Pimentel y los yacimientos de empleo

Eso del yacimiento de empleo es lo que quería hacer, por ejemplo,
Clinton para darle trabajo a Mónica Lewinski

Como Fleming descubrió la penicilina, como Bill Gates descubrió el Windows 95, como El Pipo descubrió a Manuel Benítez El Cordobés y como Enrique Herreros descubrió a Sarita Montiel, Manuel Pimentel ha descubierto los yacimientos de empleo. No sé si sabrán quién es Manuel Pimentel, porque con tanto uso del pluralismo en los medios públicos de comunicación, solemos conocer hasta a la señora de la limpieza de Gobelas, porque es del PSOE, mientras que del PP, como es el partido del Gobierno, solamente conocemos a la delantera titular, pero no a la cantera ni a los equipos de las divisiones inferiores. Este Manuel Pimentel del que hablo es nada menos que secretario general de Empleo en el país europeo con una de las mayores tasas de paro, puesto que tiene que ser algo así como jefe de la lucha contra la congelación en el Polo Norte. Parado que se coloca es objetivo cumplido por Manuel Pimentel, de quien dije una vez que parece como el Chico de COU del Ministerio de Trabajo, el eterno estudiante que se pasa las horas muertas encerrado estudiando y haciendo los deberes, mientras otros se van por ahí de inauguraciones y de reuniones con la patronal o con los sindicatos.

Aquí que tanto se habló de la escuela sevillana del PSOE, escuela que nos salió como nos salió, pues anda que no eran sinvergonzones los niños de esa escuela... Aquí, decía, donde tanto se habló de la escuela sevillana del PSOE, se ha hablado muy poco de la escuela sevillana del PP, que haberla hayla. Los que están poniendo de dulce las cifras del paro con el gobierno de Aznar son casi todos andaluces, del ministro Javier Arenas abajo. Será por eso de que la mancha de la mora con otra verde se quita o será por eso de la cuña de la misma moneda. Aquí, del mismo modo que para fomentar la industria se suele poner a un catalán, para luchar contra el paro se pone a uno de la tierra donde más se sabe, a un andaluz. González puso a un andaluz de ministro de Trabajo, a Manuel Chaves, lo que ocurre es que más que ministro de Trabajo fue el ministro del Paro. Aznar puso a otro andaluz, a Javier Arenas.

-Hombre, colocar andaluces como ministros de Trabajo no crea usted que es una mala forma de luchar contra el paro... Por cada andaluz ministro de Trabajo, un parado menos en su tierra, Burgos...

Pues sí, pero esa escuela sevillana del Ministerio de Trabajo nos está quitando a los andaluces la fama de gandules que tenemos en todo lo alto. Arenas tiene allí a una Amalia Gómez que trabaja tanto que por eso creo yo, como dice el chiste de Gandía, que hay tanto paro en Andalucía: porque casi todo el trabajo se lo ha llevado Amalia a Madrid. Y quien dice Amalia dice este Manuel Pimentel, este chico de COU, que tiene hechos tan bien los deberes que se están cumpliendo los objetivos del paro en este segundo año triunfal del PP. Ahora, que la otra noche Pimentel me dejó de piedra. Le hacían una entrevista en Radio Nacional, quizá para dejarme por embustero con lo que dije en ÉPOCA la semana pasada, y salió Pimentel con algo que me inquietó mucho. Vino a decir:

-Acabaremos con el paro si logramos crear yacimientos de empleo...

Vi a Pimentel como aquellos buscadores de oro de California, cerniendo las barrosas aguas del paro para encontrar en su cedazo las pepitas de oro del empleo. Esos yacimientos sí que son importantes, más que los yacimientos de petróleo de todo el Golfo Pérsico. Encontrar yacimientos de empleo será en España más importante que hallar aquellos pozos de petróleo de Ayoluengo. O que las minas de oro de Alquife. El bien más escaso, más que el agua, es hoy en día el empleo. Antes se quería tener un cortijo. Ahora, un empleo. Ha habido una caída de muro de Berlín en la que no se ha reparado lo suficiente, y es el cambio de signo de las reivindicaciones proletarias. Antes, los sindicatos pedían el reparto de la propiedad. Ahora, el reparto del trabajo. Nadie habla ya de repartir la tierra, entre otras cosas porque viene Fischler con la política del olivar y acaba con el cuadro. Pero sí se habla ahora de las treinta y cinco horas como una especie de parcelación de los latifundios del trabajo. De la tierra para el que la trabaja hemos pasado a trabajo para todos los hombres de esta tierra. El que encuentra un puesto fijo de trabajo es como el que encuentra un tesoro del tiempo de los moros. Eso es lo que trata de hacer Manuel Pimentel, enseñarnos a buscar tesoros. ¿Cómo? Pues haciendo que los ayuntamientos, las empresas públicas, las fundaciones, hasta las ONG le echen imaginación a nuevas formas de dar trabajo a la gente. Pimentel ha dicho que no le vale el que inventen ellos de Unamuno y anda en una cruzada de promoción de capacidades de creación de empleo, como repartiendo kits para que cada cual se arme por su cuenta un puesto de trabajo.

Ahora, que llamarle a eso yacimiento me parece presuntuoso, aparte de bastante erótico. Eso del yacimiento de empleo es lo que quería hacer, por ejemplo, Clinton para darle trabajo a Mónica Lewinski. Siempre habrá, Pimentel, quien querrá encontrar su propio yacimiento de empleo yaciendo con la hembra placentera que aspira al puesto de trabajo. Vamos, Pimentel, que se puede institucionalizar el yacimiento de empleo como ya está institucionalizado el desayuno de trabajo. *

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