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Como
antiguo alumno de la Compañía, he conocido a muchos jesuitas
ejemplares. Por ejemplo, un compañero de curso que fue uno de
los muchos que se fueron al albertiano Noviciado del Puerto. Se
llamaba Luis García Rodríguez de Quesada. Luis se hizo
jesuita, profesó los cuatro votos, y en vez de irse a enseñar
Literatura a unos niños riquitos en El Palo, se metió a cura
obrero y se fue con otros cuantos jesuitas más a vivir a La
Chanca de Almería, a pie de obra del Tercer Mundo andaluz. Con
él creo que iba otro compañero de aquel curso, Ildefonso
Camacho Laraña, que podía haber sido catedrático de
Universidad, pero que prefirió enseñar, con los hechos,
teología de la liberación y que ahora, en la estricta
obediencia ignaciana, es provincial de la Bética. A aquella
leva de curas obreros de los jesuitas pertenecía también el
Padre Briales, un santo, a quien le levantaron el falso
testimonio del asesinato de un niño en la barriada marginal
donde trabajaba y tuvo que pasar el calvario de una pasión
civil a la que sólo le faltó un evangelista que la narrara.
Que estos y tantos otros jesuitas ejemplares estén en esos
sitios de la pobreza quizá no tenga el menor mérito. Vieron el
ejemplo de aquellos viejos jesuitas que también conocí, cuyo
mérito generacional nadie ha reconocido. Los jesuitas de
quienes dice otro antiguo alumno, Rafael Montesinos, que pasaron
del arrope al Arrupe, del mundo almibarado del Padre Coloma a
meterse en el fango de la realidad que les ordenó el Papa tras
el Concilio. Aquellos viejos jesuitas formados para hacerles
ganar el cielo a los ricos en cómodos plazos mensuales de
piedad pasaron a hacerle ganar la tierra a los desheredados. Si
la Iglesia se "aggiornó", como se decía entonces, la
Compañía se metió en los tuétanos de la realidad más
adversa del mundo.
Lástima que el obispo Sánchez no haya conocido a ninguno de
estos curas de la Compañía y haya salido diciendo que Arzallus
es un "jesuita ejemplar". ¿Ejemplar de qué? Bueno,
sí, ejemplar: ¡vaya ejemplar de jesuita que está hecho el
cura arrepentido que colgó la sotana y poco a poco se está
quitando la careta, digo, la capucha de liberado de sus
compañeros de manifestación contra la Ley de Partidos! Aunque
no me tomo demasiado en serio lo de ese tal Sánchez. Sánchez
quizá no existe. Probablemente es una ficción póstuma de
Cela. Eso de que el obispo de Sigüenza salga diciendo que un
réprobo es un jesuita ejemplar parece un pasaje póstumo del
"Viaje a la Alcarria".
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