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Sevilla con sevillanos

y Puntas del Diamante

 Antonio Burgos

El Mundo de Andalucía,   domingo 24 de enero de 1999


El Niño Arenas ya es Don Javier

El "Niño Arenas", ya en su papel de Don Javier

El  antiguo"Niño Arenas", ya en su papel de Don Javier, con el peso de la púrpura

 

El día lo hubo, aunque no sabría decir cuándo. Quiero decir que hubo un día en que Javier Arenas se acostó siendo El Niño Arenas y se despertó siendo "hombre, don Javier". Si no sé el cuándo de ese cambio, si sé perfectamente por el contrario el dónde del por qué de ese por qué. Se llama Madrid. Pío Baroja decía aquello que cita Vaz de Soto: "Si quieres ser escritor, vete a Madrid y ponte en cola." Del mismo modo, si eres sevillano, si tus paisanos te llaman El Niño Arenas y quieres dejar de ser Javierito Arenas para empezar a ser, hombre, don Javier, vete a Madrid. Que es lo que hizo o lo que le hicieron hacer. El antiguo Niño Sevillano cogió su Cuadrilla del Arte de Amalia Gómez, de Manuel Pimentel, de Ricardo Tarno, y se fue a Madrid. A confirmar la alternativa. Cuando generosamente presentaba, en Madrid por más señas, mi Reloj, no marques las horas, en las palabras de Javier Arenas encontré eso que muchos andaluces que sentimos nuestra tierra pensamos por dentro cuando ocurren estas cosas:

-- ¿Por qué seremos los sevillanos de esta forma, que le concedemos tanto prestigio a cuanto ocurre en Madrid mientras despreciamos lo nuestro? ¿Por qué siempre tienen que existir "Los sevillanos en Madrid" como en tiempos de José María del Rey Caballero "Selipe", cuando no había autonomía?

Arenas, que quedó en su intento de llegar a alcalde de Sevilla aproximadamente como Cagancho en Almagro ( 3.000 votos), hubiera quedado siempre como El Niño Arenas de no haberse ido a Madrid. Lo de ministro de Trabajo de antes es lo de menos. Lo de secretario general del PP de ahora es lo de menos. Lo de más es Madrid. No es la gran calle de Alcalá la que reluce cuando suben y bajan los andaluces, como dice el cante por caracoles. Es la gran calle Sierpes la que reluce cuando suben y bajan los sevillanos por la calle de Alcalá, con la falda almidoná como la muleta planchada de Curro y con los nardos del paso de la Virgen de los Reyes apoyados en la cadera. Yéndose a Madrid, Arenas se libró del que he llamado el desprestigio de la cercanía de Sevilla. Los sevillanos nos valoramos tan poco, que despreciamos a cuantos tenemos próximos:

-- ¿Javierito Arenas? Hombre, pero si yo tomo café con él todos los días...

Ea, se acabó tomar café con Javierito, con el Niño Arenas. A don Javier le han puesto un despacho en Madrid, me han dicho que has puesto en Madrid un despacho de mucho postín, aunque haya pasado del "Arenas. colócanos a tós" al "Arenas, ponnos en las listas a tós". Poco importa, desde la perspectiva sevillana, que a don Javier me lo traigan en el juego de la oca del PP de la responsabilidad electoral en Madrid al levantamiento de pesas del partido en Andalucía, del Ministerio de Trabajo a la secretaría general de la calle Génova. Esos matices se captan allí. Aquí, el ya más que excelentísimo don Javier Arenas Bocanegra sabe que los mismos que lo despreciaban porque tomaban café con él cerca de la calle Rioja son los mismos que exclaman boquiabiertos:

-- No veas, lo importante que es Javier Arenas en Madrid...

Y lo es. No hay grandes cruces de Carlos III suficientes para agradecerle los servicios prestados al conseguir que el Ministerio de Trabajo deje de ser el Ministerio del Paro, como en tiempos de otros andaluces en esa cartera cuando el gobierno felipista, como Chaves o Griñán. No menores que los méritos hacer la reconversión industrial del PP en Andalucía, aquel partido de ex-concejales franquistas de los pueblos que se encontró cuando la refundación de 1990 en la Fibes y transformó en el sueño que nunca pudo lograr la UCD ni cuando la inicial ola favorable del "habla, pueblo, habla": tener las alcaldías de las ocho capitales andaluzas, entre ellas la de la Sevilla de Felipe González, del despacho de la calle Capitán Vigueras, de la foto de la tortilla y del mito (falso) del hijo del vaquero de la Finojosa de Bellavista. Lo siento por Benjumea. Ahora "don Javier" en Sevilla es ya Arenas.

           --------Puntas del Diamante-------

DE YERNOS Y SUEGROS.- ¿Quieren una medida generacional de Sevilla? Arenas. Para una generación de sevillanos, sigue siendo el yerno de don Manuel Olivencia. Para la siguiente generación es al revés: Olivencia es un señor que fue algo de la Expo, pero no me preguntes, porque no lo sé bien, cuyo título más importante es el de suegro de Arenas. ¿Catedrático? Sí, creo que es catedrático. ¿Pero ser suegro de Arenas no es más que catedrático?

RONDA Y OLVERA.- Hablando de Olivencia, entre serranos anda el juego. Don Manuel tiene un humor de retranca de la sierra de Ronda que es una maravilla de cultura y refinamiento. La gente desconoce, empero, que Arenas tiene la guasa serrano-gaditana de Olvera. Esa sonrisita chirigotera suya, obsérvenla, es como de uno de Olvera que ha llevado una comparsa al Falla y resulta que ha pegado el pelotazo.

MACARENA.- Si la mujer de Cascos se llama Gema, faltan cajas fuertes de la Joyería Ruiz y escaparates de Reyes, de Ignacio y de Shaw para encontrar un nombre adecuado a esta piedra preciosa. Aunque suene cursi, ella se ruborice y su padre le gaste retrancas rondeñas, Macarena sí que es una gema, que además rima. Gracias a Gema, Cascos se dedica a hacer el ridículo. Gracias a esta otra gema, Arenas está siempre donde tiene que estar y como tiene que estar. No se olvide que detrás de todo hombre importante hay una mujer... perpleja.

EL BETUNERO.- Hombre de zapatos limpios y de curriculum inmaculado, que paga religiosamente el Ave de Macarena a Madrid de su bolsillo, nunca a nadie le hicieron una jangá con un betunero como a Arenas con el limpiabotas del Palace. Los máximos autores de la jangá no fueron los de la revista de tías en cueros que lo sorprendieron en su buena fe, le dijeron que la foto era par Marca, par marca...chondeo y luego se la publicaron. Pero como Arenas no había pasado por las horcas caudinas de dos hermanos trincones, la reprodujeron a bombo y platillo en un papel grapado que en vez de tías en cueros trae muchos anuncios de casas de masajes, ellos que se cogen la moral cristiana con papel de fumar.

 

Más sobre Javier Arenas en El RedCuadro : Javier Arenas: el hecho diferencial andaluz en Madrid

 

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