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Tranquilos,
madridistas, que ya sé quién va a perder el partido de esta
noche en Glasgow. Rectifico: no lo va a perder; lo ha perdido
ya, sin que ni Figo ni Zidane hayan tocado aún balón. No va
ser ese equipo alemán con nombre de aspirina o de receta del
seguro, que parece que te está diciendo el médico en tus tres
minutos hipocráticos del ambulatorio:
-- Tómese usted una capsulita de esto, Bayer Leverkusen,
antes de cada comida, y verá cómo se le quita ese dolor...
No va a perder el partido el Bayer y tampoco lo va a perder
el Real Madrid, tranquilo, Florentino. Lo de esta noche en
Glasgow ya ha tenido un perdedor: la lengua española. No sé
para qué tanto gozarnos de la Unión, si cuando está en juego
la copa continental de campeones de ligas europeas vamos y le
ponemos nombre de cadena de supermercados: la Chámpions. Lo que
espero que esta noche gane el Real Madrid ha quedado,
textualmente, en "La Campeones". Más que de una copa,
parece el nombre de una iza, rabiza o colipoterra de Camilo
José Cela, especializada en pasarse por la piedra delanteros
centros, apoyada en el quicio de una mancebía de los tiempos
del Atlético Aviación y la Cultural Leonesa.
De la octava a la novena no solamente hemos degradado la
lengua española, sino también la inglesa. Antes, por lo menos,
la
llamábamos "Champiolí", todo junto. Championlí
sonaba a Chan Pionlí, ilusionista así como chino del circo de
Angel Cristo. Championlí sonaba a té de Ceylán en bolsitas, o
a anuncio de bujías: Champion Lí. Decías Champion Lí y
estabas viendo a Alex Crivillé cambiando la bujía. Championlí
era la castellanización y transcripción fonética de "Champions
League", muy según las normas de la Real Academia, como
güisqui lo es de whisky. Esto de "Chámpions" debe de
ser según las normas de la única Academia que reconocen los
hablantes españoles: la Academia de "Operación
Triunfo", donde ocupa sillón una Rosa que no es
precisamente Chacel. Por lo que hay que pensar que lo de esta
noche de la Chámpions es probablemente la primera parte
británico-macarrónica del "Yurop Is Livin Celebreichon".
O la Novena. Como se elide "League" en lo de
Chámpions, se elide "Copa de Europa" en La Novena.
Que no es ni la novena a San Judas Tadeo, abogado de las causas
imposibles, que están haciendo los del equipo con nombre de
aspirina, ni la Novena de Beethoven. Beethoven a estas horas
debe de estar temblando en su tumba. Escriba usted la Novena,
don Ludwig, para que a esta hora no haya otra Novena que la del
Real Madrid. Ojalá esta Novena no la coja después Miguel Ríos
y la transforme en "Himno a la Alegría". Dados los
precedentes de Alvarez del Manzano y andando Madrid de por
medio, menuda letra le puede poner Miguel Ríos a la Novena,
largando fiesta contra Florentino Pérez. Después de trincar la
tela de su mano, claro.
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