1898, Lorca, 1936

Más que el Año Lorca a mí me parece el
Año Santo de Lorca: se va a la casa del
poeta como para ganar el jubileo

Hace unos años estaba en estas calendas agosteñas por San Juan de Puerto Rico y tras visitar el fuerte del Morro y ver allí ondeando todavía la bandera española con la cruz de Borgoña, bajé al muelle, a los viejos almacenes coloniales donde embarcaron las últimas, derrotadas tropas españolas tras el desastre de 1998. Estábamos en vísperas de los actos centenarios del Descubrimiento de América, en puertas del famoso 92 español, el de los grandes negocios, el de las grandes locuras, y pensé: "Verás tú la que nos espera cuando llegue el 98 y la conmemoración del 98"... El 98 ha llegado y no sé si por suerte o por desgracia, ha pasado bastante inadvertido. No ha habido más que celebraciones colaterales. No ha habido, por ejemplo, más que Juan Pablo II en Cuba, en cuya capital habanera un trono vacío sigue esperando al Rey de España como se quedó aguardando a Isabel II. En el 98 no ha habido, por la parte puertorriqueña, más que el anuncio de un referéndum en Puerto Rico para renunciar al estatuto de Estado Libre Asociado y perder, con él, las señas de identidad española. Por lo que respecta a Filipinas, Isabel Preysler bien, gracias... Añádase a esto una exposición de recuerdos del Desastre y de la España de la Restauración, algunas páginas en los periódicos, alguna evocación del almirante Cervera, la visita de nuestro buque-escuela Juan Sebastián Elcano a La Habana y pare usted de contar...

Las conmemoraciones ya no son lo que eran. Yo me creía que en el 98 iba a haber unos centenares de españoles que le iban a sacar el dinero de una forma muy curiosa, como se lo sacaron al 92, pero nada. ¿Qué hubiera sido el 98 con un gobierno felipista? ¿Hubiera habido un Comisario para el 98, y unas obras públicas gracias a los cuales hubiesen podido rondar los maletines de reglamento? Esta es una incógnita histórica del mismo tenor que la muerte de Prim en la calle del Turco. Lo más sorprendente es que el año del centenario del Desastre del 98 ha sido el Año Lorca. No ha habido cantante que no haya grabado su disco, pintor que no haya hecho su exposición, actor que no haya montado su función, ayuntamiento que no haya organizado su ciclo cultural. Por la santurronería con que ahora se aprovechan de la figura de Federico los que nunca se preocuparon de él y mucho menos lo leyeron, más que el Año Lorca a mí me parece el Año Santo de Lorca. Se va a Fuentevaqueros a la casa del poeta como para ganar el jubileo de la modernidad. Me lo recordó la visita de una persona tan poco dada a las modas ocasionales y a los oportunismos como Mario Vargas Llosa. Varguitas estaba en los escenarios lorquianos como quien va a Tierra Santa para ver la orilla del lago Tiberíades. En este jubileo se le da un abrazo a Juan de Loxa como en Santiago se le da a la imagen del apóstol. Yo creo incluso que Juan de Loxa se ha dejado esas patriarcales barbas blancas para representar mejor su papel de apóstol del lorquismo en las peregrinaciones de este Año Santo.

Lo que más me gusta del Año Santo Lorquiano es que todos los que se aprovechan de él dicen que los demás son unos oportunistas. Vamos, que estoy por hacer una conferencia-concierto para que me pague una gira a precio de oro la Junta de Andalucía, sólo para poder decir en la rueda de prensa de su presentación:

-Yo trato de dar un homenaje a Federico, y no como otros, que son unos oportunistas y se aprovechan de él...

Cuando acabe el Año Lorca, me gustaría que se publicaran las cuentas, como se intentaron investigar las del 92. Pero no las cuentas de lo que el Estado se ha gastado en las actividades lúdicas y culturales que se dice, sino las cuentas de la vieja de lo que se han llevado calentito los que dicen que ellos no se han aprovechado de Lorca. Me encantaría conocer la lista de los 40 principales de los recitales de Lorca, de los discos sobre Lorca, de los espectáculos a costa de Lorca, de las ediciones de Lorca...

Siempre es mejor, empero, que nos ocupemos de la conmemoración de un poeta que de evocar una desgracia nacional. En los días del hartazgo de los aprovechateguis de Lorca que se caracterizan todos porque dicen que ellos no son unos oportunistas, que son los otros, ha pasado completamente inadvertido el aniversario del 18 de julio de 1936 en cuyas cercanías históricas fue Lorca fusilado. Tú le preguntas hoy a un escolar qué es el 18 de julio y afortunadamente lo desconoce. Entre los procesos de madurez colectiva de una sociedad que han ocurrido aquí en las últimas décadas, ninguno como la superación de la guerra civil, que creíamos impensable hace apenas veinte años. Que pase julio y nadie se acuerde, no ya de aquellos días de la derrota naval de Santiago de Cuba en 1898, ni incluso de las batallas callejeras de Madrid, Barcelona o Sevilla en 1936, es indudablemente un signo de madurez social.

-No, Burgos, es por otra cosa, más triste... Es que desgraciadamente se van muriendo ya los últimos protagonistas de la guerra civil. Antes venía en los periódicos casi todos los días la noticia de la muerte del último del pueblo que estuvo en la guerra de Cuba... Ahora se están muriendo en los pueblos los últimos supervivientes de la guerra civil española y ni siquiera dan la noticia. Claro, como a esas noticias no se le puede sacar el dinero como a la muerte o al centenario del nacimiento de Federico García Lorca...

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