Antonio Burgos / Antología de Recuadros

Diario 16,  16 de mayo de 1993

Antonio Burgos

Contra la dictadura del piquillo

 

De hegemonía del rodillo llevamos diez años, ¿pero cuántos van de dictadura del piquillo, los cursis pimientos del piquillo que todo lo invaden? Tú dejas solo a un cocinero vasco, que siempre es Iñaki o es Patxi, y es capaz de ponerte pimientos del piquillo hasta en el café con leche. O si no, kiwi, que no sé qué será peor. O salsa de frambuesas. Ahora, que ya les queda poco... Del rodillo no sé si nos libraremos en junio, pero de la dictadura del piquillo podemos salvarnos este verano, en que la gente, por fin, se dará cuenta de la cantidad de pamplinas y tonterías que nos ofrecen en esas restaurantes vasquísimos con cocina novísima, donde te entregan la carta con la misma solemnidad con que Von Karajan daba la partitura de la Novena de Beethoven a la Sinfónica de Berlín y te dicen, muy serios, como si estuvieras en misa:

---- Fuera de la carta tenemos el pastel de crabarroca con pimientos del piquillo rellenos de txangurros jóvenes y salsa de frambuesas tiernas al estilo de la abuela...

Lo malo no es eso, sino cuando a mitad de la comida viene a la mesa el vasco. El joío vasco trae unos bigotes que parecería Zumalacárregui, si no fuera porque va tocado con gorro de cocinero, o sea, el cabo furriel de Zumalacárregui. Y con la misma complicidad con que se preguntarán los masones en sus tenidas, va y te dice:

--- ¿Todo bien, pues?

¡Cualquiera es el guapo que le dice al vasco que aquello no va bien! No hay co...quinas ni de toserle siquiera al vasco del bigote, que usted lo tiene que conocer, porque España entera está llena de ellos, que han puesto un restaurante para enseñarnos a comer y que vienen a mediado del almuerzo a perdonarnos la vida por no comprender los misteriosos secretos de los cogollos, naturalmente que de Tudela.

Pero les va a durar poco. Este verano le quitarán la trampa y el cartón a tanta tontería revuelta de ajetes tiernos sobre crema de pacharanes. En Canal Sur, Francisco Cervantes va a producir el clásico programa playero. Lo de siempre, y desde la Costa del Sol, por supuesto, "Sapore di sale" se llama. Cervantes se ha buscado a dos acreditados guasones gaditanos, a Manolo Mármol y a Paco Leal, a quienes ha encomendado la sección de recetas de cocina. Paco Leal será, pues, Pako Leal. Y les aseguro que acabarán con el cuadro de las tonterías que nos tienen impuestos los dictadores de la nueva cocina. Derribarán la dictadura del piquillo por vía del humor. Aquí se acabó la dictadura de Franco pero han venido otras peores, como la de los cocineros vascos. Vean, vean los platos de la rebelión de Mármol y Leal, su menú "largo y estrecho" como el dios Arzak manda:

"Pimientos verdes rellenos de pimientos verdes. Morcilla de arroz con leche. Bombillas de 125 w rellenas de filetitos de pinza real acompañadas de escolta de camarones rallados, motorizados y con cascos homologados. Soufflé de gorro de bombero. Plumas de indio con bienmesabe. Butifarra catalana rellena de butifarra de Chiclana. Patitas de cerdo al pestazo de botas de soldao. Huevos estrellados contra el AVE con tirachina de palo de santo. Judías pintas con titanlux. Besugo sencillo a la salsa complicada. Huevos duros en salsa lacia. Pechugas de pollo rebozadas a las finas hierbas del Benito Villamarín. Manojitos de pamplinas al vinagre de peras de agua. Rape de ultramar con romero de Curro Romero. Choricitos picantes al estilo de la abuela enterrada con coles de hojas arrugadas. Canastilla de mimbre rellena de hortalizas y cangrejos de alcantarilla",etc. Y, sobre todos, el plato cumbre: "Salpicón de marisco en la chaqueta blanca". Falta el postre. De postre tenemos los buñuelos de nada rellenos al vacío y el café somalí. Y los licores: el licor de mando a distancia, el licor de figurita de escayola, el licor de callos a la madrileña y el licor del Polo. Las tonterías del piquillo a las pamplinas de Arzak quedarán de una vez por todas cautivas y derrotadas.


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