El Recuadro

El Mundo de Andalucía, viernes 19 de diciembre de 1997

Cristina Hoyos, la niña del Corral del Trompero

 

Se levanta el telón del Lope de Vega y gracias a la escenografía de Daniel Bianco, parece que estamos en el Teatro San Fernando. La reja de cartón-piedra, y el arco (naturalmente que moruno) de cartón-piedra, y las macetas de geranios de cartón-piedra, y la guitarra con la moña de los colores de España. Y sale el ballet, y gracias al arte de Cristina Hoyos y al vestuario de Christian Lacroix, parece que estamos en El Guajiro, en El Patio Sevillano de la plaza del Duque. Cristina Hoyos reconstruye la degradación, desde el distanciamiento de la pureza, La Parrilla del Cristina caricaturizada por Cristina. Flamenco degradado del que vendía Pulpón al por mayor, grupos para los cruceros de los barcos de Ybarra, "Cabo de Hornos", "Cabo de Buena Esperanza". Flamencas con la moña de flores plantada muy alta y muy tiesa. Con las faldas de volantes muy cortas, con mucho tarlatán, que estamos en la época de Lilí y del can-can en los vestidos de los guateques de las niñas. Las flamencas parecen muñequitas de Marín, pero como todavía no hay televisión, no son pan-simar-televisó. El flamenco que sale es como el de las postales que venden en la consejería del Hotel Luz Sevilla, de ésas con tela por encima...

Hace falta tener el talento coreográfico de Cristina Hoyos para sacar este popurrí de rumbitas de María Belén Santajuana, ya suena el tamborilero a la orillita del río, y del baúl de los recuerdos de la memoria de mi mare me dijo a mí, que mi cariño olvidara, Cristina, qué repeluco, cuando estoy recordando cómo cantaste la otra noche esa sevillana antigua, esa sevillana corralera con tanta vida dentro, que era como si nos estuvieras enseñando la partida de nacimiento y de bautismo.

Tus flamencas del Guajiro, ay, Cristina Hoyos, me han llevado a los años cincuenta. Parece que en tu elenco están Tere del Oro, El Güito, Maleni Loreto, esos hermanos de Huelva que están empezando, son dos, les dicen Los Toronjos, que cantan sevillanas alosneras, y las bíblicas, al tío Martín Alonso durmiendo lo vi... Me parece, Cristina, que cuando salgamos del Lope de Vega va a pasar el tranvía de los Hotelitos del Guadalquivir, ¡qué talento en la reconstrucción estética de una época con tu mirada crítica! Claro que aquello era así. Gracias a que Cristina nos lo hace recordar, con su estética de chafarrinón, con esa velocidad de las bailaoras, con esos guitarristas haciendo juegos malabares con la sonanta en la rumba, vemos lo que hemos avanzado hacia la pureza, cuando baila ahora la soleá por bulería...

Pero me ha impresionado tu sevillana antigua, Cristina, nunca te oí cantar. ¿Sabes a qué me sonaba tu voz? A pila de lavar del patio del Corral del Trompero. Feligresía de San Nicolás. Nazarenos de la Candelaria. Panadería Modelo. Calle Vírgenes. En el Corral del Trompero vive una niña que quiere ser artista. Está yendo a clase con Adelita. Da gloria oírla cantar en el corral: Mi madre me dijo a mí que cantara y no llorara... La Sevilla de los corrales canta para no llorar. Corral del Trompero. Cristina está hoy maluscona. Su madre ha llamado a don Manuel Laffón, el médico. Don Manuel vive en la misma acera, más arriba, hacia San Nicolás, por donde don Julio Acal. A don Manuel lo conocen mucho de venir al corral cuando está un niño malo. Don José le está contando a la madre de Cristina, la que quiere ser artista, que allí arriba, en la misma acera, frente a la iglesia, él también tiene una niña que quiere ser artista. De los pinceles, pero artista. Cómo canta Cristinita Hoyos. Y cómo pinta Carmelita Laffón, la hija de don Manuel el médico... Y sigo oyendo las sevillanas, con el vele, vele, vele, a tres chicas los claveles que me los dio un sevillano, y pienso en la grandeza del arte de esta ciudad, que hizo nacer en la misma acera de la calle Vírgenes, ni a treinta metros una de la otra, y en los mismos años, a dos sevillanas tan universales y tan triunfadoras como Cristina Hoyos y Carmen Laffón. La niña de don Manuel el médico y la niña del Corral del Trompero.


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