El Recuadro

El Mundo de Andalucía, lunes  29 de diciembre de 1997

¿Trabajo o Bellas Artes ? 

 

"Hace algún tiempo se había hablado de que me podían dar la Medalla del Trabajo, o al menos parece que alguien la había solicitado, y la verdad es que es algo que no me hacía mucha gracia. A nosotros los toreros no nos gusta que se diga que trabajamos, porque lo que hacemos en los ruedos es un arte..." La frase es de Curro Romero, y se la dijo a Carlos Crivell cuando el Gobierno acababa de hacerlo por tercera vez excelentísimo señor. A la edad en que a otros los hacen abuelos, a Curro lo hacen excelentísimo, que es igualar con la vida de su arte el pensamiento de los boletines oficiales. Curro es ya por tres veces excelentísimo señor. Por Medalla de Oro de Andalucía, por hijo adoptivo de Sevilla y, ahora, por Medalla de las Bellas Artes. En el protocolo de las amapolas, Curro pasaba por delante por la antigüedad de su alternativa y ahora pasa por delante por sus tres excelencias civiles, reconocimiento de la suprema excelencia del arte. Curro, quizá por lo faraónico, va últimamente de Guinnes Book. Casi ha salido ya más veces en el Boletín Oficial del Estado o de la Junta de Andalucía o de la Provincia que por la Puerta del Príncipe o por la Puerta Grande de Madrid. Hasta ahora los matadores salían en el boletín oficial cuando la Administración les reclamaba el pago de una multa que le pusieron al cochecuadrillas por saltarse un semáforo en rojo cuando venían tirados desde Dax porque al día siguiente toreaban en Algeciras. Con el maestro Antonio Ordóñez se ha roto la racha y ahora salen en el BOE con el excelentísimo por delante. Antes, para que los toreros llevaran el excelentísimo por delante tenía que ser en un cartel que abriera como caballero en plaza el excelentísimo señor Duque de Pinohermoso.

¿Quién le ha dado la Medalla de Bellas Artes a Curro? ¿El Gobierno? Frío... ¿Esperanza Aguirre? Frío... ¿La afición? Frío... ¿Javier Arenas? Caliente... ¿La suegra de Javier Arenas? ¡ Que te quemas...! Sí, señores: ha sido la suegra de Arenas la que nos ha dado a los curristas este alegrón, porque el Gobierno, con Curro, ha premiado al currismo militante. La también excelentísima señora doña Hannetraude Brugger de Olivencia, la suegra de Arenas, cuando leyó que pedían la Medalla del Trabajo para Curro, le dijo al yerno:

--Javier, que no me entere yo que le das la Medalla del Trabajo a Curro, porque Curro no trabaja más que cuando le sale su toro...

Por el lado germánico de la crítica de la razón pura, doña Hannetraude nos daba en todo el bebe a los curristas, que llegábamos a la misma conclusión por otro lado, por el aroma de la ramita de romero: no puede darse la medalla del honroso sudor en la frente y de los nobles callos en las manos al Arte del Toreo según Sevilla. Arenas no paralizó el expediente de la laboral medalla por razones políticas, sino por motivo más poderoso: para evitarse la bronca de la suegra. Que, aparte de suegra, es alemana, y alemana inteligentísima. Arenas se veía ya el resto de su vida aguantando la germánica bronca de la suegra por la dichosa medallita del Trabajo de Curro, y así fue que vio el cielo abierto cuando el clamor de la afición pedía la medalla de las Bellas Artes. Aunque las deliberaciones del Consejo de Ministros son secretas, me consta que Javier Arenas, el viernes, aguantó las bromas de sus compañeros de Gobierno cuando defendió a capa y espada la medalla de Curro, porque Esperanza Aguirre no es precisamente Dolores Aguirre en paladar taurino. A los ministros, en la guasa centralista contra Sevilla, se les fue la mejor. Podían haberle dicho a Javier Arenas como aquello de El Maravilloso y Juan Belmonte con el cartel de la nocturna del 18 de julio de 1936:

-- Hay que ver la que ha liado Javier Arenas con Curro para que su suegra no le pegue la bronca con la Medalla del Trabajo...


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