Curro Romero: «En esta plaza me siento como gallina en corral ajeno»

SEVILLA. Alberto García Reyes

 

Curro Romero, ayer en Sevilla. Nieves Sanz
Curro Romero, ayer en Sevilla. Nieves Sanz

Como en una tarde de toros en la Maestranza, el Salón Real del sevillano hotel Alfonso XIII tenía los tendidos abarrotados. En el cartel, Curro Romero, que en esta ocasión no tuvo que esperar a sustituir a Mondeño, era la estrella. Junto a él en el paseíllo, nada menos que Álvaro Domecq, Arturo Pérez Reverte y Antonio Burgos. Y en el palco presidencial, José Manuel Lara, presto a sacar el pañuelo en cada lance.

Así las cosas, la corrida se presentaba digna de entrar en la Historia. Una vez todos en el centro del ruedo, salió el toro, un astado de la ganadería de Antonio Burgos con 400 páginas de peso, llamado «Curro Romero: la esencia».

Y es que «el ambiente de Domingo de Ramos» del que hablaban algunos de los presentes había creado el contexto propio de las tardes de Feria. En primera fila, como en la barrera de la plaza, las diversas personalidades también ponían su granito de arena. Francisco Álvarez-Cascos con su esposa; Jaime Mayor Oreja, Javier Arenas, la duquesa de Alba y su hija Cayetana, Soledad Becerril y numerosas caras del espectáculo ocupaban sus asientos esperando el inicio, mientras la banda del Maestro Tejera daba un poco más, si cabe, de ambiente taurino.

Pero detrás de todo no había más que la presentación de un libro editado por Planeta que registra la biografía del Faraón de Camas. Como presentadores de lujo, Domecq, Pérez- Reverte y el autor, Antonio Burgos, ante la atenta mirada de un Curro Romero con semblante de tarde de triunfo.

«Presentar a Curro es presentar la personalidad del hombre cabal», dijo el rejoneador. Arturo Pérez-Reverte recordó una tarde en la Campana sevillana en la que vio a Romero pasar, al tiempo que le decían «ahí va el maestro». «Entonces no lo entendía, pero tras leer el libro y descubrir su personalidad, lo vi claro. El mito no tiene los pies de barro, es humano, tiene cornadas en el cuerpo y nadie le ha regalado nada».

Tras su intervención, llegó el turno del cabeza de cartel, que dio pocos pases, pero con esa maestría que ha dado la razón a quienes le pusieron el apodo: «Yo debuto en este tipo de plazas —literatura— y me encuentro como gallina en corral ajeno, pero, esto es el toreo, pura poesía». Y finalmente, el responsable de todo, Antonio Burgos, quiso contar a Curro el porqué de la obra: «Cuando vi pasar a Curro el de Andrea a hombros por el Arenal aquel 26 de mayo, empecé a presentir que aquel Antoñito que empezaba a ser poeta escribiría un libro sobre su arte».