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edición de "Folklore de las cofradías de Sevilla", de Antonio Burgos
Entrevista a A.B. tras las 6ªedición del libro     Carlos Colón: "El pregón de Burgos"   La Academia del Costal

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Portada de la 7ª edic. de "Folklore..." (las manos del Gran Poder)
Portada de la 7ª edición de "Folklore de las cofradías de Sevilla." (las manos del Gran Poder)  Leer artículo "Las manos del Gran Poder"
El Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla ha publicado en su Colección de Bolsillo la séptima edición de "Folklore de las Cofradías de Sevilla". Este libro de Antonio Burgos es ya un clásico entre las obras sobre la Semana Santa de Sevilla., Publicado por vez primera en 1972, recoge una serie que con el título de "El habla cofradiera" apareció en la prensa sevillana en 1966, y que dio origen a la costumbre de editar los actuales coleccionables de la Cuaresma. La obra ha venido reeditándose ininterrumpidamente desde entonces y figura ya en todas las bibliografías sobre asuntos cofradieros de Sevilla y de Andalucía. En esta obra, Burgos hizo una primera aproximación desmitificadora al mundo de capataces y costaleros, cuando las cuadrillas estaban todavía formadas por los que hoy se recuerdan como "los profesionales" y aún no habían entrado los hermanos costaleros bajo las parihuelas. Aparte de ser el primer aporte etnográfico y lingüístico sobre este tema, tiene además el valor de documento sobre una época de la Semana Santa, la crisis de los últimos años del franquismo, cuando no podía adivinarse el esplendor actual de hermandades, cofradías, costaleros y todo lo relacionado con la gran fiesta religiosa de Sevilla.   

Entrevista a A.Burgos en "La Pasión Digital"      Entrevista a A.Burgos tras las 6ªedición del libro   Artículos de Semana Santa

ACOGIDA DE LA OBRA

Diario de Sevilla 7/3/2004

la ciudad y los días

El pregón de Burgos

Carlos Colón   

Hay pregones dichos que es como si no se hubieran dicho y pregones no dichos que resonarán durante muchos años en los oídos de la ciudad que sabe oír: el de Rafael Laffón, el de Juan Sierra, el de Rafael Montesinos o el de Antonio Burgos. Nada les hubiera añadido a ellos pronunciarlos, pero mucho a la ciudad oírlos. Y más a la Semana Santa, tan maltratada por la literatura oral y escrita, en prosa y en verso -sobre todo en verso-, que se derrama sobre ella como fuego griego que amenazara dejarla desfigurada. ¿Qué le da el pregón a quien ha escrito el Discurso de las cofradías, Palma y cáliz de Sevilla, El rito y la regla, Armaos en San Lorenzo, El último armao o Las manos del Gran Poder? ¿Y cuánto pierde el pregón por no haber sido dicho por quienes escribieron estos poemas en verso o en prosa? Respondan ustedes mismos.

El bellísimo poema en verso que figura en tercer lugar -tal vez el mejor que se haya escrito sobre la Semana Santa, con la venia de Madrugada del destierro- está dedicado a quien escribió los tres poemas en prosa que le siguen. Rafael Montesinos se lo dedicó al Antonio Burgos que escribió, entre tantas otras, esa maravilla -que le envidio como un manto de hojarasca sobre terciopelo negro de las Antúnez envidia al camaronero de Ojeda que este año lleva nuestra Esperanza- en la que se cuenta cómo cuando César oye los rosarios del palio de Montesión, se baja de la columna y... "Nadie le ve con paso menudo y apresurado dirigirse a la calle Ancha de la Feria, meterse en un portal, tocar la campana de una cancela, oír la voz de la vieja del Candilejo, que allí vive y que cada año le dice, con un geranio en el moño y la lejana belleza de la juventud en la profundidad de sus ojos: -Hijo, menos mal que vienes... Ya me estaba yo diciendo este año: a ver si me va a fallar Julio... Y sube a una alcoba del principal, y allí, ante el armario de dos puertas cuyas lunas reflejan el cuadro de la Macarena de la cabecera de la cama, tiene cada Jueves Santo su ropa de armao el que las legiones mandó, el que conquistó los pueblos. Miradlo cómo se calza medias y sandalias, cómo triunfa Roma en los flecos de oro que lleva el borde de la enagüeta. Miradlo cómo se ciñe la coraza, cómo se mira al fondo del espejo y el viejo azogue le devuelve las aguas del Rubicón. La suerte está echada. Enciende un cigarro, se cala el casco, toma sobre el hombro la corta lanza, que banderilla torera parece más que hierro, y se echa al barrio". ¿Comprenden ahora lo que les digo?

