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De rosa y oro 

                                            por Antonio Burgos


Num. 2999 - 7 de febrero del 2002                                    Ir a "¡Hola!" en Internet
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"Jazmines en el ojal", editorial La Esfera de los Libros, prólogo de María Dolores Pradera   

"JAZMINES EN EL OJAL", nuevo libro de Antonio Burgos

 

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Igual que este año han nombrado pregonera del Carnaval de Cádiz a esa elegancia con bata de cola de diseño que se llama Sara Baras, a Ismael Beiro también lo eligieron otra vez. Aquel día perdí una de las mejores oportunidades de callarme de mi vida. Pregunté:

-- ¿Y quién es Ismael Beiro?

Cómo me miraron, con qué desprecio... De la extrañeza por mi ignorancia pasaron a la conmiseración:

-- Hombre, ¿quién va a ser Ismael Beiro? ¿Pero es que tú no ves "Gran Hermano"?

Ni "Copito de Nieve" cuando lo contrataron como gorila blanco del zoo debió de sentirse tan observado como servidor cuando tuvo que reconocer:

-- Pues no, la verdad, nunca he visto "Gran Hermano".

Creía que aquella mala racha de los gorilas blancos del zoo televisado había pasado, cuando hete aquí que de nuevo me siento extraterrestre. Contemplo la chavalería cantante de "Operación Triunfo" y salvo a Carlos Lozano el presentador no conozco absolutamente a nadie. Como un marciano. Me hablan luego de la Academia, y, tonto de mí, digo:

-- Sí, tras la muerte de Jesús Aguirre y de Camilo José Cela hay cinco vacantes. A ver si para una de ellas eligen académico a mi compadre Alfonso Ussía.

Y me dicen que no, que la tal Academia no es la Real Española ni tiene nada que ver con el Diccionario de la Lengua. Que esa Academia es donde estudian y perfeccionan los dones que Dios les ha dado estos chavales que quieren ser artistas, cuyos nombres hasta he tenido que apuntar para recordarlos: Chenoa, Manu Tenorio, David Bisbal, Nuria Fergo, David Bustamante, Rosa, Gisela, Verónica... Lo peor de estos casos es que te sientes tan rarito, tan estadísticamente incorrecto, que ni te atreves a preguntar todo aquello que no sabes pero que la gente domina a fondo. Por natural respeto humano no me atreví en su día a preguntar nunca qué gracia le encontraba la gente a ver a unos tíos duchándose o a una señoritas en ropas menores en "Gran Hermano". Ahora le he echado valor y he preguntado todo aquello que quería saber sobre "Operación Triunfo" y no me había atrevido. Sé de este modo que todo esto sirve para elegir al representante español en el Festival de Eurovisión, que se celebrará el 25 de mayo del 2002 en Tallin (Estonia). Acabáramos. Esto es como lo de Massiel, pero sin abrigo de chinchillas...

Aunque lo peor no es esto. Lo peor es cuando miden las audiencias televisivas y dan cifras. Entonces es que ya te siente absolutamente extraterrestre, extranjero en los campos de tu tierra como en el poema de Antonio Machado. Te sientes un ilegal, un simpapeles, una minoría étnica, un heterodoxo. Solamente si se encuentra usted en mi misma jaula de gorila blanco podrá comprender la perplejidad que se siente al saber que casi el 50 por ciento de la audiencia de las televisiones sigue un programa del que usted no solamente no tiene la menor idea, sino que nunca ha visto y (lo que es peor aún), no tiene el menor interés en contemplar. Nos ocurre algo igual que cuando dicen que el partido entre el Real Madrid y el Barcelona lo ha visto el 55 por ciento de los telespectadores. Al día siguiente, todo el mundo te habla del gol de Figo. Terrible situación. Usted comprueba que puede hablar del churrigueresco, del sistema de propiedad en la España medieval, del Principio de Arquímedes, del final del Imperio Romano, pero que no puede decir ni media palabra del gol de Figo. Tras lo cual debe preguntar a qué hora sale el próximo cohete para Marte: es como sentirse marciano esto de experimentar que te dan con el "share" en toda la boca.

Poco futuro tenemos los que nos encontramos en esta situación. Porque confesaba mis cuitas a una amiga televisivamente correcta para que me consolara, y acabo de descubrir que no solamente no conozco a Naím Thomas, sino que tampoco sé quién es Betty la Fea. Lo mío, como ven, es más grave de lo que parece. Es de Operación Fracaso.

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