El "annus horribilis" de García Lorca

Dicen que hay que rescatar a Lorca...
En efecto, hay que rescatarlo de los oportunistas
que lo tienen secuestrado en su centenario

La historia más reciente de España, que se escribe a golpe de centenario, está pareciendo este año, por el tanteo, un partido de la liga de baloncesto. Gracias a las triples canastas de mimbre con las que va a Sevilla a ver los toros el pivot García Lorca, la Generación de la Dictadura de Primo de Rivera está ganando por goleada a la Generación del Desastre de la Pérdida de las Colonias. Parece como si se hubieran alterado los numeritos, y la Generación del 27 le está ganando a la Generación del 98 por 98 a 27... por el momento. Cuando tenía que haber sido el año de Filipinas, Cuba y Puerto Rico, el 98 se ha quedado en la conmemoración de uno de sus nietos, en el Año Lorca. Aunque los Reyes han ido a Filipinas e irán a Cuba, nos hemos olvidado de Puerto Rico, donde es tan rico el sentido hispánico de un pueblo que resiste a la invasión cultural norteamericana y angloparlante. En el 98 no ha habido la regeneración democrática que anunció Aznar hace dos años, ni ha habido apenas conmemoración de la Generación del Regeneracionismo. Igual que han decretado, horror, el Año Lorca, por el centenario de su nacimiento, podrían haber decretado el Año Unamuno, que nos ayudaría a comprender bastante el problema vasco. O el Año Baroja, que ídem de lienzo. O el Año Manuel Machado, porque una de las pocas cosas buenas de esta ola-de-lorquismo-que-nos-invade es que, hombre, por fin parece que, desalojado el PSOE del poder, Antonio Machado ha dejado de ser el poeta de moda, la cita obligada, el patrimonio lírico de una cierta izquierda que parecía que lo había inscrito a su nombre en el Registro de la Propiedad, Intelectual o incluso agraria, por aquello de las cárdenas roquedas, los plateados olivos de Jaén y las tierras de Alvargonzález.

Lo triste de estas celebraciones es que tú le metes un Año Conmemorativo al asunto cultural que sea y acabas haciéndolo aborrecer a la gente. Menos latas de refrescos de naranja con el retrato de García Lorca y bicicletas de montaña marca García Lorca, ya todo es García Lorca. En este annus horribilis de García Lorca tenemos que padecer conciertos dedicados a García Lorca, recitales de poemas de García Lorca, grabaciones de canciones populares armonizadas por García Lorca, ediciones conmemorativas de García Lorca, exposiciones de dibujos de García Lorca, itinerarios líricos por los escenarios de las obras de García Lorca. En la moda de las manías que hacen ricos a muchos, que si Dianamanía, que si Madonnamanía, que si Alfonsomanía, estamos en plena Lorcamanía. La Lorcamanía nos presenta a un Lorca manido, tópico donde los haya, a costa de los tópicos de nueva planta, y explico qué son los tópicos lorquianos de nueva planta.

Hay algo peor que un tópico viejo, y es un tópico nuevo. Por ponerlo con un fondo de paisaje lorquiano de los lentos bueyes del agua y del horizonte de perros que ladra muy lejos del río, si triste era el tópico de la Andalucía de pandereta, más triste todavía es el nuevo tópico de la Andalucía de la modernidad y el progreso, el Ave, la fibra óptica, los cultivos extratempranos, la Ryder Cup y el Parque Tecnológico de Málaga. A Lorca le ha pasado igual que a su tierra. De aquel Lorca tópico del Romancero Gitano, de los claveles rojos sangrando en la boca y de los Camborios cortando limones por las orillitas de los ríos, hemos pasado a este otro Lorca de los nuevos tópicos, que son considerar casi exclusivamente al Poeta en Nueva York y olvidarse intencionadamente del gran lírico neopopularista. Del Lorca del Romance de la Casada Infiel, que todo el mundo sabía con parodia final incluida (y resultó que era un tío que por poco me la cuela...), hemos pasado al Lorca del Barranco de Víznar. ¿Y qué quieren que les diga? Entre el Lorca de Rafael de León y el Lorca de Ian Gibson, la verdad, me quedo con el de Rafael de León, o por no salir de los Rafaeles, con el que recitaba Rafael de Penagos maravillosamente. Entre el Lorca de los cursos para extranjeros y el Lorca de Ana Belén y Víctor Manuel, me quedo con el Lorca del verde que te quiero verde.

Lo más indignante es que parece que Lorca no hubiera nacido hace cien años, sino ahora. Todos estos que ahora sacan tanta rentabilidad al poeta de Fuente Vaqueros ni siquiera sabían en los años 60 lo que era comprar de contrabando, en la trastienda de un librero amigo, clandestinamente, aquella Antología argentina de la Editorial Losada de cubierta gris. Quieren presentarnos a Lorca como un poeta prohibido por el franquismo, cuando algunos, de estudiantes, compramos con nuestros ahorros aquellas Obras (más o menos) Completas de la colección Obras Eternas de Aguilar.

Dicen que hay que rescatar a Lorca y estoy completamente de acuerdo con quienes tal dicen. En efecto, hay que rescatar a Lorca, pero de los oportunistas que lo tienen secuestrado en su centenario para grabar sus canciones, representar sus obras, publicar sus inéditos, que como suele ocurrir en estos casos, bien inéditos están... Hay que rescatar a Lorca de tanto Ian Gibson y de tanto lorquiano profesional. Como me decía un poeta de mi (lorquiana) tierra:

-Oye, Antonio, tú que yo sé que lo leías ya en el colegio de los Jesuitas, ¿tú no estás ya de García Lorca hasta los co... con tanto centenario? *


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