El ministro Javier Arenas presentó el nuevo libro del
escritor y periodista
LEANDRO PEREZ MIGUEL
MADRID.- Burgos suele estar en Andalucía. Pero anoche, Burgos, Antonio Burgos, acudió
a Madrid para celebrar la presentación de un nuevo libro en el que el escritor y
periodista sigue construyendo una memoria personal y colectiva. Un libro, titulado Reloj,
no marques las horas (Planeta), que presentó otro andaluz: el ministro de Trabajo Javier
Arenas, quien solicitó a los asistentes al acto (Rocío Jurado y José Ortega Cano, Curro
Romero, Alfonso Ussía, Antonio Romero...): «Por favor, cómprenlo y léanlo».
Para convencer a los presentes, Javier Arenas aseguró: «He gozado el libro, y
ustedes, leyéndolo, van a disfrutar y se van a sentir orgullosos de su presente y de su
pasado. Estoy seguro de que Reloj, no marques las horas batirá los récords de ventas que
Burgos ha superado con el libro anterior».
El anterior es Mirando al mar soñé, un volumen donde también se recogen los
artículos que Antonio Burgos publica semanalmente en la edición andaluza de este diario.
Un volumen, como el que anoche fue presentado, en el que Burgos narra los recuerdos y las
emociones de la generación que hizo la transición mediante estampas literarias escritas
con nostalgia y humor.
Durante la presentación, Arenas recurrió a dos palabras para aludir al libro: memoria
y crónica. Dijo: «Es una crónica que tiene mucho que ver con la historia cotidiana y
con la otra. Una crónica grande que tiene mucho que ver con la chica. Una crónica con
letras de canciones, versos, imágenes».
El ministro Arenas habló de dos memorias. Primero, de la pública: «Burgos habla de
lo que todos hemos visto, de lo que hemos vivido. De los sueños de regeneración de
España en una época dura, pero fecunda». Después, de la privada: «No olvida el
interior de las cosas». Y concluyó: «Si no hay memoria, no hay personalidad; no se es
gente».
Culto y popular
El ministro también elogió la escritura de Burgos -«en su estilo cabe lo culto y lo
popular; la categoría y la anécdota, lo sagrado y lo profano»- y el andalucismo del
periodista: «No pretende que Andalucía sea lo más, ni, por supuesto, lo menos. Nos hace
ver que es posible ser andaluz sin serlo contra nadie». Arenas terminó así: «Antonio
Burgos siente pasión por Andalucía y pasión por España».
Después, Burgos devolvió los piropos de Arenas recordando a los 800.000 parados que
el ministro «ha quitado» a la EPA (Encuesta de Población Activa). Luego advirtió: «Yo
no soy de hablar; soy de escribir». Por eso, leyó buena parte del prólogo de Reloj, no
marques la horas.
El libro comienza con la letra del célebre bolero de Roberto Cantoral. Pero el
prólogo empieza de esta manera: «Reloj, no marques las horas, reloj Dogma, reloj Cauny
Prima, reloj que te trajeron de Tánger, reloj de pedida, reloj de aprobar la Reválida,
reloj de aprobar COU, primer reloj sumergible, reloj de Ceuta, viejo reloj de pared que
estaba en el comedor de casa de tu madre, reloj...»
Burgos escribe: «El bolero sí que es poesía social, no hay más poesía social que
la que llega al corazón, la que marca las horas, como el reloj; la que detiene el tiempo
antes de que la vida nazca en los brazos».
En el prólogo, además, figuran entre otros nombres los de Rocío Jurado, Felipe
González («el feo maravilloso»), Federico García Lorca y Francisco Franco. Sobre este
último, se pregunta: «A ti, caudillo de España por la gracia de Dios que dicen las
pesetas rubias, ¿qué te debemos?, ¿acaso esta tristeza, estas barricas de sardinas
arenques, esos trozos de bacalao que cortan con una cizalla en la tienda de comestibles?,
ay, si el reloj marcara las horas más de prisa, ya no tendríamos esta oscuridad de la
bombilla del flexo».