El perdón está de moda

"Habrá que llevar a los judíos de los pasos
de Semana Santa a Pitanguy, para que
les haga una cirugía estética y los
ponga mayormente favorecidos"

Como si de un desfile de moda talar se tratara, como en aquellos fantásticos pases de modelos vaticanos para cardenales, obispos, curas y monjas que sacaba Fellini en sus películas, en la Iglesia esta temporada se lleva mucho el perdón. Se lleva mucho el perdón con espejo retrovisor. El pobre Papa, con lo cascado que está, ha ido hasta Tierra Santa el hombre para decirles a los israelíes que los cristianos estábamos muy equivocados: que los judíos no ma- taron al Señor, que eso es un infundio que les levantaron los evangelistas, que no estaban al tanto de lo políticamente correcto y así escribían lo que escribían, opinión publicada completamente.

Cuando oí lo del Papa en Jerusalén, me eché a temblar como sevillano al que le gusta la Semana Santa. Ya saben lo de Pilatos. La historia, tan conocida, de aquel guiri que el Viernes Santo, al amanecer, estaba viendo el paso de la Sentencia de la Hermandad de la Macarena, y agnóstico y lerdo en Historia Sagrada, en Antiguo y en Nuevo Testamento como era, le preguntó a un sevillano así con esa cara de despiste y de no enterarse absolutamente de nada con que preguntan los turistas:

-Oiga usted, y ese romano que va ahí con una clámide blanca y con una palangana, ¿quién es?

A lo que, muy convencido y tajante, respondió el macareno:

-¿Ese? ¿Quién va a ser? ¡Pilatos, que por poco nos deja el hijo de la gran puta sin Semana Santa...!

Con lo del Papa pidiendo perdón a los judíos por los pasos de Semana Santa me ha ocurrido igual que al guiri de la Macarena con Pilatos. Si el Papa dice que los judíos eran unos señores que pasaban por allí por la calle de la Amargura y que estaban en el Calvario viendo cómo los soldados romanos de las fuerzas de ocupación de Palestina jugaban a los dados, ¿qué va a pasar con los judíos de los pasos de la Semana Santa? De momento medio Salzillo de Murcia y medio Museo de la Semana Santa de Valladolid se queda sin fundamento: ea, ju-díos fuera de los pasos, porque estos señores judíos no tienen nada que ver con la Pasión de Cristo.

No sé si los quitarán, pero si aquí seguimos consecuentemente las enseñanzas pontificias, habrá que llevar de momento a todos los judíos de los pasos de Semana Santa a Pitanguy, para que les haga una cirugía estética urgentemente y los ponga mayormente favorecidos. Los judíos van en los pasos con cara de lo que son: de malos de la película, de esa película explicada por medio de grupos escultóricos cuando no había cine, que no otra cosa es la devota costumbre catequética española de las procesiones de Semana Santa. Yo no sé en Murcia qué ocurrirá, se lo tengo que preguntar a mi director Jaime Campmany, pero puedo asegurarles que en la Semana Santa de Sevilla salen las esculturas de judíos con cara de más mala leche del mundo. ¿Qué pasará ahora con los judíos del paso de nuestra cofradía titular, querido hermano mayor Campmany, que es la de La Columna y Azotes? Tendrías que venir, para que vieras que más cara de mala leche no le puede poner un escultor a una imagen humana que azota a Cristo.

La moda es pedir perdón. Lo de reescribir la Historia era habitual, bastaba con leer El País o leer a Javier Tusell, que ya hay que tener estómago... Lo más insólito es que la reescritura de la Historia llega ya a la Historia Sagrada. Por eso está muy bien que monseñor Rouco Varela no haya querido seguir la moda, y no haya pedido perdón por la actitud de la Iglesia española en la guerra civil. ¿No hemos quedado en que con las elecciones del 12 de marzo se había superado para siempre la guerra civil? ¿A qué viene entonces dar la vara a Rouco porque en abril no haya pedido perdón por una guerra civil que en marzo decidimos todos olvidar? ¿Qué tienen que ver Rouco Varela y la Iglesia española de hoy con la guerra civil? Pues aproximadamente lo mismo que con la Reconquista o con la Batalla de las Navas de Tolosa. Puestos a pedir perdón, ¿por qué nos quedamos en la guerra civil? ¿Por qué no seguimos hasta la Reconquista? ¿No le ha pedido el Papa perdón a los judíos por el falso testimonio que les levantamos con la Pasión y Muerte de Cristo? ¿Por qué entonces no vamos a pedir perdón, un poner, a los descendientes de Tarik y Muza, de Almanzor y Almotamid?

Y, hombre, puestos a pedir perdón por la guerra civil española, ¿debe pedirlo la Iglesia o se lo tienen que pedir a la Iglesia? Aunque ahora esté de moda la reescritura de la Historia, ¿quién pide perdón por los 7.000 eclesiásticos, incluidos 13 obispos, asesinados? O por los fieles asesinados por su mera condición de católicos. Al abuelo de Isabel, mi mujer, lo asesinaron en Guadalcanal por el terrible delito de ir a misa los domingos, y encima con un misal en la mano, ¡qué provocación! Hombre, si Rouco tiene que pedir perdón a alguien, digo yo que a Isabel mi mujer también se lo tendrán que pedir. Y hasta ahora nadie se lo ha pedido.

Así que vamos a dejarlo, que en este punto hay que pensar como un viejo dicho, sevillano como lo de Pilatos: las mierdas, cuanto más se mueven, más hieden. Y menuda mierda colectiva y nacional fue aquello... *

 


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