Como
inversionistas a la hora de coger dividendos, todos estamos
cortando el cupón de las películas de EL MUNDO para hacernos
con la coleccioncita y montar en la salita nuestro Cine Club
Vida particular. Igual que antes, con los fascículos, se
forraron los encuadernadores, ahora serán los ebanistas. Que
levante el dedo el que no haya pensado hacerte un mueblecito
para poner las cien pelis, ahorrándose las mil pelas en cada
una de ellas. Porque no sé si han observado que ya no es lo
de allá películas. Es justamente todo lo contrario: acá
películas. Y muchas, venga películas. ¿Se han fijado cómo
están los cines? De bote en bote, de bote del
"Titanic" a bote de "La Reina de Africa".
Están las taquillas de los cines ahora con más colas que los
quioscos para coger la segunda parte de "Novecento"
o el "Ciudadano Kane". Hace pocos años, por la
radio, lanzaban el lema de una campaña de los exhibidores que
más que publicidad parecía un grito de angustia, el
desesperado mensaje de una botella de naufrago: "Sea
usted joven, vaya al cine..."
Eran los tiempos
en que la televisión había desplazado al cine. Antes la
televisión te hacía meterte en la butaca y así fueron
cerrando todos los cines históricos de Sevilla, de Córdoba,
de Cádiz, de Granada... Pero como los programas de
televisión son tan malos, por muchas plataformas digitales
que haya y por muchas emisoras locales, ahora es la
televisión la que te saca de la butaca de la salita y te mete
en la butaca del cine. La televisión, en lo mejor que tiene,
que son los anuncios, imita al cine. Los anuncios de coches
son minimetrajes con planteamiento, nudo y desenlace. Le pasa
a los anuncios buenos como lo de Marquina con Rafael de León.
A Rafael de León, le dijo un día don Eduardo:
-- Rafael, para
contar en el teatro lo que tú dices en los tres minutos de
una copla, yo necesito tres actos y a veces un epílogo.
Lo que Berlanga
cuenta en 90 minutos, un anuncio de coches o de hojas de
afeitar lo mete en 40 segundos. Tras lo cual viene el trailer
de toda la vida de Dios, que es lo que nos lleva al cine. ¿Se
han fijado que cada vez anuncian más cine por televisión? Y
cada vez se va más al cine. Aquí sí que ha habido una
revolución, en el modo como se va al cine, en la sociología
cotidiana del cine de nuestras vidas. Los multicines han
cambiado buena parte de nuestras costumbres. Nada más
incómodo que ir a un cine de toda la vida, de los poquitos
que quedan, ¿dónde aparcar en el centro? En cambio, en el
multicines... Son estos centros comerciales con cines las
nuevas calles Sierpes de nuestras ciudades. El bullicio de las
calles del centro para la sesión numerada de las 7 de antaño
es la que hay ahora en esos largos pasillos de tiendas de
chuches, de hamburgueserías, de tiendas de cafelitos y de
bares de tapas de los centros comerciales donde están los
multicines. Antes ibas al cine y echabas la tarde en el
centro. Ahora vas al cine y echas la tarde en el multicentro.
Ya venden lotería, cupones, quitan las carteras...
Exactamente igual que en la calle Sierpes. Las fábricas se
han ido de las rondas a los polígonos industriales. La
fábrica de sueños también se han ido del centro a esos
polígonos industriales de los cartuchones de palomitas que
son los multicentros de los multicines.