Antonio Burgos / El Recuadro

El Mundo, martes 2 de septiembre de 1997

Antonio Burgos


La protomártir del "Hola"

 

No me hace falta que los periódicos me digan que Diana fue la niña que le salió castiza al conde de Spencer para saber que, desde luego, su padre no era aquel guardia civil que decía a los suyos:

-- Hijo mío, actúa en la vida de manera que nunca tengas que salir en los periódicos.

Ahora el norte es todo lo contrario. Muchos viven para salir en los periódicos. Porque viven de salir en los periódicos. Ser noticia es para algunos como ser notario o ser programador de ordenadores: una profesión como otra cualquiera. Los famosos cobran fama por la única razón de serlo. Cobrar fama es ya equivalente de cobrar la tela marinera del telón por dejarse retratar. Mucho hablar del derecho a la intimidad, hasta que se le pone un precio a la privacidad. Salen mucho en los periódicos por la única y exclusiva razón de que salen mucho en los periódicos. Como aquel que según el titular del periódico de Isla Cristina mató a su padre: "Sin causa justificada".

En su último libro, el marqués de Tamarón ha dicho todo esto mucho mejor que yo lo pueda expresar, que para eso es intelectual según el "Boletín Oficial del Estado": "A mí me embarga la perplejidad cuando leo sobre los famosos en la prensa rosa. No sé nada de ellos. No dudo que sean famosos, pero ¿famosos qué?, ¿famosos políticos, famosos cleptócratas, famosas rameras?... Diríase que ha surgido una nueva tribu de semidioses sin profesión conocida, una constelación de taumaturgos tautológicos de cuya fama tan sólo la misma fama es causa y resultado. No tienen necesitan hacer nada, pueden limitarse a ser. Los famosos son".

Con su divorcio, Diana Spencer salió de la Familia Real británica para sentar plaza en el Real Cuerpo de Famosos. Que saliera en los periódicos como Princesa de Gales era de todo punto lógico y natural. Lo que no me explico no es que se matara ella perseguida por los paparazzis, cuando iba con su maromo moro (ah, no, árabe, que los moros son los del colchón en la baca del coche y los árabes son los del yate.) Lo que no me explico es que esos abyectos fotógrafos persiguieran a una que, todo lo más, era una señorita particular con un pasado más o menos glorioso y un futuro más o menos complicado. Lo malo no es que existan los paparazzis. Lo peor es que se dediquen a perseguir señoritas particulares cuya vida y milagros no nos deberían interesar en principio nada, pero que forman parte consustancial de la mierda ambiente. Perseguían a Diana Spencer como podían ir detrás de Raquel Mosquera, que sale mucho en los periódicos porque se ha casado con uno que fue marido de Rocío Jurado, toma ya fama, pero que es algo, por lo menos es peluquera...

Empiezan llamando a los fotógrafos para que los saquen y acaban huyendo de los fotógrafos. ¿Se han fijado cuando quieren sacarles unas declaraciones en Barajas? ¿Por qué llevan siempre tanta prisa con el carrito de las maletas, que ni se paran a hablar con los de las cámaras, que se están ganando el mismo jornal que ellos se ganan vendiendo sus exclusivas? Lo de Diana Spencer ha sido como si Rosarillo, un poner, se escoñara un día en Barajas, huyendo de las cámaras, blasfemando, mientras lucha con las puñeteras ruedas del carrito de las maletas. Accidente de trabajo de los que no la doblan. O un caso más de hemeropatía. Existe una peligrosa enfermedad social, no detectada, que es la hemeropatía, la adicción enfermiza a salir en los periódicos para poder vivir de la venta de exclusivas. Isabel Preysler, Nati Abascal, España está llena de hemerópatas en fase terminal. Un día se pegarán el pellejazo huyendo de las cámaras de las agencias que abastecen los basureros televisivos. Existen gracias a la hoguera de las vanidades y acaban consumiéndose en sus llamas.

Y a todo esto, la doble moral habitual. Estados Unidos prohibe fumar, pero no declara ilegal el cultivo de tabaco en Virginia, porque eso da dinerito. Aquí, venga debate sobre los límites de la libertad de expresión, pero las marías estos días es que hasta se duchan delante del televisor. Mucho largar contra los paparazzis y mucho hacer tabla rasa con todos los periodistas. Pero en cuantito que salga el "Hola", se agota. Hasta muertos puede haber en quiosco por conseguir uno. Diana Spencer es la protomártir del Real Cuerpo de Famosos. Caídos por la fama y por el "Hola", ¡presentes!


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