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Como
el bisonte de Altamira de momento no tiene riesgo de EEB y
gracias a Dios no depende de la ministra Villalobos ni amenaza
con declararse en huelga, le han sacado una copia con la cueva
descubierta por Marcelino de Sautuola enterita. Esto es lo malo
de la España virtual, que te como te descuides, te cogen y te
hacen una réplica. La misma Celia
Villalobos creo yo que es una
réplica de Matilde Fernández, sólo
que su "póntelo, pónselo" se refiere al horno
incinerador para los toros de Victorino y los toros de Guisando
porque no sabe que existen, que, si no, también los mandaba al
crematorio. Hay réplicas en todos sitios. Viendo por la tele el
pleno del Ayuntamiento de Leiza tras el asesinato del concejal
de UPN, comprobé que el alcalde batasuno es la réplica exacta
de una mierda. Con un zarcillo en cada oreja, pero talmente una
mierda, y que no se me enfaden las mierdas por compararlas con
ese cómplice de los asesinos.
Con las réplicas vamos tirando bastante bien. Que se lo
pregunten a Samaranch, que ha dejado en la presidencia del
Comité Olímpico una réplica belga. El trabajito que le ha
costado encontrar en Bélgica a un antiguo falangistón, pero lo
ha logrado: se trata de pasar la vieja camisa azul con las cinco
flechas de los cinco aros a otro fondo de armario. Digo que con
las réplicas vamos tirando bastante bien porque en mi pueblo
hace muchos años que hemos superado lo de Altamira. En mi
pueblo pusieron en lo alto de la más famosa torre de España
una Giralda de plástico, quitando la verdadera del siglo XVI, y
nadie se ha dado cuenta. Para los turistas, a la hora de hacerse
la foto, ¿qué más da que la Giralda sea de poliuretano y que
el bisonte de Altamira sea de pinturas Titanlux o que la cueva
tenga Onduline bajo teja?
Lo malo es que la estética de la réplica llega a extremos
preocupantes. Por ejemplo, a Leiza y a Leaburu, que son dos
pueblos-comando. Allí no hay el menor problema de
identificación de comandos. Ni itinerantes ni legales: todo el
pueblo es un comando informativo. Y como todo el pueblo es un
comando, no se puede honrar a pie de obra a los caídos por la
libertad, como José Javier Múgica o Mikel Uribe. En Leiza y en
Leaburu están restringidas las visitas a la libertad y, como en
Altamira, han tenido que hacer una réplica. Pamplona ha sido
una réplica para llorar el dolor que está restringido en
Leiza. Tolosa ha sido una réplica para expresar la rabia que
está prohibida en Leaburu. Hemos encajado como lo más normal
del mundo esto de que nos hayamos tenido que inventar los
funerales itinerantes. Nos niegan hasta el derecho a honrar a
los mártires de la democracia en su misma tierra, donde han
caído. Los habitantes de las Cuevas de Altamira eran mucho más
civilizados que estos bestias de los pueblos-comando.
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