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Ni
la globalización, ni Internet, ni el teléfono móvil, ni el
DVD, ni la videoconferencia, ni el teletrabajo, ni la telepizza.
Nada. La gran conquista de nuestro tiempo es el derecho de
imagen. La imagen es una propiedad como otra cualquiera,
reconocida por el artículo 18 de la Constitución. Cada
español es dueño de su imagen y puede organizar con ella, como
con su trasero, los espectáculos que tenga por conveniente. De
"la tierra para el que la trabaja" hemos pasado a
"la imagen, para el que le echa cara". La imagen es un
valor de cambio, al que los más altos tribunales ponen
justiprecio. Todos sabemos, por ejemplo, a cuánto está según
la última cotización del Indice Nikei del Tribunal
Constitucional el cuarto y mitad de granos en la cara de la
imagen de Isabel Presyler.
Teníamos que buscarle una nueva acepción a la palabra
"imaginero", que era el escultor de imágenes
religiosas, especialmente procesionales. Imaginero, ahora, es el
que cuida la imagen de alguien. Alfredo Fraile está, a estos
efectos, a la altura de Martínez Montañés o de Gregorio
Hernández. Y si todo el mundo tiene derecho a la imagen, con
más razón deben tenerlo las imágenes propiamente dichas. Por
ejemplo, la suprema imagen de la Madre de Dios, a la que los
sevillanos dimos en llamar Macarena. La Esperanza de la
Macarena, que antes era una imagen que movía emociones con su
sonrisa de Gioconda a lo divino, es ahora una imagen comercial.
Hasta ahora no se sabía de quién era la Macarena, de qué
escultor. La hermandad de la Macarena ha resuelto el problema
artístico ante la Oficina Española de Patentes y Marcas. La
Macarena es de la hermandad, que ha registrado el
"copyright" de un retruécano que no es barroco, sino
comercial y globalizado: los derechos de imagen de la imagen.
Usted no puede reproducir la imagen de la Macarena en su paso,
la fachada de su basílica o el escudo de la cofradía sin pagar
derechos a la hermandad. No puede poner a la Macarena en un
almanaque de naipe para regalarlo a los amigos por las Pascuas
sin retratarse ante la mayordomía de la hermandad.
Espero que los derechos de imagen de la imagen no sean con
efectos retroactivos, porque a Los del Río les va a costar un
congo y Juanito Valderrama tendrá que pagar antes de cantar a
"Aquella que está en San Gil". En cuanto a los que
somos devotos de la Virgen, no tendremos más remedio que pasar
por el aro cuando vayamos a rezarle. En el cepillo donde antes
dejábamos la limosna, ponía "Para el culto de la
Esperanza". Ahora pondrá: "Pago de derechos de imagen
por verle la cara a la Madre de Dios". Y no quiero ni
pensar la que se va a formar como la competencia, que es la
Esperanza de Triana, le encargue la gestión de los derechos de
imagen de la imagen a Carmina Ordóñez, que es una profesional
del artículo 18 de la Constitución...
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