Antonio Burgos / Antología de Recuadros

El Mundo, 3 de agosto de 1995

Antonio Burgos

Discurso a los señores sevillistas

 

Señores sevillistas, soñadores de la gloria de la delantera Stuka, nietos y bisnietos de don Ramón Sánchez Pizjuán todos:

Quito hoy las trece barras verdes de mi corazón para dejarlo en blanco, y, si me lo permitís, dirigiros este discurso con un blanco purísimo de indignación sevillana, que lo que os han hecho no tiene nombre, que se pone el corazón de enojo más rojo que los colores que enmarcan a San Fernando en vuestro escudo, en el que está haciendo tertulia con San Isidoro y San Leandro en la peña sevillista del relente de la Historia, comentando el golazo que acaba de marcar Juanito Arza, o el remate de cabeza que ha hecho Guillermo Campanal. Lo que os han hecho, señores del Sevilla, no se lo hacen ni a un bético recalcitrante como Felipe González. Lo vuestro es mucho peor que lo de Felipe González, que es verderón confeso.

González va a ir de la Moncloa al banquillo, y a vosotros os quieren llevar directamente del paraíso de la UEFA al infierno de la Segunda B. Os quieren hacer lo peor que se os puede hacer, señores sevillistas. Os quieren hacer béticos por decreto ley, que para vosotros es de muy mala ley. Porque eso del descenso a la Segunda, y encima B, por el artículo 33 es propio que se lo hagan al Betis, que es pena y sentimiento, y no al Sevilla, que es gloria y alegría, y orgullo del mejor cahiz de tierra del balompié español, que es el campo de Nervión. Eso de la Segunda, y encima B, lo sabemos sufrir los béticos, que nos crecemos en la desgracia y en el castigo, y va totalmente en contra de la estética blanca de seise de la Purísima. ¿Qué hace un club decano como el Sevilla en la Segunda B, cogiendo el tren de Utrera y la tortilla de patatas que andábamos cuando los verderones teníamos que ir a jugar contra el Iliturgi y contra el España de Tánger?

La historia toda, señores sevillistas, clama hoy contra la jangá que os han hecho, y que me resisto todavía a creer que os la puedan consumar. Esto del Sevilla en Segunda B es imposible por razones estéticas, y no por unos avales. Que es una injusticia lo avalamos hasta los béticos. Va contra la memoria del señorío que tengáis que andar ahora a patadones por campos de tierra y con vestuarios que huelen a meados. Va contra la memoria de la Sevilla apolínea que representáis, tan de misa en el Angel y desayuno en Ochoa, tan de caseta del Círculo de Labradores y tendido uno de la Maestranza. Os meten de golpe en la solanera, en los corrales de vecinos, os dejan peor que cuando el Betis perdió la Guerra Civil y se le fue toda la plantilla al exilio, por rojos, que resulta que los verdes eran unos rojos y los que teníais el rojo en vuestro escudo erais azulones, qué daltonismo le entró al fútbol con la contienda.

Si no fuera éste un discurso para daros ánimos, os diría que esas cosas os pasan por tener un presidente impropio del club de los señores, ese juguetero intercambiable con la estética zafia de las abuelas del Betis, pero sé que no está el horno de San Buenaventura para bollos en fecha tan señalada como hoy. Así que, señores sevillistas, admitan en tiempo y forma la enmienda a la totalidad de un bético. Es imposible que bajéis a Segunda B por las razones estéticas expuestas y por otra que ahora, con el corazón de las trece barras en la mano, os digo. ¿Cómo puñetas os vamos a poder ganar otra vez más en el Benito Villamarín si os mandan a Segunda B?


   

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