El Año Sissi, o Lady Di II

Que además del Año Lorca nos hubiera caído
encima un Año Sissi hubiese hecho de 1998
un desastre mucho mayor que el de 1898

Como Tiburón II o El Padrino II, tenemos a la vista segunda entrega del mito Lady Di, con carácter retroactivo: Sissi. Aunque España se está librando hasta ahora de los devastadores efectos de este ciclón de cursilería y de historia rosa. Estuvimos en el ojo del Huracán Diana (de Gales), que parecía poco menos que la muchacha había nacido en la calle Claudio Coello y había estudiado con las Irlandesas de la calle Velázquez. Como compensación, parece que de momento nos estamos escapando de este otro huracán que arrasa la Europa central, de Viena a Budapest, cual es la proclamación de 1998 como el Año Sissi. Sí, no se rían, en Austria, en Hungría y en Suiza éste que corre es el Año Sissi, con motivo del centenario de la muerte de la emperatriz a orillas del Lago Leman, en una habitación del primer piso del hotel Beau-Rivage de Ginebra, asesinada de una cuchillada por el anarquista italiano Luigi Lucheni.

Menos mal que España se va a librar de este Año Sissi. Que además del Año Lorca nos hubiera caído encima un Año Sissi hubiese hecho de 1998 un desastre mucho mayor que el de 1898. Aviso que la fecha trágica desde todos los puntos de vista es el próximo 10 de septiembre, aniversario del asesinato de la emperatriz de Austria y Reina de Hungría cuando venía de ir de compras por Ginebra. Con un poco de suerte, el Año Sissi quedará aquí reducido a las portadas de los suplementos dominicales de los diarios del 6 de septiembre y la emisión inevitable por televisión de ese escaparate de confitería cinematográfica que es la película Sissi, emperatriz, del austríaco Ernst Marischka. A ver si hay un poco de suerte y, como se trata de ofrecer la inevitable imagen de Elisabeth de Austria según Romy Schneider, nos cae por lo menos la Romy de la otra película, el Luis II de Luchino Visconti.

Los españoles que como servidor hayan estado últimamente haciendo el cateto por Suiza habrán podido ver los estragos que Lady Di, en plan Cid Campeador, sigue haciendo después de muerta. En estos días, si te subes a los vapores que surcan las orillas ginebrinos del Lago Leman, no hay altavoz turístico que no te indique que allí, en aquel hotel, murió Sissi hace un siglo. No la esposa del emperador Francisco José; no la curiosa autora de esos rompedores textos de un Diario Poético que póstumamente acaba de ser traducido al francés... No, la otra, la otra, con un anillo y una fecha ( 10 de septiembre de 1898 ) por dentro; o sea, Sissi, la empalagante Sissi-Romy Schneider, la de los encajes y los valses vieneses, bailes alegres y dormitorios tristes. La cual es presentada estrictamente como una Lady Di II. Bajado que hubimos del vapor, a ruegos de la legítima fuimos desde el embarcadero del Jardín Inglés hasta el hotel Beau-Rivage, paseando por el bellísimo Quai du Mont Blanc. Para que se orienten, frente por frente a ese cohete de fiestas en forma de surtidor de agua que han puesto en el Lago Leman para que los catetos nos hagamos fotografías con el chorro al fondo, como la colectiva foto del Chorro de Málaga, pero en versión suiza y unipersonal.

-Anda, vamos a ver el hotel donde murió Sissi, a ver si han puesto algo...

¿Que si han puesto algo? Pues el día 10 de septiembre, una estatua, obra del escultor Philip Jackson, promovida por el Círculo de Amigos de Sissi, toma ya, que ha organizado no sé cuántas cenas benéficas e imperiales. Y para abrir boca, nada menos que una exposición a lo Diana Spencer. Sea usted la emperatrz de la batalla de Solferino para que en el cabo de siglo de su muerte anuncien a vuestra majestad imperial y real como "emperatriz de los corazones"... ¿Les suena esto de "emperatriz de los corazones"? Pero hay más. Han montado esta exposición que cambiándole el nombre, puede ser de Lady Di: "Sissi, belleza y tragedia" se titula la muestra, donde hay de todo y por su orden de los mitos de la sissimanía: la foto de su caniche adorado (que acariciaba Romy Schneider), la de su caballo (que montaba Romy Schneider), su neceser de viaje (que llevaba Romy Schneider), sus guantes de equitación (que se enfundaba Romy Schneider). Sissi según Romy Schneider. Y para que todo sea lo mismo que en la dianamanía, mucho anuncio de que todos los fondos recaudados serán destinados a los pobrecitos niños y a unos fines obscenamente asistenciales.

Nos presentan a Sissi como "prisionera de la Corte imperial", ¿no les suena? Maldiciendo los usos de una Monarquía que le parece un "fósil de pasados esplendores", ¿no les sena? Bella, pero infeliz, como la otra, la otra... Hasta el punto de que me cuentan que en Alemania ha salido ya un libro, escrito por una señora metida a Plutarquesa de guardia, en el que se hacen las Vidas paralelas de Sissi y Lady Di. Y fuera de exposición, los objetores, que los hay, dicen que la emperatriz Elisabeth no tenía nada que ver con Sissi. Que era una señora muy interesante, pero inaguantable, más bien rarita, obsesionada por la gimnasia, por estar delgada en una época en que estaban de moda las gordas. Que fumaba como los hombres, que se pasaba todo el día que voy y que vengo de Corfu a Bad Ischl, con tal de no aguantar a Francisco José, que tenía que ser tremendo.

Lady Di, pues, con efectos retroactivos, y aplicación de los criterios de la prensa rosa a la Historia. Menos mal que a nuestra María de las Mercedes no la han metido en el rebujón. Hombre, por lo menos ellos cargan con Romy Schneider. Pero anda que si nosotros tenemos que celebrar un Año María de las Mercedes a base de Paquita Rico en plan dónde vas, Alfonso XII, dónde vas triste de ti... Sería terrible después del Añito Lorca que llevamos. *

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