La divertida Monarquía
de Australia

"Me preocupa que en España, que es un Reino, se le haya dado
tan poca importancia al referéndum australiano,
que ha sido como un 14 de abril al revés"

Hay una benemérita asociación que preside Alfonso de Zunzunegui y que se llama FIES: Fundación Institucional Española. ¿Para qué sirve FIES? Pues para algo fundamental: para crear afición por la Institución Monárquica, partidarios de la Corona. Organizan concursos, otorgan premios periodísticos, sacan una magnífica revista, que se llama España Real. Todo para lo mismo, para que la gente diga acerca de la Corona como comentamos en la plaza de toros cuando acabamos de presenciar una tarde redonda:

-Esta corrida es de las que hacen afición...

Pues los del FIES, igual: hacen afición por la Monarquía. Especialmente, en los colegios, para los que convocan cada año el concurso "¿Qué es un Rey para ti?" Los chavales hacen una redacción escolar hablando del Rey y también lo pintan, y es Don Juan Carlos en persona quien entrega luego los premios a los ganadores, en el Palacio Real. La labor de FIES es tan loable como escasa en España la afición monárquica. Ya se sabe que España es una Monarquía sin monárquicos. Todo lo más, con juancarlistas, que son en la mayoría de las ocasiones republicanos reciclados por el gancho y el tirón popular del propio Rey, que es, él mismo y en una sola pieza, una FIES andante a la hora de meterse a la gente en el bolsillo.

En este concurso de FIES, cuando los niños pintan al Rey, lo ponen siempre en plan baraja de Heraclio Fournier: con su manto y su corona encasquetada. Y aunque no lo pinten con manto ni con cetro, la corona no hay quien se la quite. ¿Están pintando al Rey de España o la idea iconográfica del Rey? Siempre me ha apasionado el mundo de representación gráfica de los trabajos escolares. Los niños pintan una casa y nunca es como los edificios y bloques de pisos de la ciudad donde viven y donde quizá viven ellos, espantosos en la mayoría de las ocasiones. Pintan una casa con su tejado a dos aguas y con sus ventanitas, una casa de campo; niños que a lo mejor nunca han estado en el campo ni de excursión. (Quizá el ansia de la compra de la casa adosada como segunda vivienda es la atracción genética hacia la que pintábamos en el colegio.)

En Australia han hecho algo así como el concurso escolar de FIES, que ha sido un referéndum sobre la Monarquía. "¿Qué es la Reina de Inglaterra para usted?", han venido a preguntar. Y la gente ha dicho mayoritariamente: pues la garantía de seguridad, de permanencia, de equilibrio, frente a los vaivenes del democrático turno de partidos en el gobierno. Me preocupa que en España, que es un Reino, se le haya dado tan poca importancia al referéndum australiano, que ha sido como un 14 de abril al revés, pues ha salido derrotada la República como forma de Estado.

En el referéndum de Australia, los que somos, como FIES, partidarios y aficionados a la Corona, encontramos además una observación. Han elegido quedarse, dentro de la Commonwealth, con la Reina de Inglaterra como Jefa de Estado, eso que tanto le gusta a los republicanos, por cierto, llamar "Jefe del Estado" al Rey.

-¿Y no lo es?

-Sí, pero lo dicen con un retintín...

En el referéndum de Australia han elegido la Monarquía porque la Monarquía es más divertida siempre que la República, de todas, todas. La República es aburridísima, porque en la República no hay yernos con calzas de flores, ni nietos que se llaman Juan sólo ni nada de nada. La República es una pesadez de unos señores absolutamente plúmbeos que no permiten ni que la gente largue del chándal del yerno ni de nada de nada. La Monarquía, por el contrario, es más divertida. Sobre todo si es la inglesa, como en el caso australiano. La Monarquía inglesa es tan divertida y apasionante como cuanto es en realidad: un "reality show" fantástico, quizá hasta con guión de la BBC.

No sé si en el referéndum australiano ha habido voto de calidad de la prensa del corazón y del Jesús Mariñas de allí, pero habrán dado un suspiro de alivio que casi lo hemos oído aquí, y eso que estamos en las antípodas. ¿De qué y de cuándo con una República van a tener entretenimiento asegurado con el Príncipe Carlos, con Camila Parker, con Sarah Ferguson y sus acompañantes, innumerables como los mártires de Zaragoza? Hablando de martirologios, ¿de qué y de cuándo la República australiana iba a tener altares civiles hasta en París con la efigie de Lady Diana Spencer, la señorita particular que por no ser profesional del oficio puso a pique de un repique a la centenaria Corte de San Jaime? Ni la República tiene una Reina Madre con esa cantidad de años encima y con esos taconazos a esa edad, y con esos sombreros. No sé si en Australia tienen ¡Hola! propio, o se avían con el Hello! de Londres, pero, desde luego, una República habría sido la ruina del Sánchez Junco de allí. *


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