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No
hay estadísticas, pero Los Beatles mandaron al paro a miles de
barberos en todo el mundo, al imponer la moda de los pelos
largos y las visitas cada vez más infrecuentes a los salones de
peluquería de caballeros. Por pura casualidad no mandaron al
paro hasta al mismísimo Barbero de Sevilla. Los descendientes
de Fígaro, que existieron, cerraron su barbería mucho antes de
la moda capilar de Liverpool. Fueron víctimas de la
reconversión facial, cuando las hojas acanaladas del señor
Gilette hicieron que se cerrara la barbería donde los últimos
viajeros románticos todavía se pudieron sentar en el sillón
de rejilla de mimbre para que los afeitara el nieto de Fígaro,
tras enjabonarles el rostro poco menos que con la bacía del
yelmo de Don Quijote.
El desarrollo tecnológico y la
evolución de costumbres van directamente contra nuestros mitos
operísticos. Por eso hay cada vez más afición a la ópera,
porque sus personajes españoles son más legendarios. En el
mundo de las parejas de hecho y de la promiscuidad social, Don
Juan no tiene absolutamente nada que hacer. Aquel Don Juan que
sacó Mozart en su ópera inmortal no aparecería ahora ni en el
más barato de los programas de televisión, como el que el PP
quiere de darle de madrugada a Cristina Tárrega en TVE para que
haga con dinero público una madrugada abyecta de viejas
satironas y de puretonas contando sus verdulerías, salto del
armario incluido. ¿Qué puede hacer Don Juan en un mundo donde
manda Dinio y qué Doña Inés frente a Yola Berrocal?
Por eso era una maravilla que
perviviese Carmen la Cigarrera en la Fábrica de Tabacos de
Sevilla. Estaba allí liando vegueros en sus lascivos muslos
desde 1620. Ahora Altadis, ella de soltera Tabacalera, cierra la
fábrica. La Carmen de España se apunta al INEM e incrementa
las estadísticas del paro. Protestan los sindicatos, protestan
los partidos políticos, protesta Chaves. Se podía montar una
nueva ópera "Carmen" con todo este coro.
Divertidísima ópera bufa. Se hartan de montar campañas contra
el tabaco, de impedir que se fume en lugares públicos. Chaves
demanda a Tabacalera y le pide que pague los gastos sanitarios
de médico, botica y hospital de los fumadores. Encender un
cigarro se convierte en un acto heroico. Y encima quieren que
Tabacalera no cierre la fábrica ni mande a Carmen al paro. ¿En
qué quedamos? Carmen la cigarrera, ¿no era una peligrosa
social, en cuanto fumadora, una amenaza contra la salud? ¿Cómo
entonces le van a mantener el sueldo, si ni hay quien venda lo
que se produce en la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla? Se han
hartado de poner en las cajetillas que "fumar puede
matar" y que "el tabaco produce cáncer". Así
que no sé de qué protestan ahora por el cierre de la fábrica
histórica. Carmen liará en sus lascivos muslos los últimos
farias y le pondrá a la caja un letrero: "No fumar produce
paro", "la moda antitabaco manda al paro a fábricas
enteras". Carmen ya no es de Merimée ni de Bizet. Carmen
es ya del INEM y de las estadísticas de paro. Más que Chaves,
tenía que protestar la Unesco, por el cierre de una fábrica
histórica inmortalizada por la ópera.
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