|  | Se
                acercan las calores, la luz que define a la ciudad, el sol de
                tendido 12, y por la radio, aunque aún pinten borrascas, como
                hace veinte años, o quizá treinta, el mismo anuncio de los
                toldos: -- Leopoldo, échame el toldo.. -- Pase a la modernidad, a... "¡Currito, dale al
                botoncito!" Eso no es un anuncio. Eso es el símbolo de un tiempo de la
                ciudad. Yo creo que la vez primera que los sevillanos oyeron esa
                palabra ahora tópica, mágica y reverencial, la modernidad, fue
                en el anuncio de los toldos Quitasol. Hasta entonces Leopoldo
                había estado echándonos el toldo, dale que te pego a la
                manivela del desarrollo, de la agricultura, de los pisos del
                Polígono, del canal Sevilla-Bonanza, de la corta de Tablada,
                pero se acercaba el 92, Currito le dio al botoncito y teníamos
                que entrar todos juntos, usted primero, por la senda de la
                modernidad y el progreso, La Cartuja, el PGOU, los terrenos de
                Renfe, la Expo, Santa Justa, el Ave, la fibra óptica y el
                pelotazo. El primero que dio el pelotazo en Sevilla fue
                precisamente el dueño de Quitasol, un visionario, que se
                adelantó a todos y llamó a Currito para el anuncio, le dio al
                botoncito, y ahí está el tío, montado en dólar, que habrán
                visto en los anuncios de la TV local el pedazo de complejo
                industrial que tiene ahora para los toldos de Currito,
                ex-Leopoldo. La frase de "Currito, dale al botoncito" ha pasado
                al habla coloquial como "enchufa el Askar" o
                "Vamos a la cama". Los creativos de publicidad son
                también creadores de lenguaje. A las acciones de Telefónica se
                les sigue llamando "las matildes". Quedó "el
                cuponazo" de los anuncios de la ONCE. Y en Sevilla, el
                botoncito de Currito. Yo le he oído la frase a ilustres
                personajes, como a don Manuel Olivencia, de cuyos labios
                escuché un día: " Sí, éste se cree que todo es Currito,
                dale al botoncito..." ¿Sabrá Olivencia de los botoncitos
                a los que les dieron los Curritos de la modernidad? Hasta estoy
                por pensar que aquel Curro espurio y usurpador que fue la
                mascota de la Expo en la Sevilla del único Curro, era en verdad
                Currito, el del botoncito. Personaje ya legendario este Currito,
                como El Bizco Pardal, como Rita la Calentera. Y que inventó
                Antonio Somoza, queden aquí establecidos los derechos de autor
                en tiempo y forma. La otra noche me encontré a Somoza en un
                sarao y le pregunté a quién se le ocurrió ese anuncio al que
                le pone su voz en la vieja grabación, gastada de tanto ser
                emitida por la radio. Me contó la invención de CurritO. El
                inolvidable José Antonio Blázquez lo llamó para que le
                hiciera un anuncio a su amigo de Quitasol. Había que echarle un
                cable, porque no vendía un toldo. Se fueron al estudio de
                grabaciones de Josele Moreno. No sabían cómo meterle mano al
                anuncio de los toldos. Un papel por delante, un micrófono, una
                cinta... y ni idea. Hasta que a Josele le salió su barrio de la
                Feria, donde se decía el timito de "Leopoldo, échame el
                toldo". Fue entonces cuando a Somoza se le encendió la
                bombilla e inventó el diálogo escolástico de la modernidad
                con el botoncito de Currito. Si por cada vez que han emitido ese anuncio le hubieran dado
                un solo duro a Somoza, no podría haberme contado la otra noche
                la verdadera historia de Leopoldo y Currito, porque a estas
                horas estaría retirado en un casoplón de Marbella, rico
                podrido.   Artículos
                de día anteriores  Hemeroteca de
                artículos en la web de El Mundo   Biografía de Antonio Burgos
                  
 
 |