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Igual
que Doñana es intocable Reserva Natural, donde se le prestamos
mucha mayor atención a los linces que a los marroquíes que
llegan en patera a la playa de Los Lances, estoy por proponer
que la base naval de Rota sea declarada monumento
histórico-artístico, lo que llaman BIC, Bien de Interés
Cultural. No sé el alto valor estratégico que desde los años
50 ha tenido la base de Rota en el tópico del portaaviones en
forma de dictadura o las dictaduras con forma de portaaviones
que era la Península Ibérica cuando había guerra fría y
crisis de misiles y otros males del siglo XX. Pero cuando de
verdad cobra valor la base de Rota es ahora, ya con los pies
puestos en el siglo XXI. No me refiero al valor estratégico,
sino al valor sentimental para generaciones enteras de
españoles. Gracias a la presencia americana en esa base que
plantaron como sobre un verso de Rafael Alberti, a Izquierda
Unida, a los pacifistas y a las ONG no les falta materia
antimilitarista en esta sociedad cada vez más civil y
civilizada, y pueden seguir organizando cada año su Tradicional
Marcha a Rota. Tal como suena, "tradicional". No hay
nada más progresista que lo tradicional, sobre todo en
cuestión de marchas. Como es ritualmente por la primavera, con
los naranjos en flor, la Marcha sobre Rota me suena siempre a la
primera marcha procesional de Semana Santa, como a "Lloran
los clarines" en versión antimilitar.
De ahí lo que digo el valor histórico de Rota y de su base.
Si ya no hay servicio militar obligatorio y hasta a la
prestación social sustitutoria le han dado el canuto de la
licencia absoluta, esto de Rota tiene un alto valor simbólico.
Rejuvenecen siempre bastante las banderas rojas ante las
alambradas de las barras y estrellas. Gaspar Llamazares creo yo
que ha ido a Rota a encabezar la marcha, como el que va a la
clínica de la Doctora Asland, a quitarse años de encima:
"¿Te acuerdas cuando éramos jóvenes y progres, las
novias tan liberadas que nos salían en las marchas de Otan no,
bases fuera?"
En una sociedad civil sin referentes militares, con unas
Fuerzas Armadas profesionalizadas y con Federico Trillo en plan
Millán Astray, con lo de "ecuatorianos y subsaharianos, la
Legión os espera", Rota vale un Imperio. Un Imperio
americano, naturalmente. Gracias a que la base de Rota sigue
siendo la base de Rota de toda la vida, los progres de toda la
vida pueden continuar con sus campañas antimilitaristas de toda
la vida, como si no hubiera pasado el tiempo. Si suprimieran
Rota, y Morón, y encima se fuera el submarino nuclear de
Gibraltar, esto iba a ser aburridísimo, y además el tiempo se
nos iba a morir en nuestros brazos, porque íbamos a sentir del
tirón que ya nada es como era. Y además, porque Llamazares, en
vez de irse de gira campestre a Rota, a lo mejor tenía que
llamar la atención a Madrazo por sus veleidades lizatarras y su
afición a chupar capucha. Y hasta ahí podíamos llegar.
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Biografía de Antonio Burgos
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