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De rosa y oro 

                                            por Antonio Burgos


Num. 3050 - 23 de enero  2003                                    Ir a "¡Hola!" en Internet
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Por lo que veo que se ha puesto de moda en la generación de los Davises, de David Bisbal y de David Bustamante, habrá que buscar urgentemente unos equipos itinerantes de estilistas para que, al modo de las Misiones Pedagógicas de la Institución Libre de Enseñanza o del teatro de La Barraca de Federico García Lorca, recorran los caminos de los pueblos de España dando cursillos a las madres sobre el modo correcto con que sus hijos pueden llevar la camisa. Cada vez que veo a Bisbal o a Bustamante en actuaciones o en entrevistas, llegando a un aeropuerto o saliendo de un hotel rodeados de admiradoras quinceañeras que les piden autógrafos, pienso en las madres de estos dos artistas. Deben de ser las señoras más liberales y a la moda de España, con el reloj mejor sincronizado con la hora exacta de las tendencias mundiales. De otra manera no me explico que tanto Bisbal como Bustamante vayan con sus trajes o sus chaquetas y lleven por debajo la blanca camisa, pero con los faldones generosamente extendidos por fuera de los pantalones. Habrán advertido por qué pienso en las madres de estos dos cantantes. Porque las madres de Bisbal y de Bustamante seguramente no son como las otras, las madres españolas de toda la vida, las que cuando ven que sus hijos se van a la calle de tal guisa, con los faldones de la camisa por fuera de los pantalones y por debajo de la chaqueta, les pegan la bronca del siglo:

-- Hijo, ¿así vas a salir a la calle? ¿Tú no ves que con la camisa de esa forma vas hecho un adefesio? Anda, haz el favor de ponerte la camisa como Dios manda, por dentro de los pantalones...

Sin embargo, cuando he leído que David Bisbal ha abandonado la casa de sus padres y se ha ido a vivir a un apartamento con Chenoa-mi-amor, he dudado seriamente en la igualdad de liberalismo de faldones de las señoras madres de ambos artistas. Seguramente la madre de Bisbal va más por el plan antiguo de la bronca al niño que no se quiere remeter los faldones de la camisa. Es que la está usted viendo:

-- David, hijo, ven que te remeta esos faldones de la camisa, ¿así vas a salir con Chenoa?

Chenoa, que es más liberal que la madre de David en materia de moda, no le da al chiquillo bronca alguna, se ponga los faldones de la camisa como se los pongas. Brindo mi descubrimiento a los cronistas de la materia, para que sepan las profundas razones de ese nido de amor de Chenoa y Bisbal. No es solamente el amor. Es que el muchacho estaba ya harto de que su madre se siguiera creyendo que aún es un niño y le pegara esos broncazos por el modo de llevar los faldones de la camisa. Con Chenoa, David Bisbal no solamente ha encontrado la estabilidad del amor, sino lo que buscan ansiosamente, sin conseguirlo, cientos de miles de muchachos españoles de su generación: que puedan salir de copas con los faldones de la camisa como tengan por conveniente, sin recibir la absorbente reprensión materna. O sin tener que hacer el paripé del "sí, mamá". El paripé del "sí, mamá" consiste en que el muchacho, tras recibir la maternal advertencia, cuando está arreglado de chaqueta para ir a una cena con unos amigos o a una fiesta, dice a su madre con toda la falsedad del mundo:

-- Sí, mamá, tienes razón. Mira cómo ahora mismo me pongo la camisa como tú dices.

Y se remete los faldones, y recibe un complacido beso de amor y despedida de la madre. Y coge el ascensor. Pero no ha llegado al portal cuando, zas, ¡faldones fuera! Y allá que sale de casa con la camisa como los nuevos tiempos mandan.

De todo lo cual se infiere lo muchísimo que ha influido Operación Triunfo en los gustos de los españoles. No me refiero ya a las canciones que ha puesto de moda, ni a la igualitaria posibilidad de que un muchacho cualquiera llegue a la fama y a la riqueza directamente desde el andamio. La gran revolución de Operación Triunfo es el cambio en el modo de llevar los faldones de las camisas, por fuera de los pantalones. Modo que debemos adoptar todos los españoles, especialmente los mayorcetes. Miren cómo los padres no riñen a los hijos por esto. Los padres sabemos que si se universaliza esta moda en todas las generaciones, con los faldones de la camisa por fuera disimularemos mejor este barrigón espantoso, por el que la mamá del niño también nos da la bronca.


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