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Sangüesa
siempre me sonó a Sansueña, el nombre que en la distancia y en
la idealización del deseo imposible le puso Luis Cernuda a
España. Hoy me suena Sangüesa más que nunca a Sansueña,
metáfora terrible de España. Parece que Cernuda hubiera
escrito "Ser de Sansueña" pensando en aquel trozo
navarro de la patria: "Y mientras tanto/los gusanos, de
ella y su ruina irreparable,/crecen, prosperan." Y cómo.
Estos gusanos han logrado que muchos estén llegando a sentir
como ajena la tierra propia, que otros le quieren conquistar.
Hay en el escudo de Navarra unas nuevas cadenas: las que quieren
echar los que intentan aherrojar como propia e independentista
una tierra que si por algo se caracteriza es por chorrearle
España por los cuatro costados, como chorreaba sangre de
España el coche de la Policía Nacional que iba a hacer una
misión tan opresora de los derechos colectivos como la
expedición del carné de identidad. Querían asesinar a unos
policías que tienen a España como nación, pero quizá se
trataba también de lo que vienen haciendo en Navarra: de
dinamitar el documento nacional de identidad de su historia, que
no tiene nada que ver con la que inventó Sabino Arana y
enseñan totalitariamente en las escuelas, en esa Enciclopedia
Alvarez del odio donde a los pobres niños les meten la idea
fascista de Euskadi Una, Grande y Libre y les hacen proclamar:
"Una patria, Euskalerría; un caudillo, Ibarreche; un
Estado, el nacional soberanista."
Para que a Navarra le quiten el
carné de identidad, todo vale. Navarra está en el odio que se
enseña en esas escuelas y en los mapas del tiempo de la TV que
no admite los anuncios de las víctimas del terrorismo. Los que
quieren unas Vascongadas independientes empiezan por no
reconocer el derecho a que Navarra sea navarra. Para eso, todo
vale. Todas son "vías de trabajo". Hay una cierta
satisfacción porque un concejal filoetarra de Sangüesa ha
dicho por carta a sus vecinos que rechaza el asesinato de los
dos policías y aboga "por las vías de trabajo
exclusivamente políticas". ¡Qué aberración! Según este
tío, el asesinato no es un crimen: es una "vía de
trabajo". Asesinar, vamos, es parte de la acción
política.
Y esto que nos parece
aberrante, el asesinato como "vía de trabajo", lo
consideran lógico y normal no sólo la ETA y su entorno puesto
fuera de la ley, sino el PNV que los ampara y, no se olvide
nunca, el voto cautivo del PNV. El famoso voto cautivo ha pasado
del Sur al Norte. Para voto cautivo, el del PNV. Se vota al PNV
por miedo y por dinero también. Peor que la corrupción a secas
es la corrupción con sangre. Hay un terrorismo económico del
que no se habla, un entorno de empresarios, cooperativas y
profesionales encantado con los negocios que hace a la sombra
del árbol de las nueces. La ETA le zarandea ese árbol a
Arzallus, pero no debe olvidarse que también recogen nueces, y
de oro de subvención, muchos empresarios vascos, muchas
cooperativas, muchos profesionales, en un envilecido entramado
de intereses. Para quienes valen todas las "vías de
trabajo". Incluido el asesinato como "vía de
trabajo".
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