El Recuadro

El Mundo de Andalucía, miércoles 42 de diciembre de 1997

Mi campaña de "Navidad" 

 

Es costumbre de estas fiestas hacer campañas benéficas para ayudar a los necesitados. Fiel a ese espíritu caritativo que niega la afirmación campanillera de que "en esta tierra ya no hay caridad", yo todos los años, por todos los medios (informativos) a mi alcance, monto una especial campaña de Navidad, para ayudar a un necesitado, que es el idioma. El castellano no sólo está necesitado de ayuda en Cataluña, sino en toda tierra donde los hablantes sean confundidos por los usos y abusos de la televisión.

Mi campaña de Navidad, año tras año, erre que erre, golpes de martinete sobre el hierro frío del yunque americanizante, consiste en algo muy singular. Porque se trata de un número gramatical, de un singular. El singular de Navidad. Mi campaña de Navidad, de la que esta columna forma parte, consiste en hacer ver al personal que en castellano se dice Navidad, en singular, porque, como la madre del Pinto, no hay más que una, y yo me la encontré en Belén, mientras nacía el Hijo de la Esperanza Macarena, que es el que luego vemos andar, hecho ya un Hombre, en la madrugada del Viernes Santo. Cuando me dicen eso de "Felices Navidades", pregunto con todo descaro pedagógico:

-- ¿Ah, pero hay más de una Navidad?

-- No, sólo una, y menos mal que hay sólo una , menudo coñazo...

--- ¿Pues por qué entonces pones en plural algo tan singular y dices Navidades en vez de Navidad?

Se quedan que no saben qué responder, y se lo explico. Esto de las Navidades es una mala traducción literal de la cultura del Imperio, la mala e imitativa castellanización del Christmas de los americanos, contra la esencia de nuestra lengua. Si será bonito este singular nuestro, que Navidad viene del latino nativitas, por la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo. Decir Navidad es como decir nacimiento, que es como aquí se le ha llamado siempre también al portal de Belén. Dice el DRAE que la Navidad es el "tiempo inmediato a este día, hasta la festividad de Reyes", y no admite más plural que el que se refiere a la Navidad de más de un año: "Pepe tiene muchas Navidades encima".

Y mi campaña de Navidad en singular, por el mismo precio incluye también la defensa de Pascuas. Si quieren ustedes un plural por la ese final del Christmas de Frank Sinatra, ¿cuál más bello que el Felices Pascuas de toda la vida? Que es multiuusos para todas estas fiestas, porque el DRAE nos dice que la Pascua es el "tiempo desde la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo hasta el día de Reyes inclusive". Las Pascuas son todas las fiestas religiosas de estos días, y, por asimilación, la celebración civil de la Nochevieja y Año Nuevo. Porque como quiera que la Pascua es la "fiesta solemne de la Resurrección del Señor" y también "cualquiera de las solemnidades del nacimiento de Cristo, del reconocimiento y adoración de los Reyes Magos y de la venida del Espíritu Santo sobre el Colegio apostólico", pues resulta que las tenemos a pares y enchampeladas: Pascua de Navidad y Pascua de Reyes. Y a las dos hacemos referencia cuando deseamos, a la antigua usanza, "Felices Pascuas", que son, a saber: feliz Pascua de Navidad y feliz Pascua de Reyes, que era cuando antiguamente se felicitaba a Su Majestad y cuando algunos monárquicos por razones estéticas que vamos por el plan antiguo solemos seguir haciendo.

No quiero, pues hacer la Pascua a nadie, pero ahí queda el menos esta siembra de inquietud sobre lo mal que usamos la lengua castellana y la influencia tan nociva que ejerce, en esto como en tantas cosas, la cultura americana de la que somos colonia. No colonia de frasco que se regala por la Pascua de Reyes, sino colonia del Imperio Americano como antes lo éramos del Imperio Romano. Desde la memoria de ese Imperio donde esta noche nace el que un día de abril escoltará la Centuria Romana y acompañará su Madre, la Macarena, deseo a todos Felices Pascuas de Navidad y Reyes.


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