Según los estudios de tres Universidades,
encargados por Javier Urra (pues ¡hurra!), Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid,
los toros no dañan la salud mental del niño. Sobran las Universidades. Bastaría con que
Urra se hubiera sacado una entrada para ver a El Juli. Que los toros no dañan la salud
mental de los niños se demuestra viendo al niño Julián López, que como llega vestido
con traje de luces y con dos picadores, tres banderilleros, un apoderado y un mozo de
espadas, lo dejan entrar en las plazas a pesar de la prohibición a los menores.
Dicen que estamos en tiempos de la Julimanía. Ya era hora
de que viniera a la Fiesta el habitual fenómeno de masas. Carteles para la rebelión de
las masas a las que no les gustan los toros, sino asistir a fenómenos de nuestro tiempo.
En el toreo de siempre, cuantas menos novedades haya, mejor; pero el de las modas es
impensable sin el recurrente fenómeno de masas. Ya no están de moda las tres T: Los Tres
Tenores del Toreo. Ahora mandan Los Pequeños Cantores de Viena en una sola pieza: El
Juli. Me convidó a verlo la otra tarde en Marbella y oí en el tendido la frase que no
escuchaba desde tiempos de El Cordobés:
--- ¿El de verde es El Juli?
Quiénes fueran los otros diestros de la terna, y mira que
eran José Tomás y Espartaco, poco les importaba. Los toros se convierten en espectáculo
de masas cuando llega arrasando televisiones y revistas uno de estos fenómenos y el
señor de al lado, que es la vez primera que va, te pregunta si el de verde es Manolete,
si el de verde es El Cordobés, si el de verde es Paquirri, si el de verde es Jesulín, si
el de verde es El Juli.
Por aquello quizá de "Julián, que tiés madre",
los tendidos de España se han llenado de madres del Juli, como hace dos temporadas se
llenaron de novias de Jesulín que le tiraban el guonderbrá. Como los toreros nuevos, no
el toro, ponen a cada uno en su sitio, a Jesulín ya lo han puesto en su finca de Ubrique.
Y como las que les tiraban el sujetador ya se han casado, ahora todas se sienten madres
del Juli, qué dolor de hijo, tan chico y ahí abajo, jugándose la vida. En las plazas y
en las carreteras. Cuando vi al Juli en Marbella, venía de torear en Miajadas (Cáceres)
y al día siguiente actuaba en Tudela. Eso se llama dos mil kilómetros, la locura del
verano: "Si hoy es miércoles, esto es Santander..." La Vuelta a Francia de
Armstrong es un paseíto al lado de las siete u ocho mil vueltas que le dará a España
este verano El Juli. En agosto, 32 corridas. ¿Pero agosto no tiene 31 días? Estos
fenómenos del toreo hasta convierten el almanaque en un reloj blando de Dalí, nocturna
en Ciudad Real y por la tarde en Quintanar de la Orden. Y como una rosa. Cuando llegaron
al hotel, Victoriano Valencia, el apoderado, venía roto de la carretera y se metió en la
sauna.. El Juli se metió en un vestido verde y oro, se fue a la plaza en el coche de
cuadrilla y cortó dos orejas.Sin ningún daño en la salud mental de este niño. Su
éxito radica precisamente en que es un niño.