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Una
vez dijeron en uno de esos sitios que recopilan curiosidades de
reverso de hoja de almanaque que la profesión más peligrosa
del mundo es piloto de carreras. Hay otra más peligrosa:
corresponsal de EL MUNDO en Marbella. Y otra profesión más
peligrosa aún que corresponsal de EL MUNDO en Marbella:
municipal en Utrera. En Utrera o en cualquier lugar de España.
Perdón: del Estado Español. Municipal, policía nacional o
guardia civil. Nuestra sociedad está produciendo un cambio de
papeles que muchas veces significa la absoluta pérdida de los
mismos. Estamos, como en el cante, con los papelitos perdidos.
A modo de fábula de reverso de la mentada hoja de almanaque,
consideren esta historia. Un Utrera, ciudad bravía, un buen
día de junio de 1999, una señora de edad avanzada iba por la
calle, seguramente a lo que van las señoras de edad avanzada
por la calle en Utrera: a rezarle a la Virgen de Consolación. Y
falta le hacía la divina protección de la Virgen del barquito
en la mano que cantaba Enrique
Montoya, porque vilmente se acercó por detrás a la señora un
tal J.G.B, delincuente habitual con 38 detenciones en su hoja de
antecedentes policiales. Asióle el bolso, arrastróla para
llevárselo y a punto de concluir su hazaña estaba cuando por
poco si la deja bajo las ruedas de un coche que por allí
pasaba, y que menos mal que pudo frenar. Conducía ese coche por
fortuna un guardia municipal franco de servicio, que iba con su
mujer y su hijo. Quien, al ver la agresión de la señora a la
que por poco atropella, se bajó y prendió al ratero de las 38
detenciones anteriores.
¿Qué ha pasado? ¿Que le han dado a este guardia municipal
utrerano "La Roja", la Cruz al Mérito Policial con
distintivo rojo? No, padre. Ha pasado lo de siempre, en nuestro
pérdida de papeles políticamente correcta: le piden dos años
de cárcel. Pero no al ratero que arrastró a la señora, sino
al guardia que lo detuvo. Porque el fiscal dice que el ratero
presentaba lesiones en el brazo, causadas por el guardia al
detenerle. Así que pasa lo de siempre: en vez de pedirle una
condecoración, le piden dos años y suspensión de empleo. ¿Y
al ratero? Ah, al ratero no le pasa nada. Como en los juicios.
Un ratero en libertad no se presenta a juicio y no ocurre nada;
señalan la vista para otro día, y listo. Pero que no se
presente como testigo el guardia que lo detuvo por los hechos
juzgados: le cae la perpetua como se descuide...
Bueno, pues a Aznar con la ilegalización de Batasuna le ha
pasado como al municipal de Utrera. En esta sociedad con los
papeles perdidos, aquí siempre acaban empapelando no al que
incumple la ley, sino a quien tiene que mantenerla. Las gracias
habrá que dar a la Virgen de Consolación si aquí no acaban
ilegalizando a Aznar.
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