El Mundo

Memoria de Andalucía

El Mundo de Andalucía, sábado 11 de enero de 1997

Antonio Burgos

El "España" de Tánger, periódico andaluz

 

Andalucía no se dividía aún en oriental y occidental. Ni en capitanías generales. Ni en audiencias, que eso sí que era completamente colonial: a la Audiencia de Granada le decías por delante <F2>Nueva<F1>, la Audiencia de Nueva Granada y de momento tenías que poner para presidirla a un tío virreinal con peluca y casacón. Entonces había otras divisiones de Andalucía. Se dividía, por ejemplo, en la Andalucía del chocolate Eureka y la Andalucía del chocolate Bib Rambla. Andalucía se dividía en Créditos Rucas y Almacenes Olmedo. En veraneo en Chipiona y veraneo en Almuñécar. Andalucía se dividía en Farmacia en Granada o Veterinaria en Córdoba. En Manolete y Pepe Luis Vázquez. En La Alsina y Los Amarillos. En Rute y Cazalla. En el CZ de Alvear y el Inocente, un fino de Valdespino. En el flamenquín y los calamares fritos. Y en el Informaciones de Madrid y el España de Tánger.

A Córdoba llegaba el Informaciones de Madrid, O el diario Madrid, que entonces era aún el vespertino de Juan Pujol, al que los nacionales, cuando habían tomado la capital, le habían entregado la maquinaria y la cabecera de El Heraldo, como los falangistas se habían quedado con la rotativa y el edificio de El Sol en la calle Larra para sacar el Arriba. En Córdoba se ha consumido siempre mucha prensa de Madrid. Córdoba era como una colonia periodística de Madrid.

En Sevilla, por el contrario, nunca tuvieron penetración los periódicos de Madrid. El vespertino que llegaba a Sevilla con el atractivo de lo impreso fuera de la ciudad era el España de Tánger, que era el que mejor daba los partidos del Betis y tenía además una cabecera de color verde. Y luego, los sábados, el España Semanal, el suplemento donde Antonio Colón escribía de toros y mantenía una sección de correspondencia con los aficionados, en la que se hartaba de poner cartas un jartible comunicante del Campo de Gibraltar que se firmaba "El duende de la Baja Andalucía". En aquel España de Tánger semanal venían la página de horóscopos y consultorio sentimental de José de Juanes y, sobre todo, las espléndidas críticas literarias de un gran escritor de Huelva, Rafael Vázquez Zamora, que era jurado del premio Nadal y asesor literario de la editorial Destino. A Vázquez Zamora, como a tantos escritores andaluces, no se le hizo justicia en su tierra, y al mentarlo ahora quizá estamos poniendo nombre propio a un olvido. La literatura andaluza sigue teniendo una gran deuda con Rafael Vázquez Zamora. El crítico onubense, afincado en Madrid, fue el que inventó el "tremendismo literario" cuando Cela publicó "La familia de Pascual Duarte" y fue el primero que habló de la "nueva narrativa andaluza", deslumbrado por los cuentos de Alfonso Grosso que había leído como jurado del premio Sésamo, por las novelas de Manuel Barrios que había votado como jurado en el Nadal, "El crimen" o "La espuela". No había hecho literario en la Andalucía de los 50 y los 60 que Vázquez Zamora no consignara puntualmente en su página del España Semanal. Reseña hizo de todas las revistas poéticas y los libros de versos de los autores de Granada ("Veleta al Sur"), de Sevilla ("Guadalquivir, "Rocío", "Aljibe"), de Córdoba ("Arcángel"), de Cádiz ("Platero", "Caleta"), de Arcos ("Alcaraván", "Liza").

Cuando España era periodísticamente una unánime Plaza de Oriente de adhesión al franquismo, aquel España de Tánger era un ámbito de libertades en el espíritu de la ciudad internacional, el que nos subyuga en "Casablanca". El Risk encarnado por Humphrey Bogart podía haber sido perfectamente redactor del España de Tánger. El diario creado por Gregorio Corrochano y dirigido por Zarraluqui era el refugio de muchos periodistas republicanos que habían salido de estampía de Madrid o de las cárceles franquistas, como Fernando Vela, que había sido secretario de Ortega y Gasset. Por allí andaba Eduardo Haro Tecglen y allí recalaron los dibujos taurinos de Andrés Martínez de León, que no podía publicar su Oselito en los periódicos de Madrid porque había sido republicano y había estado condenado a muerte. ( El vacío de Martínez de León en la prensa andaluza lo ocuparon imitadores de su estilo. Las viñetas de toros más famosas, apuntes del natural de las corridas, fueron las del trianero Vicente Flores. En el fútbol destacó el dibujo completamente "naif" de Domingo Wasaldúa y un personaje bético al modo de Oselito que se inventó, Tropezones, del que ponía viñetas no solamente en el diario FE, luego Sevilla, sino hasta en los escaparates de las tiendas, como en la óptica que la familia González Green, el del globo, tenía en la calle Tetuán, y en el bar de Manolo González detrás de Correos, el que hizo popular la carga de la brigada ligera de los caballitos de jamón y las batallas de pavías de bacalao. Para quien quiera evocar aquellas tardes de dibujos sobre el resultado del Betis-Iliturgi, tiempos míticos de la Tercera División, existe una espléndida colección de dibujos de Tropezones enmarcados en el Bar Cambados de Heliópolis.)

El España de Tánger defendía todo lo contrario que el Córdoba, el Patria o el Odiel. Para el España, la contienda de 1936-1936 había sido una guerra civil y no una Cruzada de Liberación. Para el España, había una idea en marcha que se llamaba Europa; aquel diario nos hablaba de un mundo emergente, que eran las democracias que en la II Guerra Mundial habían vencido al fascismo. Sus páginas tenían una singular extraterritorialidad, como Tánger mismo, a la que no llegaba el enorme peso de la Iglesia en la vida cotidiana de aquellos años. España de Tánger era un diario civil que entraba por las tardes en una Andalucía militar y religiosa. Por eso sentíamos una cierta frustración cuando Paco el de los periódicos, en las largas tardes de lluvia, nos decía cuando íbamos por el España:

--- Niño, dile a tu padre que hoy el España no ha entrado porque hay temporal en el Estrecho y no ha podido pasar el barco...


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