Este mismo Antonio Burgos a quien hoy quiero dar ese abrazo que reservamos para el día en que sale la cofradía de los amigos ha escrito, el pasado 1 de abril, otro artículo de antología -es de esperar que literalmente sea así- sobre el antisemitismo que pervive en los judíos de los pasos. Como no afecta al Herodes que desprecia a mi Señor de San Juan de la Palma, que no era judío, lo recomiendo calurosamente a todo aquel que a estas alturas aún no se haya enterado de que Jesús Nazareno era judío.

Diario de Sevilla, 8/3/2004

La academia del costal
La reedición de un clásico. Antonio Burgos analiza los cambios sucedidos en el mundo del costal casi cuatro décadas después de que escribiera su libro ‘Folklore de las cofradías de Sevilla”, que la Universidad ha vuelto a editar este año

Fernando Pérez Ávila.   

Treinta y ocho años hace ya que de la pluma de Antonio Burgos saliera su célebre Folklore de las cofradías de Sevilla. La primera vez que aquella obra vio la luz fue por entregas en el diario ABC en la cuaresma del año 1966. Tuvo tanto éxito aquel coleccionable que nueve años más tarde, en 1973, se editaría en formato libro. “Hubo gente que lo recortó hoja a hoja y lo llevó a encuadernar”, cuenta el autor. Hoy, casi cuatro décadas más tarde, está a la venta la séptima edición, reeditada en versión facsímil por la Universidad de Sevilla.

Mucho ha cambiado durante todo este tiempo en la Semana Santa sevillana. Más aún en el mundo del costal, eje sobre el que gira la obra de Burgos. Entonces las cuadrillas formadas por profesionales del muelle amenazaban con huelgas y ahora sobra gente en cada igualá. “Hay hasta lista de espera para entrar en una cuadrilla. Por ejemplo, me harté de recomendar a conocidos a Luis León para que entraran en el paso de la Macarena y no había manera de meterlos”.

La llegada de los costaleros hermanos provocó una revolución en la concepción de las cuadrillas y en el andar de los pasos. Burgos detecta hasta un cambio en el lenguaje. “Ahora existen términos que definen aspectos que antes no había”. Uno de ellos es el conocido movimiento puesto de moda por los misterios trianeros de avanzar con el pie izquierdo. Burgos nunca fue muy amigo de las estridencias en el andar de los pasos, pero asegura que este Lunes Santo se reconcilió, “por una vía etnográfica”, con la forma de llevar los pasos en el otro lado de la orilla. Vio la entrada en Campana del Señor del Soberano Poder y le recordó mucho a las cofradías de Cádiz. “Estoy muy vinculado con esa ciudad y pensé que Triana es el barrio más gaditano que hay en Sevilla. El movimiento de costero a costero me recordó mucho a los cargadores, al paso de horquilla que lleva el Cristo de la Misericordia, que además estaría en la calle a esa misma hora”.

La eliminación de cuadrillas profesionales supuso además el cambio de unos hombres desnutridos y mal alimentados bajo los pasos a unos chicos fuertes y cada vez más preparados físicamente. “Ayer me encontré a mi sobrino cuando iba a dar un relevo en el Cristo de la Expiración del Museo. Él es un joven bastante alto y me dijo que iba en la sexta trabajadera. Lo primero que pensé es que en la primera irían jugadores de la NBA”. Mientras los costaleros son cada vez más altos, las parihuelas, faldones y zancos conservan la talla de antaño, “y ya a algunos se les ven hasta las corvas por debajo del paso”. El cambio llevó también al aumento de los ensayos previos para que todo discurra a la perfección. “Para mí se ensaya demasiado. Se ha perdido la emoción de una salida de un palio que pegue con las perillas en un dintel. La ojiva de San Julián estaba antes de su restauración llena de golpes y ahora el paso cabe sobrado. Hace treinta años llegaba el hombre del muelle reventado, que no sabía ni qué cofradía sacaba, y le pegaba un perillazo a la puerta como Dios manda”.

Volviendo a la renovación lingüística, el autor nota que se pierden algunos términos clásicos del costal. “Casi no se usa ya trabajadera, que se ha sustituido por palo. Además, la gente no habla de vuelta sino de revirá”. Aprovechando la esquina, Burgos pasa del cambio en el habla a la renovación en el terreno de la música sacra. “Ya no se concibe una vuelta sin una marcha. En la época en que escribí este libro los pasos daban la vuelta de forma rápida porque no había bandas como las de ahora. Sólo estaba la banda de Soria y todos los cofrades íbamos detrás del palio que la llevara: el Socorro, las Aguas, el Dulce Nombre… Una revirá en una esquina en esta Semana Santa puede durar varios minutos y más de una marcha. También las cornetas han alcanzado una polifonía admirable”.

