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Con
el
Gordo nos ha tocado el ídem de las fuentes (del Rodeo) de la
eterna juventud. Cómo nos está rejuveneciendo Marbella... Pero
no porque hayamos ido a incosolear en Río Real ni nos hayan
puesto a pan y agua, pero sin pan, en la Buchinger, como a
Vargas Llosa. Lo de Marbella nos rejuvenece porque parece que no
ha pasado el tiempo, y que en vez de en esta aburrida España de
las "cositas" estamos aún en la época del pelotazo.
La regeneración ética de la política ha sido muy honrada,
pero muy aburrida. No hay nada más aburrido que la honradez.
Las novelas apasionantes se hacen sobre pícaros y asesinos,
nunca sobre gente normal.
Por eso, igual que hay ciudades que son Patrimonio de la
Humanidad, yo declararía a Marbella como Patrimonio de la
Españolidad. ¿No está en peligro de extinción el lince, y
nos gastamos millones para preservar los últimos ejemplares en
Doñana? Pues igual están en trance de extinción especies
españolas como el mangón, el trincón y el que mete la mano en
el cajón, que no es un cuarteto de tres de la aritmética
transgresora del Carnaval de Cádiz, sino una galería de
personajes de Marbella. Cautivos y derrotados los últimos
objetivos de la guerra de Aznar contra la corrupción en el
poder, esto se estaba poniendo aburridísimo. No tienes hermano
alguno que llevarte al artículo. Por eso, si se hace esa
Reserva Ecológica de Marbella que propongo, o al menos se
considera como tal al Ayuntamiento gilista, no precisamente
gilón, tendremos preservadas per secula seculorum estas
especies españolas en su hábitat del convoluto, los maletines,
los despachos, los cafelitos y todo eso que vemos en Marbella
como sector renovado de aquel triste bolero de lo que no debió
haber sido, pero fue.
Porque el Gordo tiene arte como para que preservemos su
especie. El último episodio de la Gran Reserva de la
Corrupción es totalmente una historia del Beni
de Cádiz, que encontraba la paz en aquellos silencios de
Sierra Blanca. Gil se ha llevado del Ayuntamiento 1.789 millones
en metálico. Vamos, en crudo. ¿Para qué? Para sus gastos.
Beni puro. Beni justificaba todo trincamiento si era "para
los gastitos de la casa". Y con esos casoplones que tiene
Gil, pues los gastitos son elevados. Pero es que además esto
tiene un mérito. Según el sistema de pesas y medidas
monetarias que inventó El Cordobés, esa cantidad para los
gastitos son 1.789 kilos. Traduzco: casi dos toneladas de
billetes de mil pesetas. ¿Tiene mérito o no tiene mérito
llevarse eso al peso para los gastitos de la casa? Como que la
solución que tiene todo esto es la que propongo: declarar a
Marbella como Reserva Natural de la Mangoleta. Se va a poner de
turistas otra vez así...
También sobre la
crisis de Marbella, en El RedCuadro: El
timo de la estatua de Marbella
Hemeroteca de
artículos en la web de El Mundo
Biografía de Antonio Burgos
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