Memoria de Andalucía

El Mundo de Andalucía, sábado 6 de diciembre de 1997

Antonio Burgos

Chumy Chumez, introductor de Menese en Madrid

 

Creo que fue por su amistad y compadrazgo con Manolo Summers que Chumy Chumez descubrió el mundo del flamenco. Chumy Chumez ya dibujaba los obreros de boina que cargaban en sus espaldas unas enormes piedras, sobre las que iban bien apoltronados empresarios de chistera y puro habano. Chumy vino a Sevilla en olor de multitud cuando, con Summers, había alentado "Hermano Lobo", la revista de humor que fue el refugio de los que escribíamos en "Triunfo" cuando el régimen de Franco cerró la revista. "Hermano Lobo" fue una especie de "Triunfo" en el exilio interior de la prohibición de Información y Turismo. Allí escribían Manuel Vicent, Cándido, Umbral, Angel García Pintado, Vázquez Montalbán. Dibujaban Summers, Ops (El Roto), Forges. Chumy hacía unas portadas antinorteamericanas terribles, y ponía en cada número su habitual dibujo del obrero con la piedra. Cuando aquella vez vino en olor de multitud a una mesa redonda sobre la revista organizada por la residencia de estudiantes que había en el Colegio de Médicos, repitió en público lo que muchas veces nos había dicho en privado acerca de sus chistes de la piedra:

-- Lo que nunca he dicho es si me río del empresario o del obrero...

Chumy era compadre de Summers. Chumy estaba casado con una norteamericana de origen japonés, de los japoneses de California, y tuvo un niño. El niño salió doblemente japonesito, porque la verdad es que Chumy, si se piensa, tiene unos rasgos un poco chinescos. Y cuando fue Summers a conocer el niño de su compadre, al verlo con los ojitos tan rasgados y tan raza amarilla, con toda la gracia de Huelva le dijo:

--- Chumy, ¿pero tú que has tenido? ¿Un niño o una hucha del Domund?

Summers cantiñeaba fandangos de Huelva, como los cantiñea Jesús Quintero, como (con la excepción de Jesús Hermida, que iba por la vida de madrileño) los cantiñeaba toda aquella saga onubense que conquistó España y que tiene su cronista en Víctor Márquez Reviriego, otro de "Triunfo" y de "Hermano Lobo", de Plaza del Conde del Valle de Suchill, 20, vamos... Los fandangos de Summers probablemente aficionarían a Chumy al flamenco, porque la verdad es que una noche de verano me lo encontré en pleno fregado de la flamencología andante en el Festival de Mairena. Estaba con Fernanda y Bernarda, muy contento. Le pregunté qué le traía por nuestra tierra y me dijo, entusiasmado:

--- Es que estoy haciendo un documental sobre estos dos monstruos...

No llegué a ver el documental de Chumy sobre Las Niñas de José, me imagino que en la Segunda Cadena, que era el refugio de los geógrafos del cante. Llamo "los geógrafos del cante" a los que, tras las huellas de "Geografía del Flamenco" de Domingo Manfredi Cano y en la moda intelectual de la flamencología, como se le llamaba, escribieron artículos y libros o hicieron series de televisión sobre el cante. Hizo geografía del cante Chumy, como en sus libros para colecciones de guías turísticas la hicieron, con notable calidad, Caballero Bonald y Fernando Quiñones. O como hizo geografía del cante José María Velázquez, el poeta de Arcos que en unión de Antonio Hernández había fundado la revista "Liza" como herederos de "Alcaraván" de los hermanos Murciano y que reivindicaban siempre al más oscuro y valioso poeta de aquel grupo, a Julio Mariscal Montes, el ignorado maestro nacional de Paterna de Rivera.

Chumy anduvo por los amplios territorios del mairenismo militante, con otro personaje interesantísimo, que también aterrizó por aquí e incluso abrió casa en los Alcores, el pintor Capuletti, vallisoletano, sobrado de oficio, que a mí me recordaba al desaparecido Romero Ressendi. Era la gente del norte subyugada por el cante. Tras la fiebre andaluza de la flamencología, con Juan de la Plata en Jerez, con Rafael Belmonte, Manuel Barrios y Amós Rodríguez Rey, entre otros, en Sevilla, el flamenco se había intelectualizado otra vez, al modo del festival de Granada de Falla y García Lorca, y, por ejemplo, los andaluces de los colegios mayores de Madrid siempre nos las ingeniábamos para incluir en el programa de actividades culturales un recital de cante. Colegios mayores hubo como el San Juan de Rivera que se distinguieron en la reivindicación del cante y en la exposición de los problemas de Andalucía, a muchos años aún del libro "Noticia de Andalucía" de Alfonso Carlos Comín o "Andalucía, ¿Tercer Mundo?" de este memorialista. Entre los cantaores que apoyábamos, en aquella órbita de "Triunfo" y de "Hermano Lobo", y de los colegios mayores, y de la Asociación de Amigos de la Unesco, José Menese estaba a la cabeza. Le hacía las letras Moreno Galván y cantaba coplas que hablaban de la realidad social de Andalucía, la otra cara de la moneda del flamenco de los tablaos: Los Canasteros, Torres Bermejas o Las Cuevas de Nerja. No entendíamos de flamenco, pero comenzamos a saber qué eran unos tientos, oyéndoselos a Menese. Como tampoco sabíamos que Menese había llegado a aquel Madrid de estudiantes gracias a Chumy. Menese, como Moreno Galván, era de La Puebla de Cazalla. Y no sé si desde La Puebla misma, o si desde alguno de aquellos pueblos de los festivales flamencos que recorría Chumy con La Fernanda y La Bernarda, la verdad es que el dibujante fue literalmente el introductor de Menese en Madrid. Porque, a ruegos de Moreno Galván, fue Chumy quien por vez primera llevó a José Menese a Madrid, en el transportín de su moto.

 


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