Sobre la actual Semana Santa, dice Burgos que lo mejor que ha visto ha sido la vuelta –“me resisto a utilizar el término revirá”– de la Virgen de los Dolores de la Hermandad de las Penas de San Vicente para enfilar la calle Sierpes. “La mayoría de los pasos dan la vuelta ahí como si fueran coches. Pero cuando veo a Antonio Santiago me acuerdo de Rafael Franco y sus ratones. Llevó el paso hasta la tribuna, con las maniguetas metidas entre las sillas, y mandó la derecha delante de una forma magistral”, describe el periodista, en una suerte de homenaje a aquel capataz cuyo nombre rotula una callejuela ubicada muy cerca del lugar de la revirá de Sierpes.

abc.es

Reeditado el libro «Folklore en las cofradías de Sevilla».

José Luis Montoya, ABC de Sevilla, 6/3/2004

Y ahora, aunque continúo con cuestiones relacionadas con la Semana Santa, paso de la vertiente imaginerística a la literaria, porque no quería dejar de comentarles que un año más, el Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla ha reeditado el libro «Folklore en las cofradías de Sevilla», del estimado amigo y compañero Antonio Burgos, que es todo un clásico en la materia, pues, escrito en 1972, fue el auténtico precursor de otros de esta misma temática que lo imitaron.

Y en cuanto a su contenido, a través de las ciento cincuenta páginas del libro, Burgos realizó una primera aproximación desmitificadora del mundo de capataces y costaleros cuando todavía eran profesionales, pues hay que recordar que la primera cuadrilla de hermanos, la del Cristo de la Buena Muerte de la Hermandad de los Estudiantes -de la que tuve el honor de formar parte-, no efectuó su primera salida hasta el año 1973. Y aparte de haber sido el primer aporte etnográfico y lingüístico sobre la cuestión, el libro tiene además el valor de documento histórico, porque retrata una etapa de la Semana Mayor hispalense en la que todavía no se podía imaginar nadie, ni por asomo, la eclosión y la revolución que las cuadrillas de hermanos iban a conocer y suponer, como nadie podía imaginar, en el citado año 1973, la fuerza que dichas cuadrillas iban a tener en el futuro en el seno de sus propias corporaciones, pues últimamente vienen influyendo, a veces incluso de forma absolutamente decisiva, en las elecciones de hermanos mayores y juntas de gobierno .

Diario El Mundo

Séptima edición de Folklore en las cofradías de Sevilla», de Antonio Burgos
J.M. Rondón, El Mundo de Andalucía, 6/3/2004

El Secretariado. de Publicaciones de la Universidad de Sevilla acaba de poner en las librerías la séptima edición del número seis de su colección de bolsillo "Folklore de las cofradías de Sevilla, del escritor y columnista de EL MUNDO de Andalucía Antonio Burgos. Este volumen, publicado por primera vez en 1972, ha sido reeditado continuamente desde entonces, hecho que la ha convertido en una de las títulos clásicos no. solamente de la popular colección de bolsillo de la Universidad, sino de la bibliografía de la Semana Santa.

En "Folklore de las cofradías de Sevilla" se recogen las trabajos de la serie que, baja el título. de "El habla. cofradiera", apareció en la prensa sevillana en la Cuaresma de 1966 y que dio origen a la posterior costumbre periodística de los coleccionables de Semana Santa. En dicha serie, par vez primera, se estudiaban sistemáticamente todas las voces del habla de capataces y costaleros, así coma la etnografía de los pasos y de la cofradía en la calle. El libro tiene forma de diccionario, ya que recoge toda la terminología cofrade, y también es el primero de varios recorridos lexicográficos que luego se han hecha sobre la Fiesta, de tal modo que muchos de estas términos san ya de uso común entre las aficionados a la Semana Santa. Cama asegura en el propio autor en el prólogo «nuestra intento es, pues, recoger con mayor o menor acierto la variada gama de voces, expresiones, locuciones y dichos del habla de Semana Santa, que no han tenida cabida en las repertorios lexicográficos». «Este habla cofradiera -continúa Burgos- es un espejo. perfectamente limitada en el espacio. y en el tiempo., en el.que se mira la cambiante realidad de la lengua castellana hablada en Andalucía».

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