una pregunta?

-Puede usted hacerla, que con esto de los multimedia y el periodismo cibernético me parece que es usted un lector que me la está haciendo realmente y en tiempo real, mandándome un mensaje por el correo electrónico, conforme va leyendo este artículo en el EPOCA de Internet...

-La pregunta que quiero hacerle es qué significa eso de enchampelado... Se lo oí la otra mañana en La repetición de la jugada, lo que usted hace como media verónica final de la tertulia de Luis del Olmo en Protagonistas, que el asesino de Versace mataba a los maricones enchampelados. Y se lo veo ahora escrito... ¿Qué significa enchampelado?

-Pues de dos en dos. Es una voz marinera y gaditana. Voz de la pesca. El champel dicen que es un anzuelo doble, como una potera de dos garfios solamente, que, bien cebada con la carnada, permite pescar las mojarritas o las caballas de dos en dos. Enchampelado, de las olas de la mar de los pescadores, de las barandillas del Puente Carranza y de los bloques del Campo del Sur, ha pasado al habla gaditana, donde por extensión significa doble, uno tras otro:

-Pacoli se come las tostás con aceite enchampelás...

-No, para enchampelamientos, Mangoli. Si será tajarina, que se bebe los Valdepeñas enchampelaos...

Pues iba diciendo que los héroes cinematográficos de nuestra infancia se nos están yendo enchampelados. Los buenos de las películas de indios y combois de nuestros cines de reestreno. Que entonces hasta había cines de reestreno, que eran la versión cinematográfica de la chaqueta de nuestro padre que nos volvían...

-Para reciclajes, los del hambre de los años 40 y 50, diga usted que sí, me río yo del reciclaje de los ecologistas. Entonces teníamos que ser ecologistas a la fuerza. Hasta las guitas de los paquetes se guardaban con mucho cuidadito, porque no había de nada y las puntillas viejas se enderezaban para usarlas otra vez. Yo siempre iba al colegio con los pantalones reciclados de mi hermano, y como usted dice, con la chaqueta vuelta de mi padre, que se notaba porque el bolsillo de pecho caía siempre al lado contrario de donde tenía que caer...

Se ha muerto Robert Mitchum, y tras Robert Mitchum, fue para el jardín James Stewart. Ah, ¿pero también mueren los héroes de nuestra infancia? ¿No siguen vivos en la memoria de nuestras tardes sin colegio, que es una suerte de eternidad con sonido de pipas y anuncio de bar en el entresuelo? Los héroes nunca mueren. ¿Cómo ha podido morir Gary Cooper? Si ayer tarde mismo lo vi, de sheriff, entrando en el saloon, y estaba hecho un chaval, ¿cómo ha podido morir este hombre?

-Pues Gary Cooper la palmó. Ten en cuenta que Pilar Miró hasta le reza: Gary Cooper que estás en los cielos...

Dicen que murió Marylin, y hasta Terenci Moix tiene una novela sobre el día que murió. Será un infundio, las cosas de Terenci, que no sabe qué inventar para seguir publicando seriales en Blanco y Negro. Acabo de pasar por la boca del metro y en el respiradero, con la corriente de lo golfos que somos, acabo de verle otra vez la flor antigua de sus muslos, así que no puede ser verdad, Terenci puede decir misa, y en latín si quiere, como el Padre Apeles. En cuanto a Robert Mitchum, tiene que seguir vivo, el hoyito ése que tiene en el mentón es de las mascadas que acaba de darse con el malo, el malo de siempre, Edward G. Robinson, y la película la acaban de poner por La 2 y está tan viva que la han tenido que acabar de rodar ayer o anteayer. Para viejas, las películas que hacen los directores españoles de ahora, eso sí que es antigüedad. Por Carmen Maura y las chicas Almodóvar sí que ha pasado el tiempo, mientras que por aquellos héroes nuestros, como son inmortales, no pasa el tiempo, les ocurre como a las ciegas estatuas de los dioses griegos o romanos. Son los dioses clásicos de nuestra mitología.

Por eso, cuando alguien me comenta estas muertes enchampeladas de Hollywood, le digo:

-Es que se nos está muriendo toda la cartelera de nuestra infancia...

Menos mal que por un gran reportaje de Juan Pando me entero que, aparte de esta inmortalidad de nuestra memoria, la cartelera de nuestra infancia sigue viva, en sus dorados estanques de las grandes mansiones de Los Angeles, barrio de Beverly Hills. Bob Hope sigue yendo a animar a los soldados, los nuestros, los de siempre. Es más: yo creo que si Estados Unidos se mete en tantos fregados y en tantos conflictos, es para que Bob Hope pueda seguir yendo a todo lo suyo, que ha sido siempre contar chistes malísimos a los soldados americanos. El mérito del Ejército de Estados Unidos es que ganara en Corea, un poner, a pesar de los chistes que Bob Hope contaba a los soldados. Gregory Peck sigue en Beverly Hills, paseando en la Vespa de Vacaciones en Roma. Si está viva Lauren Bacall, ¿cómo va a haber muerto Ava Gardner? Si están por allí Charlton Heston, y Paul Newman y el gilipollas acarajotado de Jerry Lewis, ¿cómo no va a estar Clark Gable? Vestido de Mogambo, naturalmente, que era como le decíamos entonces a ir vestido de Memorias de Africa... Yo me creía que se me había muerto la cartelera, pero los dioses de nuestro cine de barrio reestrenan todos los días la vida. *


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