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Que
vienen, que vienen, psss, psss. Los vascos. Los tenemos aquí.
Ya vienen por el llano, como los migueletes de la copla. Nos
tienen rodeados. Saquen bandera blanca. Y verde. Y tranquilos,
que son los vascos buenos, los de Neguri, los vascos ricos, los
señoritos vascos. Que en Neguri sí que hay señoritos. Más
que en Jerez. Lo que pasa es que como los señoritos de Bilbao
no enganchan en feria, no tienen una ganadería de bravo, no
hacen el camino del Rocío, no dan monterías ni les salen
niños rejoneadores, pues se les nota bastante menos. Pero
Bilbao está de señoritos así. Que les pregunten a Los del
Río, que están roncos de cantarles a los señoritos de Bilbao
y de ir allí con ellos a los toros de balde.
Y estos, los vascos buenos, los vascos blancos, los vascos
con un jesuita de Deusto a un lado y un paquete de acciones de
Iberdrola y del BBVA al otro, son los que nos tienen rodeados y
nos han invadido. No es lo mismo mandar a Andalucía un comando
que un consejo de administración. Así que tranquilo, Pachi,
tranquilo.
Que conste que me parece muy bien que nos invadan los vascos.
A ver si se nos pega algo. ¿No ficha el Real Madrid a Zidane?
¿Por qué no hemos nosotros de importar vascos? Otro gallo (de
Morón) nos hubiera cantado si en el momento de la invención de
la autonomía los andalucistas hubieran mirado más a Sabino
Arana y menos a Muhamar El Gadafi; si de verdad hubieran
embarcado en su aventura a la poquita burguesía andaluza que
hay, en vez de haberla asustado con aquel pecado original de
proclamar que no había más andalucismo que el de izquierda
rabiosa.
Los vascos, al fin y al cabo, son una tradición andaluza
como otra cualquiera, en este tierra nuestra harta de recibir
forasteros de Julio César a esta parte. ¿Quién inventó la
Feria de Sevilla? Un vasco, un Ybarra. Y tan bien nos va con el
invento del vasco que lo imitan hasta las ciudades más enemigas
del centralismo sevillano. Y un símbolo tan andaluz como el
aceite tiene la Y de Ibarra, no se olvide. Como otro Ybarra
(saludos, Jaime) preside Sevillana de Electricidad. Yo no sé
los vascos en general, pero los Ybarra en particular, como una
Maestranza de los cuatro apellidos vascongados, nos tienen
rodeados.
En la tradición andaluza de ser conquistados por los vascos,
ahora vienen los supermercados de Eroski. Compraremos a los
vascos las papas que aliñamos con el aceite de Ybarra. De
momento, en el escaparate de Maquedano en Sierpes hay desde
tiempo inmemorial casi tantas boinas de Tolosa como sombreros de
ala ancha, por la que pueda tronar, y el mejor restaurante de
Sevilla se llama Egaña Oriza.
Y en la misma cuadratura del círculo (de empresarios), ahora
observamos que el capital vasco es ya dueño de los grandes
periódicos simbólicos de Andalucía. La prensa andaluza tiene
en Granada una Alhambra de papel, en Málaga una calle Larios de
las rotativas y en Sevilla una Plaza de España con grapa,
construida en 1929, como la de ladrillos y azulejos. Bueno, pues
estos tres significativos monumentos periodísticos andaluces
son ya de los vascos. Esto viene a ser como si "El
Correo" fuera de un Domecq y el "Diario Vasco" de
un Benjumea. Mas el cambio es sólo de ubicación de señoritos.
Los dueños de media Andalucía estaban antes en Madrid y ahora
están en el País Vasco.
De modo que el panorama de la economía andaluza está
empezando a quedar clarísimo: lo que no es de la Junta lo han
comprado las multinacionales o lo han comprado los vascos. De
los pavías de bacalao hemos pasado al bacalao al pil-pil. Pero
el bacalao seguimos sin partirlo nosotros, por muchos veinte
años de autonomía que celebren los que viven de ella.
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