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No
hay forma de que nos quitemos las medias azules. Siguen los
casamenteros buscando novia a Don Felipe. El casado casa quiere
y quizá también viceversa: las casas piden casados. Esa casa
adosada (adosada a La Zarzuela) que se ha hecho el Príncipe de
Asturias está como en ceremonia de pedida de las que venían en
los añejos ecos de sociedad. Como pidiendo matrimonio para
convertirse en hogar. Casa por cierto tomada con tal respeto que
no le han puesto mote en la España del "Villa Meona"
de Isabel Preysler o del chalé de un crítico taurino al que le
pusieron "Villa Sobre". Mirando la morada, todos otra
vez con las medias azules. Se suben al palo mayor del "Juan
Sebastián Elcano", que es muy de la casa, de la Casa Real,
y gritan: "¡Novia a la vista!"
Carolina de Borbón-Parma y Orange-Nassau, princesa de
Borbón-Parma por su padre y de Holanda por su madre, es una
maravilla como hipótesis de trabajo: una novia carlista. Dijimos
que las guerras carlistas terminaron antier, cuando por
Dios, por la Patria y el Rey, Don Javier de Borbón-Parma,
heredero de los derechos de la dinastía proscrita, entregó al
Archivo Nacional, o sea, al Trono de los liberales, los papeles
del legitimismo tradicionalista y foral. Don Carlos Hugo
entregó la cuchara del rancho de los Tercios de Requetés, las
barbas de Zumalacárregui y la boina roja de Cabrera. Pero mejor
"the end" todavía para la concordia coronada tras las
guerras carlistas sería la boda de la princesa heredera de los
derechos legitimistas del Carlos V de los tradicionalistas con
el descendiente de la Reina liberal. Un epílogo perfecto para
las guerras dinásticas que tanta sangre de españoles costaron:
el tálamo de Vergara. Una boda real entre una novia carlista y
un novio Borbón puro de oliva sería como el sueño de Jaime
Balmes, que quiso acabar con las guerras carlistas a base de
casamientos entre las dos dinastías contendientes.
Ficciones de la Historia al margen, la niña de Carlos Hugo
da además el perfil perfecto. Princesa, joven, guapa, rica por
su casa de Orange-Nassau, europea. En la solidaria Estética ONG
que tanto gusta: trabaja en la ONU en labores humanitarias.
Licenciada en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales
por Harvard. Con doble nacionalidad española y holandesa. Habla
español por supuesto y, además, holandés, inglés y alemán,
no sé si con acento de Schleswig-Holstein. Y otra lengua más
importante que ninguna. Señores, llamen a los txistularis, que
empiece el baile de los dantzaris: la posible novia, oh
maravilla, por la fidelidad familiar a las raíces vascongadas y
forales del carlismo, habla euskara. Vamos, que como se entere
Arzalluz, es capaz de descolgar la sotana para ser él quien la
case con Don Felipe como parte de su proyecto soberanista. Lo
siento por Iñaki Urdangarín. Con una Princesa de Asturias que
habla euskara iba a perder la plaza montada de vasco en la
Familia Real.
Sobre este tema, en
El RedCuadro:"Carlistas"
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